Por Su Pura Gracia

 

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Cinco cosas que han quedado claras hasta el momento en este estudio: 

  1. El ‘Evangelio diferente”  no es el Evangelio de Gracia, sino la mezcla de Gracia y Ley,   
  2. El pecado bajo el Nuevo Pacto no es nuestro mal comportamiento, sino el NO creer el Evangelio de Gracia, o mezclarlo  con  la Ley por considerarlo insuficiente (nuestro mal comportamiento resultará de este pecado). 
  3. El enemigo no es el pecado, sino la Ley, ya que  la Ley es su fuerza. 
  4. Vivir “bajo la Carne” es sinónimo de vivir “bajo la Ley”,   – confiando en nuestra propia fuerza y habilidad para  “ser ”  lo que Dios ya nos ha hecho ser en Cristo.  
  5. Cristo nos ha redimido de la maldición de la Ley, para que dejemos de “hacer” y podamos descansar en el trabajo de otro —el de Él mismo, 

En otras palabras, caer “en pecado” al rechazar su Gracia o al mezclarla con la Ley, nos colocará  bajo la Ley o “bajo la carne”,   esto significaría que nuestros  frutos serían  de la carne y no del Espíritu,  de lo cual aprenderemos en el capítulo 5; también significaría volver a la maldición de la que Cristo ya nos redimió, no importa si tu ya tienes tu religión o no,  si tu ya tienes tu religión,  mas necesitas entender que  el resultado de negarte a descansar en Su trabajo consumado será que en vano edificarás y trabajarás mucho  para que otro lo disfrute, pues en eso consiste la maldición de la Ley (ver Deut. 28:15-68).  Quizá de aquí surgió  el dicho: “Nadie sabe para quien trabaja”. 

 Porque a la persona que Le agrada (por la fe) , Él (Dios)  le ha dado sabiduría, conocimiento y gozo; pero al pecador (al que vive bajo la Ley)  le ha dado la tarea de recoger y amontonar para dárselo al que agrada a Dios (al que vive por la fe).  Ec. 2:26

Conforme entendemos mas el sistema de justicia de Dios,  es decir, su sistema para justificarnos,  entenderemos mas el corazón de Dios y  sus pensamientos, lo cual a su vez hará su escritura clara y entendible ante nuestros ojos.   De aquí entenderemos por qué  Dios rechazó a Ismael, el primogénito de Abraham – símbolo  de su  virilidad y de su fuerza, pero también símbolo de su intento por querer recibir la Gracia de Dios recurriendo a la Ley, pues la ley babilónica les permitía procrear con la esclava de la esposa cuando la esposa no pudiera concebir.   Mas Dios no tuvo problema en esperar a que a Abraham se le agotara su fuerza para cumplirle su promesa,  y lo hizo “Padre de muchas naciones” por su pura Gracia, a través de Isaac, el hijo de Sarah, aun sin considerar su edad o que su matriz estaba muerta. 

Éste  es  también el simbolismo  detrás de  la muerte de todos los primogénitos en Egipto,  quienes representaban la fuerza primal de una sociedad fincada en este falso precepto que proviene de Babilonia – el precepto de la justicia propia y autosuficiencia del hombre,  para causar que  el injusto faraón  por fin libertara  a  los descendientes de la promesa,  a quienes  Dios llevaría por su Gracia  a una tierra que ellos no tuvieron que labrar, con casas que ellos no tuvieron que construir (Ver Deut. 6:10; Jos. 24:13). Tristemente su identidad de esclavos no les permitió heredar a la mayoría.   

Mas dejaré que Pablo nos lo explique en Gálatas 3:15-18, que puedes leer en tu propia versión    

Amigos, permítanme darles un ejemplo de los asuntos cotidianos de la vida libre que estoy hablando. Una vez que el testamento de una persona ha sido ratificado, nadie puede anularlo o agregarle nada. Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. Se darán cuenta de que la Escritura, en el lenguaje cuidadoso de un documento legal, no dice “a los descendientes”, en referencia a todo el mundo en general, pero “a su descendiente” (el sustantivo, nota, es singular), refiriéndose a Cristo. Esta es la forma en que interpreto ésto: Un testamento, previamente ratificado por Dios, no queda anulado con una adición adjunta 430 años más tarde, negando así la promesa del testamento. No, esta adición, con sus instrucciones y reglamentos, no tiene nada que ver con la herencia prometida en el testamento. 

Gal. 3:15-18 (Versión en inglés “The Message”)

Veamos lo que nos dice “El Espejo de la Palabra” de Francois Du Toit en Gal. 3:15-18

Nosotros sabemos que en asuntos civiles un testamento, una vez firmado y registrado, no puede alterarse en una etapa posterior. Está registrado que la promesa (de la bendición de la justicia por la fe) fue hecha a Abraham y a su simiente-singular, (así excluyendo su esfuerzo para engendrar a Ismael.) Isaac, el hijo de la promesa y no de la carne, refleja al Mesías. 

Este es mi razonamiento: Dios avaló el pacto de la promesa en Cristo 430 años antes que la ley fuera dada. ¡La ley no reemplazó la promesa más tarde! (Los medios de Dios de justificar a la humanidad serían siempre por fe en Su promesa y nunca por sus propias habilidades para guardar las leyes morales.)  La ley y la promesa no son compatibles; Un sistema anula el otro. Dios da a Abraham un heredero por la promesa. (No como recompensa por su comportamiento.) 

¿Cuál es el propósito, entonces, de la ley, del adendo adjunto? 

¿Para que fue dada? 

Regresa el próximo viernes.

Shalom

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