La Imagen del Espejo

Es hermoso saber que los frutos del Espíritu son la expresión de la vida de Dios en nosotros.  Es hermoso también saber que todo lo que Él quiere que seamos ya lo ha puesto en nosotros al ponernos en Cristo, pues como es Cristo somos así nosotros también en este mundo”.  Esta es la única verdad acerca de nosotros y nuestro libre albeldrío determinará si creemos la verdad, o si creemos la mentira que la vida, los hechos y  las circunstancias nos quieran hacer creer acerca de nosotros y de los demás.  Los hechos son solo hechos, que aunque reales, no determinan la verdad acerca de ti, y esa verdad no cambia, pues Jesucristo es el mismo, ayer hoy y siempre.

Muchos temen venir a Dios porque creen que Él los va a obligar a ser algo que no quieren ser, o a hacer algo que no les gusta hacer (o dejar de hacer lo que les gusta); alguien que yo conozco  solía decirle a su papá: “No quiero ser cristiana porque Dios me va a querer cambiar y a mi me gusta ser como soy”.   Mas Dios no nos ama ni nos llama para cambiarnos, simplemente nos hace descubrir la verdad que Él ve en nosotros y la mentira que creímos ser pierde su poder y así es como nos hace libres para ser lo que Él nos diseño a ser y ser lo que nos llama a ser. 

Esto no siempre es agradable, pues no siempre la mentira que creemos es algo monstruoso; por el contrario, podría ser algo glorioso basado en “la carne”,  basado en tus habilidades o méritos propios, por ejemplo,  sentirte favorecido por Dios porque tienes mucho dinero, mucho poder, mucho éxito, mucha belleza, en lo cual existe gloria temporal, que tarde o temprano se desvanecerá, como el brillo en el rostro de Moises.    Mas cuando nos vemos en el espejo de Cristo y Él hace brillar su verdad en nosotros,  la gloria de nuestra carne será transformada  a una mayor,  a  la gloria de Dios en Cristo,  como Pablo lo diría: “de gloria en Gloria” (ver 2 Cor. 3:18).

Esta verdad le pedirá a gritos al verdadero tu  “salir del closet” a través de nuevos pensamientos, nuevas acciones y nuevos deseos, que muchas veces son los mismos que tuviste durante tu niñez. Si Dios te hizo con amor al arte, o a la costura, a la cocina o a la música,  esa es su expresión individual en ti y todo lo que no es original de Él lo veras irse de ti sin tu esfuerzo por removerlo y sin que te duela, sea tu viejo comportamiento, tus viejas reacciones y maneras de pensar y aun tus viejas amistades, con quienes quizá ya no te identifiques o a quienes quizá ya no les guste  el verdadero “tú” cuando dejas de temer ser tu mismo(a), o de buscar la aprobación de los demás para sentirte amado(a) o aprobado(a);   podrás confiar en ti mismo(a) al no estar mas sujeto a “la Ley en tus miembros”, pues tu viejo “yo”  ya ha sido crucificado junto con Cristo y dejarás de identificarte con ese(a) muerto(a). Ni tu comportamiento ni tu carne te definen. 

5:24 Aquellos que comprenden que su justificación es de Cristo y no como recompensa por su habilidad de cumplir la ley, han descubierto que su carne, con sus dictados y lujurias, ahora está crucificada con Cristo. (Gal. 2:20; Gálatas 5:18)

 Porque la fe nos define, y no la carne, tomamos nuestra guía del Espíritu en nuestra conducta diaria. ¡Hay una autoridad  en nuestro paso, y estamos marchando en fila como soldados! (¡La vida de Cristo es la autoridad dominante en el universo!) Gal. 5:24-25, El Espejo de la Palabra de Francois Du Toit.

Tu nueva vida  vendrá por revelación en tu corazón, resultado de tu intimidad con Dios.  Solo por revelación del Espíritu Santo lograrás verte en tu nuevo espejo, el de Jesucristo y lograrás verte   “perfecto” y no ser engañado a tratar de cambiar ni a ti mismo ni a los demás.

Imagina lo que le sucedería a una pintura de Picasso, considerada “perfecta” por su creador, si  pudiéramos corregir en ella lo que es  incomprensible o ilógico para muchos de nosotros.   La arruinaríamos,  ¿no lo crees así? Dejaría de ser una obra maestra y perdería su valor como tal.   Algo similar sucede cuando tratamos de cambiar lo que ya es perfecto ante los ojos de Dios, algo similar a lo que le sucedió a Mr. Bean cuando por un error dañó el retrato de  la Mamá de Whistler. (Tu puedes encontrarlo en YouTube si te divierte).

El juicio ya no pertenece a la Gracia, el juicio es de la Ley y cayó en Jesús. No hemos sido llamados a ser inspectores de fruto, ni podadores de hojas en nosotros ni mucho menos en los demás; recuerda,  el Jardinero es el mismo Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos en la tumba del jardín.  Él es el único que puede hacer que la buena semilla devore la cizaña de tu vida.  

Solamente un fruto ha sido maldecido –  el fruto de la higuera. Esto es, el fruto del esfuerzo humano, el fruto de nuestro intento por cubrir nuestra desnudez con nuestro esfuerzo y rectitud propia.   Ese tipo de fruto mató a Adán.

Antes de terminar, permiteme mostrarte la escritura anterior en  la version “El Mensaje”

El legalismo es impotente en hacer que esto suceda; Sólo interfiere en el proceso. Entre los que pertenecen a Cristo, todo lo relacionado con salirnos siempre con la nuestra y responder sin pensar a lo que todos los demás llaman necesidades, ha sido destruido y crucificado para siempre.  Puesto que esta es la clase de vida que hemos escogido, la vida del Espíritu, asegurémonos de que no sólo la sostengamos como una idea en nuestras cabezas o un sentimiento en nuestros corazones, sino que ejercitemos  sus implicaciones en cada detalle de nuestras vidas. Eso significa que no nos compararemos entre nosotros como si uno de nosotros fuera mejor y otro peor. Tenemos cosas mucho más interesantes que hacer con nuestras vidas. Cada uno de nosotros es un original. 

Gal. 5:24-26 The Message

Shalom y Gracia en Abundancia. 

Series Navigation<< El Traje Nuevo del ReyGracia para Amar >>