Ardiendo en el Hades

Dos mil años han pasado, según la escritura y la historia, desde que Jesús murió y resucitó;  es lamentable y paradójico que después de tanto tiempo, sigamos encontrando los mismos dos grupos que Jesús encontró (mencionados en el blog anterior), por no poder entender o aceptar que la obra de Jesucristo fue en representación de la raza ‘Adámica’, y que ‘consumada ya ha sido’. Me temo que esta realidad no cambiará, hasta el día que a la humanidad entera le sea revelado “el misterio de Dios que había estado oculto desde los siglos y las generaciones” (Ver. Col. 1:26-27), que la raza Adámica ya ha muerto y quien se ha levantado es una Nueva Criatura que ya ha sido sentada en las alturas junto con Cristo, a imagen y semejanza de Dios,  en pureza e inocencia, sin pecado, sin division, sin supremacía, sin ira ni violencia, en absoluta paz.

Mientras esto no suceda,  la Señora Religión continuará tomando ventaja de su administración, divulgando falsas noticias, afirmando que  el hombre continua en Adán, ‘caído’, en su pecado hasta la muerte, como si Jesús nunca nos hubiera separado del pecado, al llevarnos en Él en su muerte (Rom. 1:5; Sal. 103:12; Is. 1:18, etc), o como si realmente nunca nos hubiera levantado en Él en su resurrección, (Rom. 5) ’sin nuestro pecado’ (1 Cor. 15:17), sugiriendo con ello que la  obra consumada de Cristo realmente nunca ocurrió, o fue un verdadero fracaso,  por lo que continuará ayudando al hombre a hacer morir su pecado y a salvarse a sí mismo de esto que llaman ‘naturaleza pecaminosa’, por las obras del ‘nomos’, mejor conocido como ‘la Ley’, la cual es el saco viejo por el cual el ‘vino nuevo’ se nos fuga, o el trapo viejo que desgarra nuestra nueva vestidura, por ser la fuerza del pecado, cuyo salario es la muerte.   

Por lo anterior, el “fin del mundo” continuará sufriendo su muerte lenta, y la creación entera seguirá gimiendo con lamentos indecibles, presenciando como  la humanidad es conducida a su presente con violencia, en agotamiento y decadencia, como una sociedad esclavizada y empobrecida por los “administradores de las riquezas injustas” –  quienes no aceptando que su administración ya caducó, intentan conducir al futuro solo a aquellos a quienes ellos consideran ‘dignos’.

A este respecto, no quisiera concluir esta serie sin hablar antes de la doctrina de la ‘exclusividad’ o de la exclusión  de Juan Calvino, misma que considero un enigma, por el hecho de que los mismos cristianos que repudiaron el catolicismo y quisieron huir de las atrocidades y herejías de sus Papas, finalmente dejaron a la iglesia no “en manos de Lutero”, sino realmente, en manos de Calvino, cuyas doctrinas nos siguen confundiendo hasta el día de hoy, y cuya  violencia y crueldad se ha ocultado o minimizado, siendo similar a la de Hitler o la de tantos poderosos de alma fría que controlan nuestra vida moderna.    

En mi opinión, fue la doctrina de Calvino la que mas ha tenido que ver con que la Novia de Cristo no esté experimentando aun su ‘gloria postrera’, a pesar de que Él creía en la Gracia, y en encontrar a Cristo en la escritura, mas su imagen de Él era contraria a la verdad, de hecho, Calvino ardía en llamas cuando alguien no creía o se atrevía a contradecir su doctrina, por lo que  torturaba, decapitaba, y hacía ‘arder en llamas’, literalmente, a aquellos que no comulgaban con sus doctrinas, tratando de ‘purificar’ a la iglesia.  

Al igual que  Hitler, quien creía que solo el de ‘raza pura’ merecía vivir y reproducirse,  Calvino creía que solo el de ‘fe pura’, es decir, solo aquel que creyera lo que él creía,   merecía preservar su vida,  por lo que trabajó hasta el agotamiento y consecuente muerte prematura para deshacerse de aquellos que él consideraba ‘no dignos’, o ‘no escogidos’, entre los cuales estaba todo aquel que oponía sus doctrinas.   

En efecto, este ministro, quien supuestamente creía en la Soberanía de Dios, tomó bajo su propia soberanía la tormentosa muerte de mucha gente. A pesar de enseñar que la salvación estaba abierta para todos los hombres, él hablaba de la Gracia ilimitada de Dios pero sólo para unos cuantos – él incluido, desde luego, pues según su creencia, la soberanía de Dios se basaba en escoger desde antes de la ‘fundación’ del mundo quien era salvo y quien no lo sería nunca.   

