Imagina con la Fe de Dios

Habiendo ampliado, aclarado y entendido lo que la Justicia de Dios es, y como se llevó a cabo esta Justicia en favor de toda la humanidad a través de la Cruz y la Resurrección de Jesús,   estarás equipado para ministrar a tus alumnos o a tus hijos adolescentes (idealmente desde niños),  y cambiar al mundo.   Aun para los adultos no es demasiado tarde corregir nuestra doctrina y disfrutar de la Justicia de Dios los años que nos queden en este cuerpo, que nada tiene que ver con la justicia ni con la gloria que el mundo ofrece.

– Imagina un adolescente que vive con la seguridad del Amor y la aceptación de Dios,  llevando el sentimiento que llevó Jesus cuando escuchó: “Este es mi Hijo Amado, en el cual tengo mi complacencia”, en lugar del temor de su juicio.

– Imagina un adolescente que vive consciente de su pureza, su inocencia y su completitud, en lugar de la culpa o la vergüenza de “no atinarle a la marca” según la Ley.

– Imagina un adolescente que conoce su valor ante Dios y así ve a los demás, no según la carne, es decir, de acuerdo al punto de vista humano, sino al entender que en Jesucristo  toda la humanidad ha sido incluida y que “como es Jesus, así también nosotros somos en este mundo”.

– Imagina a un adolescente controlado por el Amor de Dios y el fruto del Espíritu y no por las obras de la carne.

– Imagina un adolescente que vive sin sentir que hay algo “malo” en si mismo, o en los demás,  quien no se siente inferior ni superior ante nadie, quien no necesita intimidar a los demás o rebajarlos para poder validarse, ni se siente intimidado por la habilidad o por la inseguridad de los demás.

– Imagina un adolescente que se desarrolle sin el peso de la comparación o la competencia,  y que no sienta deseo de imitar a nadie,  ni ser otra persona, porque este contento de ser quien es,  pues se siente amado, totalmente acepto por si mismo,  aun sin mérito alguno, sabiendo  que en Cristo, ya llegó al lugar mas alto y a la vida mas elevada posible.

– Imagina a un adolescente llegando a la adultez y formando una familia así, o a muchos de ellos formando una generación así, llena de “igualdad”,  mas no igualdad según la carne,  o  según la justicia de la Ley, ni según  los gobiernos de la tierra diseñados para reducir al  ser humano en “wardu”, o máximo “mushkenu”, al servicio de los “awilu”,  sino igualados por la justificación que Cristo nos dio,  donde nadie juzga a nadie con el juicio de la Ley, y nadie abusa de nadie, ni lastima a nadie porque la Ley dejó de ejercer su fuerza  y por consiguiente el odio y la venganza se vuelven cosa rara y aun las cárceles se vuelven hospitales para los enfermos y no lugares de castigo que solo perpetua el ciclo vicioso.

Desde luego que el mundo actual no podría co-existir con un mundo así. Ciertamente no sería  buena noticia para los que están actualmente en  la cima.  Ni el “buly’, ni aquellos que tienen el poder para controlar e intimidar  fácilmente aceptarían perder su autoridad,  pues quedarían fuera de negocios.  De hecho, en  eso se consistirá la caída de la gran Babilonia y esta mujer no va a caer sin una buena pelea, por lo que hará caer a muchos,  mas mientras eso no suceda, siempre existirá oposición. 

A esto es lo que la Biblia se refiere como “el final de los tiempos” – el tiempo de la Ley y sus efectos,  cuando el mundo y sus sistemas construidos sobre el “árbol del conocimiento del bien y el mal” serán sacudidos de la tierra para siempre; mas no necesita terminar en tragedia, todos hemos sido invitados a participar en las Cosas Nuevas, de hecho, todos hemos sido incluidos en estas cosas, aunque nadie será forzado a vivir en ellas sin su voluntad.

El anhelar un mundo así nos hace sentir la necesidad de  nuevos teólogos y nuevas escuelas bíblicas que produzcan nuevos ministros – ministros de rectitud (no sólo disfrazados como tales); pastores como aquellos mencionados en Jer. 23:4,  que entiendan y enseñen las cosas nuevas de las que Pablo habló en 2 Cor. 5:17 y todas las Buenas Noticias que él predicaba,  no más como ‘información teológica’, sino que realmente nos conducen a ese descanso en el cual dejamos de temer y laborar por lo que creemos que nos falta al poder experimentar el amor de Dios como algo real que nos permite realmente “Ser”  y no sólo ‘hacer’.

Lamentablemente, son los ministros de Jer. 23:1   los que están impidiendo que  la nueva  generación herede la promesa, pues bajo la Ley no podremos heredar (Rom. 4:13-14).  Desde luego que cuando escuchan las Buenas Noticias del verdadero Evangelio,  les da miedo porque eso no es lo que su escuela o su ‘demoninación’ les enseñó a creer, por lo que creen que el ‘otro evangelio’  es el nuestro y no el de ellos.

Un ejemplo de estos ministros son los que  se han levantado ferozmente contra la película  la Cabaña, que se acaba de estrenar en las naciones de habla hispana, y que en algunos Estados en México se estaba tratando de prohibir,  debido que según ellos, el autor representa a Dios como un ‘Papa’ que ellos no conocen  (el significado de Abba Padre),  un Dios que no aborrece a nadie, sino que ama a todos y que ve a todos con gran valor;  a quien ninguno le caen mal, pues no ve a la gente según sus acciones,  sino a través de su amor que muchos irradian en forma de luz,  algo  totalmente diferente al dios que este mismo autor conoció a través de la vieja  teología y la religión de sus padres de la cual salió bastante disfuncional.

Tengo muchas cosas que decir en favor de esta película, mas acertada a la “Lógica de Dios”,  en mi opinión, que mucha de la teología que heredamos de nuestros padres legalistas,  pero antes quiero que escuches esta entrevista de Paul Young que traduje para ti para que por ti mismo lo conozcas.

Shalom y Gracia en Abundancia.

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