La Abominación Desoladora

En mi última publicación expresé mi protesta contra el ‘evangelismo’ protestante, en el cual las ‘buenas noticias’  han quedado condicionadas al  “desempeño de Adán” y no al de Jesús.  

Bajo sus muchas denominaciones, mi fracaso en ‘reproducir’ el fruto del Espíritu me dejó con mayor culpa, temor y angustia que la que experimentaba durante mis años  en el catolicismo, en el cual permanecía en mi cómoda invisibilidad que protegía mis emociones de lazos infructuosos, tan frágiles e ilusorios como el hielo quebradizo, prevalentes en las congregaciones. 

Aunque en aquel entonces no sabía que no participaba de la vida de Dios (una de las definiciones de ‘pecado’),  trataba de mantenerme ‘sin pecar’, (según mi esfuerzo me lo permitía)  confesándome cuando lo necesitaba, y tomando la comunión, después de pagar la penitencia asignada para sentirme ‘purificada’, sin siquiera tener que verle la cara a Dios,  pues “Su Madre”, llena de Gracia,  parecía tener mayor jerarquía e influencia para interceder ante El Padre, que el mismo Jesucristo,  ella me protegería de ‘su ira’.   (¿Verdad que suena ilógico y un poquito irrespetuoso…..  para Dios? ).

A pesar de mi ceguera, y de la ignorancia de mi corta edad,  no me parecía lógico que cuando uno de mis familiares católicos moría, aun confesado, no pudiera entrar al cielo hasta que alguien recitara suficientes Rosarios a María para interceder por la salvación del alma de aquel amado(a), o pagara suficientes ‘misas’ para sacarlo del purgatorio (lugar que ni Jesús, ni ninguno de sus apóstoles mencionaron); aunque realmente esa posibilidad era sólo para aquellos difuntos cuyos pecados no hubieran sido ‘mortales’, como fue el caso de mi primer esposo,  en cuyas misas gasté el poco dinero de su finiquito, hasta que el buen sacerdote le dijo a mi madre,  “dile que ya fue suficiente…de todas maneras, ya no le ayuda”; mas este ministro no parecía saber  que todos los pecados son ‘mortales’, pues ‘el sueldo’ o la paga del pecado es la muerte -1 Cor. 15:56.   

Finalmente, algunos católicos honestos aceptamos que los únicos que entrarán al cielo serán los “santos”,  es decir,  los que hicieron buenas obras o aun milagros y murieron bajo el martirio (como el Chayo de Apatzingán);  aunque muchos de ellos tampoco habrán entrado, si no tuvieron suficientes fieles que lograran  recaudar todo el dinero que se necesita para una canonización.

Llegando a esta conclusión exhaustos, sólo nos queda hacer lo mejor que podamos para evitar llegar muy temprano a nuestro fatal destino eterno, buscando nuestra purificación y salvación con los brujos, los yogis o chamanes,  esperando que alguien nos saque del purgatorio cuando lleguemos; o simplemente dejamos de preocuparnos y lo aceptamos,  resignándonos a vivir la mentira que creímos acerca de nosotros mismos, sea dentro o fuera del closet; de manera llevadera o en tormento; pacífica o brutalmente;  sobrios o estupefactos;  en insomnia o adormecidos; bien divertidos o enojados con Dios y con los demás (quienes suelen ser nuestros mismos amados por los que vivimos).   

En el caso de los mas tercos,  seguiremos intentando cambiarnos mediante sistemas que prometan ser ‘mas efectivos’ para salvarnos (sanarnos y liberarnos) a nosotros mismos; obviamente, siempre y cuando se cumplan con los requerimientos y principios de tales sistemas, que desde luego, también requerirán de mucho trabajo, determinación y fuerza de voluntad para su éxito, ya sea una nueva religión, filosofía, disciplina, o terapia.

Será innecesario hablar de las religiones ‘anti-Cristo’ – aquellas que niegan todo lo que Jesús es o hizo; Su identidad, Su Divinidad, Su Amor, Su Redención, Su Muerte y Resurrección, o aun Su misma existencia, quienes por cierto, también afirman ser las únicas que ofrecen la verdad, y la vida eterna y todo lo que el Evangelio promete hacer por el Espíriu Santo, pero a base de esfuerzo.

