Evangelio o Religión

Te he presentado, fundado en la escritura, lo que el Evangelio anuncia acerca de Dios y de  Su Amor por la humanidad, Su redención y salvación.  Llegamos ahora a la parte intensiva del ‘masaje profundo’, como lo prometí al principio de esta serie, que espero hayas leido antes de leer el siguiente, en el que veremos si la religión enseña lo que el Evangelio declara, o si realmente ésta puede salvarnos.  

Te preguntarás,  “¿pero no acaso la religión cristiana enseña acerca de Cristo y del Evangelio?”

Te invito a hacer tus propias conclusiones al meditar en lo siguiente, orando que lo que intento comunicar produzca “fruto apacible de justicia”:

1. La religión, cualquiera que sea su nombre, busca ganar la buena voluntad de Dios, su favor, bendición y aprobación a través de obras, rituales, esfuerzos y acciones piadosas, basado en  la creencia de que el hombre es indigno para acercarse a Dios, de que es inmundo, insignificante y no merecedor de Su Favor. Aun en los funerales es frecuente escuchar la frase celebre ‘polvo somos y al polvo regresamos’;  mas eso no es lo que dice el Evangelio.   

El Evangelio declara que Jesucristo es la Buena Voluntad de Dios para nosotros; que Él es nuestra imagen,  nuestro diseño, nuestro origen y destino, y que en Él hemos sido justamente representados  y ‘trasladados’ de muerte a Vida, es decir,  desde su muerte, hasta su resurrección, con su descenso al “infierno” incluido entre ambos, nos ha llevado en Él de regreso al Padre, y nos ha ‘sentado junto con Él, en las alturas’  (Ef. 2:16), hechos como Él (1 Juan 4:17), totalmente aceptos y amados, sin nuestra fuerza de voluntad, de carácter o de habilidad. 

“Las personas que moraban en la oscuridad han visto una gran luz. Las personas que solo conocían la oscuridad han visto una realidad mayor que la oscuridad que los capturó en una opinión inferior de ellos mismos – una opinión que redujo a un ser que estaba en equidad ante los ojos de Dios – igual en Su semejanza e imagen, a un hombre que vio el polvo como su origen y destino”.   Du Toit, François. La Lógica de su Amor.

Mas no podemos esperar que la religión nos enseñe la verdad acerca de nosotros, si a Dios mismo lo ha difamado;  en el caso del cristianismo,  no dudamos la existencia de Dios, ni tampoco de Jesús, algunos aun creen en Su Espíritu,  mas no le conocemos como Padre, ni muy de cerca.   De hecho, el cristianismo católico redujo a Dios a un ‘diosito’,  a un niño dios, o a un dios tan distante, inalcanzable e indispuesto, que necesitamos ofrecerle muchos ‘sacrificios’: ayuno, abstinencia,  aun dinero ‘para apaciguarlo’ y tenemos que cantarle alabanzas para convencerlo de que ‘baje’,  porque Jesús no nos convenció de que Dios ya ha ‘bajado’  para ‘apaciguarnos’, al hacerse como uno de  nosotros para poder ‘echar su tienda’(el significado de Gracia), entre nosotros y para ser ‘Dios con Nosotros’, habitando en templos ‘de piel’ de todas formas y colores, porque se negó a ser ‘Dios sin nosotros’.

Aun nos los cambiaron por  una Madre que interceda por nosotros ante Él, a quien hicieron mayor que Él mismo en Gracia y compasión, porque no creen que Jesús lo sea, o que sea el único y suficiente intercesor o mediador de la raza humana.

Lejos de dar a conocer de su Amor, la religión, desde sus orígenes, siempre ha personificado a Dios como un Juez implacable, inestable, furibundo y difícil de complacer, a quien desde aquí abajo llamamos el ‘Señor de arriba’.   Su justicia  es percibida como un juicio punitivo contra nosotros, y no como una medicina que sana y restaura la vida del virus llamado ‘pecado’ que  la mordida de la serpiente nos produjo, el cual queremos erradicar a golpes, con castigo y sufrimiento – sangre, sudor y lágrimas (de hecho, por ello crucificamos a Jesús).    

 Bajo esta lógica , proclamamos las Buenas Noticias de un Dios de Amor, quien nos disciplinará con sufrimiento, nos castigará con mas sufrimiento,  y aun enviará a la muerte y al infierno para sufrir eternamente si no lo aceptamos u obedecemos, pues también es un Dios “de justicia”; por consiguiente, queriendo ser salvos “de Dios”, de su “santa ira”, o de su “justo castigo”,  aceptamos la  salvación  que la religión ofrece como “un boleto al cielo”, o como el “escape del infierno” o del “fin del mundo”.   Siendo sinceros,  ¿quien quiere caer en tormento voluntariamente, aun por un solo día?  ¡Sólo los muy valientes o los muy ilusos!   

