La Gracia y la Verdad

Habrás leído en mi blog anterior las falacias que llegamos a creerle a la religión.  Desde luego,  éstas variarán de denominación a denominación y de ministro a ministro, mas es importante deshacernos de todas ellas si queremos realmente libertar a la juventud de hoy.    Esas falacias fueron las que formaron  la mentalidad del pasado que nos ha heredado nuestro mundo presente,  así que no hablemos mucho del mundo del futuro bajo  esta mentalidad, pues se ve bastante obscuro.

Esa fue la mentalidad del cristianismo bajo el que yo terminé con Síndrome de Estrés Post Traumático, y quizá algunos  de mis antepasados. Especialmente en la sociedad mexicana del pasado, no se si hoy siga siendo el caso,  o si haya sido el caso de toda Hispanoamérica,  la mayoría de los adolescentes llegaban a la adolescencia  traumatizados y reprimidos por tal mentalidad, muy depreciados en su auto imagen y muy inseguros por causa de la  identidad de “Yo No Soy”  que el espejo distorsionado de La Ley impone en el ser humano, y con una consciencia llena de culpa y de inocencia robada.

Mas no todos los seres humanos llegan a la adolescencia heridos o con una imagen desfavorable,  algunos adquieren una imagen muy favorable de si mismos,  mas  no menos fundada en la misma Ley que provoca los mismos efectos; aquellos que  crecieron afirmados  ‘según la carne’,  cuyo significado aprendimos en el estudio del Nuevo Pacto y de los Gálatas, una identidad falsa basada en lo que hacemos o tenemos fincada en  fortaleza humana, como lo es la belleza o la apariencia, el linaje, el color de la piel,   el abolengo, los logros académicos, la profesión, el éxito en los negocios, las habilidades, destrezas,  o talentos,  todo aquello en lo que el mundo ha fincado su gloria,  y que está sujeto a una fecha de caducidad.

Sea que tus adolescentes pertenezcan a un grupo o al otro, ambos necesitan ser alumbrados con la Luz del Evangelio sin adulterar, el cual nos saca de nuestro error conforme lo conocemos y creemos,  y el cual nos comunica una identidad legítima y auténtica, y  un valor y una estima invaluables, no basados en nada  que nosotros hayamos podido hacer  o dejar de hacer, sino en el valor que Dios le ha otorgado a la humanidad y que Cristo vino a restaurarnos en la Cruz;  aunque existen casos cuando el individuo llega a recibir esta revelación directamente del  Espíritu Santo,  como fue el caso del Centurion, él mismo tuvo que escuchar este Evangelio sin adulterar de boca de Pedro, para que su fe tuviera un fundamento sólido y verdadero (Hechos 10).

Tu podrás leer este capitulo por tu cuenta en tu versión favorita de la Biblia,  y observar la reacción del centurion y de su familia entera al  reconocer las palabras de Pedro como la verdad; esto mismo nos ha sucedido a muchos, quizá a ti mismo(a),  al escuchar esta verdad por primera vez,   el corazón nos saltó de alegría diciendo: “!Si, Amen, esto es lo que mi corazón sabía y anhelaba!  Un gozo y una paz inexplicable nos invadió,  entonces la venda se cae y uno puede creer aquello que ya era nuestro, pero que nos  había sido ocultado.

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Shalom y Gracia en Abundancia.

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