Jesús Lo Hizo Posible

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La semana pasada sentí que me desvíe un poco del tema al escribir acerca de “la Justicia de Dios”, cuando lo que quería era mostrarte por qué Dios dio la Ley; mas si lo leíste, te darás cuenta que  tal explicación nos ayudará a entender  lo que veremos hoy.

Durante el estudio del Apocalipsis , aprendimos que la religión surgió en Babilonia.    Sin embargo, la ley babilónica no dio origen a la religión judía, sino la Ley de Moisés, misma que les fue dada a los hebreos muchos siglos después de que el Código de Hamurabi se estableciera en el imperio babilonio. ¿Por qué Dios escogería el mismo método?   ¿para mostrar que Su Ley era  mejor que la de Hamurabi?  ¿Para  ver quien tenía mas seguidores?  ¿Para darles libertad de religión?   

Sencillamente porque después de 400 años de esclavitud en Egipto, el cual  era una extensión del imperio babilonio, la Ley era su zona de confort.  Para ellos,  dejarse llevar por Su Gracia como en “Alas de Aguila” era algo muy aventurado. Al igual que Dios hizo con Abraham al sacarlo de Babilonia usando costumbres familiares para Abraham,  lo hizo con los hebreos, sólo que Abraham le creyó a Dios y le fue tomado “por justicia” y  los hebreos  creían en si mismos.   

Mas la diferencia entre la Ley de Dios a la ley de los hombres, es que en la Ley de Dios se encontraba el plan detallado “de las promesas del convenio original hechas a Abraham”  (Gal. 3:19, Msg), es decir,   del trabajo que Jesús consumaría en la Cruz 1500 años después:   cómo Jesús  se ofrecería por nosotros, cómo Él desharía las obras del diablo,  cómo nos daría la vida y nos uniría de nuevo a Él, etc.,  todo quedó detallado en la Ley –  era una carta para Jesús y era toda acerca de Él,

De esta manera, cuando los hebreos  meditaran en esta Ley,  al encontrar su inhabilidad para realizarla, quizá pensarían como Caín,  “es demasiado para poder cargarlo? O como Pablo lo describió en su Epístola a Los Romanos:  “quien podrá librarme de esta carne de muerte?”    ¡Jesúcristo Hombre! -“El final de la Ley

Jesús sería nuestro tabernáculo donde habitaríamos cuando Él nos convirtiera en Su propio tabernáculo,   en Su muerte veríamos la muerte de nuestra propia muerte, y en su resurrección encontraríamos nuestra única esperanza viva de ser levantados y vivir eternamente,  

No, la ley no se opone a la promesa de Dios; sino que enfatiza la desesperada necesidad de un Redentor para traer justicia al hombre como parte integral de su vida; ¡Algo que la ley era incapaz de hacer! Si hubiera sido posible a un hombre ser justificado por la ley, la promesa sería innecesaria. Gal. 3:21 (El Espejo de la Palabra, (Mirror) Francois Du Toit)

Enseguida, el autor del Espejo toma una cita de la traducción de “El Mensaje”, la que era también mi intención mostrarte:

Si tal es el caso, ¿es la ley, entonces, una anti-promesa, una negación de la voluntad de Dios para nosotros? De ningún modo. Su propósito era hacer evidente para todos que, en nosotros mismos, estamos fuera de la relación correcta con Dios, y por lo tanto, para mostrarnos la inutilidad de idear algún sistema religioso para obtener por nuestros propios esfuerzos lo que sólo se puede obtener por la espera en la fe de Dios de completar su promesa. Porque si cualquier forma de guardar la Ley tuviera poder de crear vida en nosotros, sin duda la habríamos conseguido para este tiempo. Gal. 3:21-22 (Msg)

¿Cuales son algunas formas de guardar la Ley en nuestros días? 

Podría escribir toda una serie al respecto, mas por abreviar, puedo decirte que es todo aquello que hacemos confiando en  nuestro propio esfuerzo  o habilidad para quedar bien con Dios,  o para obtener bendición,  porque no creemos que lo  que Jesúcristo  hizo para ponernos bien con Dios o para bendecirnos “consumado ya fue” y fue  suficiente.  

Aquel que no conoce o no entiende el Evangelio de Gracia,  buscará ofrecer sacrificios o penitencias, mandas o rituales, cumplir con reglas religiosas, códigos éticos o morales,  y todo lo que su religión o filosofía de vida le requiera, y buscará su vida abundante  por su propio esfuerzo y creatividad;   la lista sería muy larga, pues la esencia de la Ley es el esfuerzo, la habilidad, justicia y mérito propios. 

Contrario a la religión o a guardar la Ley es creer el Evangelio,  y “ser justificados”, es decir –  “hechos la Justicia de Dios en Cristo”;  el fruto de creer se manifestará tarde o temprano en forma de  “obras justas” – obras de amor,  y transformación tanto interior como exterior – sin esfuerzo;  mas si ese fruto no brota de la Gracia que recibimos por la fe,   “todo lo que no es de fe, es pecado!”  

La Escritura concluye que todos los hombres sin excepción están en el mismo peligro, cautivos por el pecado; ¡ahora la fe trae la promesa de una inmediata liberación al alcance de todos! Jesucristo lo hace posible para todo el que crea lo que Dios cree respecto de su inocencia y justicia restaurada.  Gal. 3:22 (Mirror)

 Jesús es la personificación de la fe de Dios en el hombre. La justicia de Dios es ahora mostrada de tal manera que todos puedan creer, sin importar quienes son, porque no hay diferencia. La misma humanidad que una vez fue reducida a una identidad inferior a través del pecado, ahora es declarada inocente sobre la base del rescate pagado por Jesucristo para su liberación. Rom. 3:22-24 Mirror)

Gracia y Paz en Abundancia.

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