Asimismo, se nos enseña que el arrepentimiento y la confesión, o  la oración del pecador  (y no lo que Jesús ya hizo y logró a través de Su muerte y resurrección),  purificará y hará ‘salvas’ a las personas;  creemos que en el momento de dar disculpas a Dios, o de llevar a cabo nuestra ‘purificación’, seremos  perdonados y justificados – es decir,  hechos ‘justos’,  porque no sabemos o no creemos que ¡eso fue exactamente lo que le ha sucedido ya a la humanidad entera en la muerte y resurrección de Jesús!   

Aun Jesús mismo le dijo a Pedro en un sueño “¿por qué llamas impuro lo que yo ya he hecho puro?”;  al mismo Pedro a quien Jesús lavó sus pies,  diciéndole: “el que ya ha sido bañado sólo necesita lavar sus pies” –  Por cierto, ésto se lo dijo después de decirle que si no lo dejaba lavar sus pies, no tendría parte en Él, como una forma de decir,  “Déjame limpiar y refrescar tu caminar con mi agua de descanso o no podrás participar de mi vida que es la vida de tu diseño” (mi interpretación).  

Inclusive,  Jesús les dijo a sus discípulos que ellos debían ‘lavarse sus pies’ entre si  (Jn. 13:4-17),  es decir,  debían hacerse sentir  ‘limpios’ el uno al otro, para poder entrar en Su descanso.  ¿Que dónde dice eso en la Biblia?  ¡Lo dice en el significado de Agape! – ‘Ago’ – conducir y ‘pao’ – descansar.  De aquí el termino ‘pastorear’, (como en el Salmo 23).  Siendo honestos, ¿El cristianismo nos está llevando a descanso  o a mas trabajo?  ¿Los pastores nos están pastoreando? ¿nos sentimos mas limpios o mas sucios al escucharlos? 

2.  Otra cosa que  la religión no cree o no enseña y que el Evangelio declara, es que el ser humano ya no está representado mas en Adán, cuya consciencia era de pecado, de temor, de culpa y separación; cuya mentalidad era de esclavitud y de juicio, y cuyo fruto fue la ira y la iniquidad. 

Esto es contrario a lo que Pablo anunciaba – que en  el cuerpo de Cristo hemos sido ya ‘muertos y resucitados’,   (según sus 4 primeros Capítulos de Efesios, así como en:  Rom. 5:12-19 y 6:8-11; 2 Cor. 5:14-20; Ef. 2:4-7; Col. 2:10-23 y 3:1-5; Os.6:2, entre muchas otras escrituras), por lo que ahora no hay mas separación entre judío ni gentil, entre hombres o mujeres, pues ambos hemos sido unidos en un solo ‘Cuerpo’, como una ‘Nueva Criatura’, cuya consciencia es de pureza e inocencia, de perfección y unión, cuya mentalidad es de descanso y aprobación, y cuyo fruto es el Amor y todo fruto del Espíritu.

Efectivamente amado(a), en Jesucristo, la humanidad ya ha sido recreada a un ‘postrer estado mayor que el anterior’, con una gloria, inocencia y pureza que no proviene de nuestras acciones, sino de lo que Dios cree acerca de nosotros y de la ‘sombra’ (del hebreo ‘tselem’ que se tradujo como ‘imagen) bajo la cual hemos sido cobijados por diseño, lo cual determina nuestro valor,  un valor tan alto, que el Dios del universo dejó el cielo para redimirnos.

En la tierra, las cosas son valuadas por su valor adquisitivo.  La misma Sangre de Cristo no sería tan preciosa  e invaluable si lo que logró redimir fuera sólo ‘polvo’ o si tan preciosa redención fuera solo por un día, mientras podamos mantenernos ‘limpios’.  Dios vio ‘oro’ en la humanidad y dio toda la sangre que tenía para poder rescatarnos ¡de la mentira que creíamos! Ese era nuestro infierno.    Mas existen quienes coleccionan monedas de oro y las sepultan bajo la tierra o el mar,  y viven como pobres.   Mientras el tesoro permanezca enterrado, nadie conocerá su valor.

¡Nuestra unión a Dios ha quedado restaurada y es inseparable!; hemos sido ya colocados juntamente con Cristo ‘en las alturas’, en la posición mas alta que alguien jamás podrá alcanzar por su propio mérito o esfuerzo,  en la posición de Hijos – de herederos,  totalmente amados, aceptos y agraciados.  Esta es nuestra verdadera riqueza y doble porción, mayor que las riquezas de Abraham, y no fue un favor, pues eso es lo que significa ‘Ser Hijos’. Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre con sus doctrinas.  

3.   Por último,  la religión ofrece modificación del comportamiento humano a base de nuestro esfuerzo, disciplina y fuerza de voluntad, dejando el perdón y la vida eterna como una posibilidad  futura e incierta que depende de tal esfuerzo.   El Evangelio declara  ‘Perdón’ y vida eterna al lado de Dios, la cual, en el momento en que el velo nos es removido y nuestros ojos son abiertos a lo que nos ha sucedido en Jesucristo, “al contemplar su Gloria (en nosotros) como en un espejo” , produce  transformación del interior al exterior, por Su Espíritu y no por nuestro logro (2 Cor. 3:18),  lo cual es sólo un adelanto,  ‘una primicia’  de la gloria venidera.  ¿Te das cuenta como religión y Evangelio son opuestos? 

 

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