Tan exagerado o sarcástico como lo anterior parezca, ésta mi experiencia a través del camino de la religión, ha sido también la de miles de individuos que, aunque suene como parodia, trágicamente no lo es. Tu podrás escuchar el testimonio de muchos de ellos en YouTube,  de entre diversos credos y religiones,  algunos de los cuales  han sido visitados en sus sueños por el mismo Jesucristo (o aun estando en insomnia, como fue mi propio caso).  

Lamentablemente, para muchos otros, la parodia se convirtió en pesadilla,  como es el caso de los miles – quizá millones de inocentes que han sido víctimas de abuso sexual, en manos de religiosos, vestidos con  apariencia de castidad y de santidad, de todas las religiones, en quienes “La Ley” comprobó  hacer lo que promete hacer: ¡fortalecer el pecado!  (esa consciencia de deformidad y distorsión de su auto-imagen que les impide participar de la vida Abundante de Dios), cosechando corrupción y muerte en su máxima expresión, principalmente, en sus víctimas: la muerte de su inocencia,  de su libertad, de su felicidad,  de su dignidad como seres humanos,  de su estabilidad mental,  muerte de muchos sueños, la muerte lenta de su alma y en los menos afortunados, de su cuerpo físico.

Si tu me has seguido a través de los años, tu sabes que mi estilo no es el de  señalar con acusación y condenación las obras de la carne de las personas caídas de la Gracia, sin embargo,  queriendo subrayar su raíz,  que es “la Ley”, la cual es la médula de la  religión, sentí necesario hablar de este tema tan prevalente en el ámbito religioso, pues lejano está ya el tiempo en el que estos crí­menes permanecí­an ocultos detrás de la puerta de su templo o parroquia,  creyéndose casos únicos y aislados;  a través del internet y de nuestros medios globales de comunicación  ‘inteligentes’, estos hechos han quedado expuestos a la luz, ante los ojos incrédulos de un mundo incapaz de ver a través de la cortina de humo de la confusión y la controversia.

Pelí­culas como  “La Conspiración del Silencio”, documentales como “Examen de Consciencia”,  o “Los hijos de Dios”; investigaciones como el Reporte Franklin; eventos como  ‘Los Tribunales de Justicia Natural’,  llevados a cabo en Bélgica en abril de 2018, por mencionar algunos, detallarán cómo este fenómeno ha sido replicado sistemáticamente una y otra vez, como siguiendo un manual, en tantas comunidades religiosas, en las cuales solo en contadas ocasiones se ha juzgado como un crimen. Curiosamente, algunas de estas instituciones son las mismas que prohiben casarse y que condenan el sexo ‘fuera del matrimonio’ como ‘ilícito’; aun las personas nacidas de madres solteras, solían recibir ‘la letra escarlata’ en su certificado de bautismo, teniendo que vivir con esa insignia su vida entera.  

Tristemente, aun cuando  llegamos a escuchar acerca de los muchos abusos,   los cuales toman décadas en investigarse y refutarse, sin jamás resolverse, la mayoría de la gente nunca creería que la raí­z del problema se encuentra en la misma cosa que buscamos para ‘escapar del infierno’ – en la religión.

La verdad de los hechos llega a incomodar tanto, que muchos  preferirán otorgarle el beneficio de la duda a aquellos que se protegen ocultándose entre si mismos, y se defienden destruyendo la credibilidad de sus víctimas,  lo cual es el ‘modus operandi’ de estas instituciones a cargo de ‘nuestra salvación’, misma que ha quedado confiscada en manos de aquellos cuya ‘cintura’ ” no se encuentra ceñida con la Verdad (Ef. 6:14).

Interesantemente,  esta palabra ‘cintura’,  traducida como ‘lomos’ en algunas versiones  bíblicas, proviene del griego ‘osphys, y se usa para describir los genitales – “el lugar donde los hebreos pensaban que residía el poder ‘generador’ o procreador (el semen)” Lexicon Griego de Thayers).  (Ver Mat 3:4; Mar. 1:6; Luc. 12:35; 1 Pedro 1:13; Hechos 2:30; Heb. 7:5 y 10).   

Esta simple palabra revela todo un misterio ante nuestros ojos, pues nos damos cuenta que la imagen que los seres humanos tenemos de nosotros mismos, distorsionada o no,  parece estar ligada con la  sexualidad, a través de la cual se manifiesta;  de aquí la importancia de que nuestra auto-imagen sea conforme a la verdad que Dios conoce acerca de nosotros y no la que la vida nos lleve a creer, a través  de nuestra religión, cultura o experiencias (que es la vida en la carne, o “bajo la Ley”). En otras palabras,  una auto-imagen distorsionada estará totalmente ligada a una sexualidad en desacuerdo con nuestro diseño original a imagen y semejanza de Dios.

