En Busca de la Salvación

 

La salvación es un tema muy controversial y delicado, que toca muchos puntos sensibles entre creyentes y no creyentes, por lo que trataré de tratar algunos de ellos de manera suave y delicada, pero firme y precisa a la vez,  evitando pinchar nervio alguno, tal y como lo haría un masajista profesional que administra un masaje profundo, el cual aunque doloroso, producirá mayor alivio, confort y descanso;  te prometo que si logras ‘recibir’ esta ‘terapia’,  te evitará dolores posteriores,  pues no podrás ser lastimado nunca más por la explotación que se ha hecho de este tema, en manos de sus administradores, los ‘iluminados y ungidos’ líderes religiosos.

Comencemos por entender lo que la salvación realmente es, antes de conocer de qué fuimos, somos y seremos salvos.  Finalmente, compararemos éstas referencias con las versiones populares.

Vayamos a las raíces:

Basándonos tan sólo en las palabras originales para ‘salvar’ – en cuanto al hebreo ‘chayah’, todos sus  significados tienen que ver con  ‘aliento’ y ‘vida’, con ‘dar vida’, vivificar o ser vivificado (de enfermedad, de desaliento, de debilidad o desmayo); permanecer vivo;  vivir prósperamente;  restaurar la vida; restituir; causar crecimiento; libertar o hacer libre; hacer victorioso y principalmente, salvar de la muerte.   

En el griego, también según la concordancia Strongs, la palabra ‘Sozó‘, tiene que ver con ‘la salud’  – ser sano, estar firme, rescatar de peligro, de herida  o de destrucción.   

Al leer lo anterior, sonaría ilógico y atrevido pensar que pudiéramos resultar enfermos, debilitados, empobrecidos,  esclavizados, puestos en peligro, heridos o aun muertos al buscar ser ‘ministrados con salvación’. (Guarda este pensamiento en tu tarjeta de memoria, pues nos referiremos a ésto mas adelante).

Ahora, en el sentido ‘bíblico’, según nuestra misma concordancia Strongs, esta palabra se refiere a “librar de la pena del juicio mesiánico” o  a ”salvar de los males que obstruyen la recepción de la liberación mesiánica”. 

¿Cuál era la pena del Juicio Mesiánico?  Originalmente era  ¡La Muerte!  “El alma que pecare, esa morirá” (Ez. 18:20); “la paga del pecado es la muerte” (Rom. 6:23).

Se nos ha hecho creer que esta pena será el castigo eterno en el infierno; curiosamente, los hebreos del Viejo Testamento  no creían en el infierno de Dante, como lo creemos nosotros.  Ellos hablaban del “Sheol”,  palabra que también, según la concordancia Strongs, era equivalente a ‘la tumba’, el ‘inframundo’, un lugar de exilio,  de suma obscuridad, (donde no se puede ver) – un lugar sin regreso, “lugar de extrema degradación por el pecado…. en donde no existe la alabanza a Dios”  (similar a muchos lugares que hoy existen en nuestro planeta Tierra).  El Sheol, por consiguiente,  era el lugar de la muerte eterna, en donde nuestro nombre y memoria se extinguían para siempre.   

Curiosamente, la misma palabra usada para tumba – 1mnēmeion – es memoria, ¡sugiere un recuerdo! Guàrda ésto también en tu memoria.

En el Nuevo Testamento,  encontramos dos palabras para infierno:

1. Geenna o Valle de ‘Heena’ (lamentación), lugar putrefacto en donde se quemaban los cadáveres.

2. Hades – de las raíces griegas  ‘Ha’ – una negación,  y ‘eida’, que significa ‘ver’, esto equivale a: “no ver”, como en Mat. 16:18 -“Las puertas del Hades no prevalecerán contra la iglesia”; es decir,  la iglesia no permanecerá ciega, es decir, ‘no permanecerá sin ver’.    

¿Cuál era entonces la liberación Mesiánica?   Los hebreos, según entiendo, creían que ésta sería su liberación de los Romanos, bajo el reino eterno de un Mesías que los reivindicaría y los exaltaría como nación, sujetando a sus enemigos –  las naciones gentiles, bajo los pies de ellos – mediante Su Ley.

Ciertamente, una gran mayoría de ellos ya no necesitan un Mesías para obtener tal salvación,  pues ellos mismos han logrado sujetar a la mayoría de las naciones, bajo la multitud de sus esquemas, mercaderías, y ciertamente, bajo la esclavitud de su deuda, (pues entre consanguíneos, ellos no pueden dar su dinero a usura), para lo cual desatarían si fuera necesario, a los mismos jinetes del Apocalipsis, por causa de lo que ellos creen acerca de nosotros ‘los gentiles’, escrito en sus escritos sagrados a los cuales sólo los más iluminados tienen acceso. 

Para su desengaño, ésta no era la liberación que Dios tenía y tiene en mente.  Desde el principio, Dios solo quería tenernos a su lado sin lazos ni obstáculos, sin que la muerte  reinara más en el ser humano y que el Ser humano fuera ‘sanado’, restaurado y libre para poder experimentar Su Vida – la Vida de Dios,  para la cual nos diseñó y creó, viviendo experencialmente con Sus pensamientos, sentimientos y emociones  para siempre, los cuales son de Vida Abundante y Feliz:  Eternidad en Amor, Paz, gozo, generosidad, aceptación, perdón, etc.,  sin temor ni culpa,  sin odios ni venganzas, ni ningún sentimiento de distancia, inadecuacidad o deuda.  

