El Oro en Nosotros

HEAVENLYTHRONE

Hemos aprendido que vivir bajo la Ley es vivir confiando en nuestra carne,   obteniendo nuestro valor y estima  mediante nuestros méritos, esfuerzos o recursos propios,  sean físicos, intelectuales, materiales, ocupación, habilidades,  linaje, apariencia, etc. En base a  esta lógica,  si logramos alcanzar mucho, podremos considerarnos de gran valor; por el contrario, si no logramos alcanzar nada, nos sentiremos fracasados y así como pensemos de nosotros mismos, pensaremos y juzgaremos a los demás; sin embargo, la escritura nos muestra   que el que vive de su esfuerzo está condenado al fracaso y a la maldición:

Y eso significa que cualquier persona que trata de vivir por su propio esfuerzo, independiente de Dios, está condenado al fracaso. La Escritura respalda esta afirmación: “Absolutamente maldito es toda persona que no cumple con todos los detalles escritos en el Libro de la ley.” Gal. 3:10 The Message

3:10 En claro contraste con la fe, la ley es la autoridad de la maldición. Como está escrito, “Cualquiera que falla en ejecutar los detallados requerimientos de la ley, aun el más mínimo, es condenado.” (Deut. 27:26). Gal. 3:8-10 El Espejo.

Lo anterior parecerá una locura para el hombre “racional” (ver. 1 Cor. 2:14),  especialmente después de haber disfrutado los Juegos de Río, durante los cuales  tantos héroes nacionales, lejos de fracasar, alcanzaron el éxito a base de  mucho esfuerzo y  disciplina, haciéndonos pensar que la perfección no tiene límites.

Durante este evento,  una compañía de artículos deportivos, en su impresionante campaña “El Oro en Nosotros”, transmitió  una serie de anuncios, en los cuales comparan la tenacidad y el esfuerzo de los atletas con la producción del oro,  el cual se  encuentra en todo el universo,  en nuestras  montañas, en donde se forma bajo gran presión y a altas temperaturas, en nuestros ríos y aun en nosotros,  en trazas de “0.2 mg para ser exactos”,  cuya mayor concentración se encuentra ¡en el corazón!   

Escuchar lo anterior  me trajo sentimientos rebuscados; por un lado, la Biblia repetidamente se refiere al oro, simbolizando la divinidad y la rectitud/justicia de Dios con la que finalmente nos cubriría a los humanos,  a través del trabajo consumado de nuestro Señor Jesucristo; por otro lado,  la Biblia también nos exhorta a guardar nuestro corazón,  símbolo de nuestras creencias o de nuestra fe,  “que mas preciosa que el oro”,  el anhela purificar  con el   “fuego refinador”  de  Su Espíritu (ver Mal.3:3; Zac. 13:9; 1 Pe.1:5-7, etc), al persuadirnos de la verdad en medio de muchas presiones, circunstancias  y mensajes contrarios, exactamente como el de esta campaña, cuyas   palabras finales son: “este antiguo y raro material llamado oro  está en todos nosotros, mas  solo algunos tienen la fuerza  de extraerlo”

Este es el mensaje del que el mundo entero y sus sistemas tratarán de convencerte: que es a base de tu esfuerzo como podrás ser “refinado”   y hacer salir lo mejor de ti; mas contrario a ello,  de acuerdo a lo que Pablo te mostró y aun está por mostrarte en esta Epístola de los Gálatas, por tu esfuerzo tarde o temprano mostrarás el cobre – “las obras de la carne” o  el bronce, que en la Biblia simboliza “juicio”, pues el esfuerzo es la esencia de “La Ley”.

Todos vimos al gran Michael Phelps  ganar su medalla numero 28, de las cuales 23 son de oro.     No cabe duda que sus logros y su gran valor en este metal precioso  lo han llenado de gloria y honra en esta Tierra, colocándolo  en la cima  y dándole acceso a lo mejor que este mundo ofrece:  una vida de rey,  inaccesible para la mayoría, una reina de belleza por mujer,  un futuro brillante para sus hijos;   sin embargo, su esfuerzo por extraer “el oro” de si mismo  extrajo también  mucha depresión y conductas auto-destructivas,  como él mismo lo declaro en algunas entrevistas, y aun con todos sus logros y la admiración del mundo entero, en cuanto pensó en retirarse, se halló sin estima propia, al grado de  contemplar el suicidio; por la Gracia de Dios, una intervención de Amor le salvó la vida.

Es por esta creencia de una vida fincada a base de esfuerzo, que muchos que llegan a la cima brincan de ella, buscando un escape en puertas falsas como las drogas o el suicidio, pues la presión bajo la que viven de tener que cumplir tantos requerimientos de tanta gente, lejos de hacer salir oro de ellos hace salirse sus vidas  de su control, en ocasiones con consecuencias letales.  

Curiosamente, el mismo  mundo   que demanda gran esfuerzo y que exalta la excelencia junto con la integridad,  la rectitud, la perfección y muchas otras virtudes, se escandalizará cuando los productos del esfuerzo, llamados “las obras de la carne”,  tarde o temprano se manifiestan, pues no fuimos diseñados para vivir de nuestro esfuerzo, sino para vivir descansando en el Espíritu de Dios, en su amor y en su integridad probada por fuego “en la Cruz”.

Tristemente muchos   se negarán a creer  la verdad del Evangelio de Gracia, el cual nos revela el oro de nuestra cobertura divina – la Rectitud de Dios en Cristo, otorgada a nosotros gratuitamente  por  su propio esfuerzo;   es en esta vestidura en donde podremos descansar de nuestras labores y encontrar nuestro verdadero valor y estima.  Solo a través de la revelación de quienes somos en Cristo y  descansando en su amor ,  al cual tenemos  acceso abierto,  su Espíritu podrá hacer que ese oro en nosotros se manifieste y no podremos evitar brillar.

Las palabras de Jesús a  la Iglesia  de Laodicea  son para nuestro tiempo:

Te aconsejo que de Mí compres oro refinado por fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos y que puedas ver. Ap. 3:18

La próxima semana seguiremos en busca de la Verdad.

Shalom

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