“En todo lo que es noble, y todo lo que es puro, en ello pensemos” y sé que este tema tabú no es nada noble ni puro de lo que queramos o debamos hablar;   sin embargo, gracias al secretismo y la censura bajo los cuales se esconden, este daño se ha propagado como el moho, y lejos de perder su fuerza,  está siendo ‘normalizado’ frente a nuestros ojos por los medios de comunicación y en algunos lugares ha comenzado a ser introducido como parte de la formación académica de nuestros niños, con el propósito de poder legalizarlo en un futuro cercano como  ‘preferencia sexual’,  entra tantas otras que estan por ocupar todas las letras del alfabeto.

Todo ésto mientras los ‘creyentes’ nos mantenemos divididos en la incredulidad del Evangelio de Gracia de nuestro Señor Jesucristo, al tiempo en que los que viven del mismo continuan  debatiendo o diluyendo su significado y difamando el carácter del Padre, mientras entretienen a sus oyentes con culpa y temor, con libros llenos de ‘principios’ o de señales del juicio del fin del mundo, del anticristo y la abominación desoladora,  mientras los ‘creyentes’ permanecen dormidos e indiferentes ante otra mas desoladora aun, bajo la hipnosis de la vida “bajo la carne” (bajo la Ley),   al tiempo en que “la creación gime con gemidos indecibles, aguardando  la manifestación de los Hijos de Dios”, es decir, esperando a que los seres humanos descubramos lo que nos sucedió en Jesucristo (lee la serie completa, si no lo conoces aun).

Lo mas intrigante y doloroso para mi al escuchar este tipo de documentales,  es que estas ví­ctimas, debido a su gran necesidad de sanidad, aunado a su  temor por perder su salvación,  seguirán buscando su restauración en aquello que les destruyó la vida – en la religión, sea la misma o una diferente. Algunos ya ni siquiera buscan castigo para sus agresores; muchos de ellos solo esperan que se reconozca públicamente  el daño hecho; algunos se contentarían con una simple aceptación de responsabilidad y una disculpa sincera,  la cual en rara ocasión  les es ofrecida genuinamente, pues solamente conociendo el Amor de Dios podemos experimentar su compasión hacia otros seres humanos, compasión  que sus agresores solo llegan a experimentar (hacia si mismos), cuando llegan a presentarse  delante de un juez, lo cual raramente llega a suceder.

La mayor desgracia de todo lo anterior, en mi opinión, es que estas ví­ctimas no están siendo ayudadas, pues el apoyo que existe para ellos  depende de que logren perdonar y olvidar, o recuperar su identidad, restaurar su imagen y su valor depreciado, o que lograran dejar de sentir lo que les hicieron sentir, todo a base de terapias, que ademas de ser incomodas y dolorosas,  irónicamente, también requerirán de ‘esfuerzo propio y fuerza de voluntad’, mismos que son la esencia del sistema de la Ley.

Algunos otros llegarán a estudiar  psicología en la Universidad, pues será menos costoso y menos doloroso que una terapia que les ayude a sanar su alma, o por lo menos a vivir en paz con tal deformidad y distorsión en su pensamiento y consciencia,  lo cual puede llegar a ser tan profundo y siniestro, que no podría entenderlo ningún psiquiatra, ni ningún ministro religioso, como fue el caso del asesino en serie Ted Bundy, quien tambien estudio Derecho en la Universidad, para aprender como defender el suyo sobre el de sus víctimas y saber como circunventar la Ley, al igual que lo hacían los Fariseos, o tantos altos funcionarios en los gobiernos de tantas naciones.

Interesantemente,  la palabra ‘alma’- el griego ‘psychē’, en el diccionario de Thayer significa ‘aliento de vida’; “la fuerza vital que anima el cuerpo y se manifiesta al respirar… el asiento de las emociones, deseos, afectos y aversiones”;  su raíz ‘psychō’ es aun mas intrigante, pues   significa “enfriar soplando aire”, …una metáfora  del ‘amor declinante’, como en Mat. 24:12:  

“Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará”.

Aunque realmente es al revés, (como mucho de lo que creíamos en la Biblia) pues si la iniquidad aumenta, es porque “el Amor” se enfría.   

En la siguiente lectura trataré de convencerte.  

Gracia en Abundancia.

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