Mas existe otra palabra  ligada con este asunto de la salvación – que en ocasiones parece ser mutuamente inclusiva:   la palabra ‘redimir’,  que en el Hebreo es “Ga’al’  y que en el griego es ‘lytrōsis’,  la cual proviene de  lytroō’ –  que significa “soltar a cambio de un rescate”,  derivada de la raiz ‘lyō’ – que significa “soltar,  desatar, libertar, sea de ataduras, vendajes,  lazos o cadenas (la Ley es considerada una ‘cadena”, por su fuerza vinculante);  disolver cualquier cosa atada – destruir” .

En el caso de los israelitas,  ellos fueron ’redimidos’ cuando fueron  – libertados o desatados de Faraón (Ver Ex. 15:13, Deut. 7:8, 9:26, 13:5, 15:5, etc.).   Mas al leer el Viejo Testamento, nos damos cuenta que ellos nunca fueron ’salvos’  de su mentalidad de esclavitud,  la cual después de 400 años se había convertido en su identidad o imagen acerca de si mismos, de la cual no se dejaron libertar por el mismo Dios.  Ellos llevaban el lazo de la esclavitud en el corazón; lejos de querer ser libres, y confiar en un Dios de Gracia que quería llevarlos en alas de águila, demandaron ser gobernados con los mismos ‘lazos’ y cadenas de los sistemas de justicia de los demás pueblos,  no sólo mediante jueces y reyes, sino que antes de ello demandaron una Ley (Ex. 19:8), como las culturas de aquel entonces acostumbraban; de hecho, “ojo por ojo y diente por diente”, pertenecía al código de Hamurabi, antes de ser incluida en la Ley de Moises,  misma que Jesús cita en Mat. 5:38.

Como resultado,  los hijos de Israel nunca vieron su libertad,   pues terminaron cautivos en las guerras de sus propios reyes,  y finalmente bajo otros reinos, como  Babilonia  y Roma, llegando al tiempo de los romanos enfermos, empobrecidos, cansados, y desalentados, a pesar de que ellos tenían la dieta mediterránea, pues no comían alimentos ‘impuros’, y además de que según ellos creían, seguían La Ley, la cual, según ellos también creían, podría darles ‘Vida eterna’ (ver Juan 5:39).  

Curiosamente, únicamente los ricos,  que eran generalmente los fariseos y líderes religiosos, eran quienes se sentían ‘salvos’,  pues basados en Deuteronomio 28, el tener riquezas les hacia sentirse ’no pecadores’  y ‘bendecidos por Dios’; aunque con su dinero ellos podían ‘salvarse’ y ‘redimirse’ a si mismos de muchas cosas que el resto del pueblo no podía.

Entonces llega Jesús o  ‘Yĕhowshuwa` (Josué) cuyo nombre significa “Dios Salva”, o  ‘yĕshuw`ah’, que en el hebreo significa: Salvación, liberación, prosperidad, victoria, rescate,  “salvador”, quien tomando forma de ‘siervo – bajo La Ley’ (Fil. 2:7),  les ‘voltea la mesa’ y haciéndose llamar  “el Camino, La Verdad y la Vida”…la Puerta….el Descanso (el significado de Sabbath),  “el Hijo De Dios”,  camina entre ellos,  diciéndoles a los religiosos  que realmente no seguían la Ley, (pues enseñaban como doctrinas mandamientos de hombres  – ver Mat. 15:9) ….y anda por ahí, haciendo cosas ‘ilícitas’,  como sanando en el Sabbath y llamando a Dios “Abba”, que significa “Papito”,   lo cual además era considerado   una ‘abominación’,  pues creerse ‘Hijo de Dios’, ante la mente oriental, es equivalente a ‘hacerse ‘como’ Dios’.  

Por si esto no fuera suficiente agravio,  al hablar con ‘los pecadores’ (todavía no creyentes), Jesús les decía repetidamente: “Tu Padre que está en el cielo …..”,  “ Su Padre que está en el Cielo les dará….” Inclusive, les enseñó a orar:  “¡Padre Nuestro que estás en el Cielo!….”    Aun a los mismos fariseos les dijo:  “…si ustedes siendo malos, dan buenas dádivas a sus hijos, cuanto mas Su Padre que está en el Cielo les dará…..”   

Desde luego que estas insinuaciones significaban ‘la revolución’,  lo cual amenazaba a aquellos que se beneficiaban del status quo;  ¿Quiénes eran ellos?  Los mismos ‘bendecidos’,  “ministros de salvación”, quienes perderían el control del pueblo si dejaran de depender de ellos para llegar a Dios, al no sentirse mas esclavos,  ni  ‘indignos’. (¿te suena familiar?)

¿Y qué sucede cuando se gana una revolución?  Sucede primero que el equipo ganador es el que escribe la historia y el que borra la anterior… y llega a suceder que los opresores no pueden oprimir más,  ni tampoco vivir de lo que se enriquecían antes,   pues las causas opresoras, “los males que obstruyen la recepción de la liberación”  – los lazos – son removidos,  por lo que estos bendecidos movieron al pueblo a crucificar a Jesús, para lo cual solicitaron ayuda de su gobierno enemigo.   (Cualquier similitud con la realidad presente es mera ezquizofrenia).

¿Mas que pasaría si ésto que ellos consideraron una osadía, fuera un malentendido que estuviera obstruyendo su propia salvación?   Te invito a que sigas leyendo y salgas de dudas:

Hijos de Dios, ¿Verdad u Osadía?

Gracia en Abundancia

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