  Calvino, por cierto, estudioso de religión desde pequeño, cursó estudios de teología, humanidades y leyes, obteniendo su doctorado en Derecho en la Universidad de Orleans, por lo que su influencia no solamente afectó la religión, sino también el area política – los sistemas favoritos del ‘acusador’, convirtiéndose en el guardian ‘espiritual’  y legal de la ciudad de Ginebra.

El sitio Historia-Biografia.com, describe lo siguiente:

“Aunque mantuvo formalmente las instituciones tradicionales, estableció un control estricto sobre la vida pública de los habitantes, basado en la asimilación de comunidad religiosa y comunidad civil. De este modo, estableció un Consistorio de ancianos y de pastores para vigilar y reprimir las conductas y adaptarlas estrictamente a la religión protestante, por ejemplo: se prohibió y persiguió el adulterio, la fornicación, el juego, la bebida, el baile y las canciones obscenas; se hizo inexcusable la inasistencia a los servicios religiosos; y fue intolerante con los que consideraba herejes. Por otro lado los templos se caracterizaban por ser extremadamente austeros, no había  altares, santos, velas y órganos.”  https://historia-biografia.com/juan-calvino/

Según el libro ‘Que Amor es éste?,  de David Hunt,  Calvino ordenaba la inspección de las casas  para revisar las pertenencias del pueblo, las vajillas,  el guardarropa,  determinando el número de platos que cada quien debía tener,  el tamaño de sus porciones alimenticias,  el número de prendas, (similar al sistema de Fidel Castro), aun el color de las mismas tenía que ser aprobado por él.   

 Entre sus decretos, estuvo el encarcelamiento de una mujer por llevar un peinado a una altura ‘inmoral’,  la decapitación de un niño de 9 años por ofender a sus padres,  la muerte en la hoguera de varios acusados de brujería y herejía, entre ellos su mejor amigo, Miguel Servetus, quien rogaba su decapitación, mas Calvino solicitó la hoguera para dar un ejemplo a los que pudieran oponerse a él, pidiendo que se cambiara por leña verde, por ser mas lenta en consumirse.  De hecho, se cree que durante media hora, Servetus gritó de dolor, rogando misericordia.   

De “El lado obscuro de Juan Calvino”,  citaré lo siguiente: 

  “En Ginebra, con una población de 16,000 habitantes, se llevaron a cabo cincuenta y siete ejecuciones y setenta y seis expatriaciones en un periodo de cinco años. Todas estas condenas fueron sancionadas por Calvino. (Samuel Fisk, Calvinistic Paths Retraced [Las Sendas Calvinistas Desandadas] Murfreesboro, TN: Biblical Evangelism Press, 1985, pág 115).

Para preparar un sistema eficaz, Calvino hizo uso del estado para infligir penas más severas. Dichas penas demostraron ser excesivamente violentas; en 1546 cincuenta y ocho personas fueron ejecutadas y setenta y cinco desterradas (Earle E. Cairns, Christianity Through The Centuries: A History of the Christian Church [El Cristianismo a Través de los Siglos: Una Historia de la Iglesia Cristiana] Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1981, pág. 311).

Desde 1541 hasta 1559 tuvieron lugar los actos oficiales del Concilio, exhibiendo un oscuro capitulo de censuras, castigos, encarcelamientos y ejecuciones. Durante los estragos de la peste en 1545, más de veinte hombres y mujeres fueron quemados vivos acusados de brujería, y de una perversa conspiración para propagar la horrible enfermedad. Desde 1542 hasta 1546 se llevaron acabo cincuenta y ocho juicios de muerte y setenta y seis decretos de destierros. Durante los años 1558 y 1559 los casos de varios castigos para toda suerte de ofensas sumaron cuatrocientos catorce–una proporción muy grande para una población de 20,000 habitantes.” https://www.alcanceevangelistico.org/juancalvino.htm 

Los que le veneran le citan:

 “Tu debes someterte al sufrimiento supremo para poder conocer el gozo completo”. 

Lo anterior confirma la tesis planteada en esta serie, que nuestras creencias acerca de Dios son reflejadas en nuestra opinión y tratamiento de los demás.  Si yo creo que Dios es un Dios elitista, exclusionista,  que castiga con violencia, que menosprecia a las mujeres,  y a todo al que tiene defecto, que era como se percibía a Dios durante el Viejo Pacto,  esa será mi filosofía de vida.

Continua en la siguiente página.

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