Gozosos en Tribulaciones

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Se por experiencia que gloriarnos en la esperanza de la Gloria de Dios es posible cuando todo en nuestra vida tiene forma de “paz y prosperidad” , mas no es tan fácil  cuando la tribulación se manifiesta, entonces no podemos evitar desalentarnos.  Quizá ya no decimos:  “donde está Dios?” o  “yo creí que Dios me amaba”, “yo creí que Dios nunca mas me abandonaría”, “¿por que a mi?”, mas pensamos:   “yo creí que ya había sido librado de la maldición”, “¿En en que hora me caí de la Gracia de Dios?, “¿Que estoy haciendo mal?”, o “¿que estoy creyendo mal?”.

En el mensaje “La Meta y La Victoria“, aprendimos que Dios está con nosotros, sin importar como estén las circunstancias; de hecho, contrario a lo que pensamos, la tribulación es señal de que Dios está con nosotros, pues el cazador no le dispara a los patos muertos, sino a los que andan libres volando en las alturas. Recordemos como se ensañó con José el hijo de Jacob.

El enemigo no es omnisciente, él no sabe todo de nosotros, tampoco sabe el principio del final, mas es mi creencia que él puede ver la actividad espiritual alrededor nuestro que nosotros no vemos, ángeles bendiciéndonos, preparando caminos, allanando veredas  y que él está en pos de ese futuro brillante que vislumbra a unos cuantos pasos de nosotros, por lo mismo mueve a sus huestes a interponerse y no dejarnos llegar. Si él logra hacernos dudar del amor de Dios, o de nuestra identidad como Hijos de Dios,  si logra movernos de este descanso, nuestra fe hace corto circuito y  quedamos “desconectados” de la Gracia.  (Gal 5:4)

Por lo mismo, Pablo nos dice que nos gloriemos en las tribulaciones,

 sabiendo que la tribulación produce paciencia;  y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza.  Y la esperanza no desilusiona,…. Rom. 5:3-5

Esta tribulación no es la Gran Tribulación, por tanto no te atemorices, la palabra griega usada para “Tribulación” es “thlipsis”, que significa: presión, opresión, angustia, estrechés, y ésta es parte de la vida del hombre, con o sin Cristo.

¿Como es que esta tribulación produce todas estas cosas? No es complicado: Comparémoslo con una persona que decide despojarse de cierto sobrepeso que le “presiona” ; mientras lo logra, vive atormentado, estresado, mas cuando pierde las primeras 5 libras, ésto le anima a seguir perseverando, y después de perder 30 libras demuestra ser una persona de carácter determinado, y la esperanza de volver a su peso normal y usar sus ropas de talla normal la mantiene enfocada en alcanzar su meta.

O tenemos a un flaquito que quiere desarrollar su musculatura. El tiene que ejercitar durante varios meses “presionando sus músculos” antes de ver resultados, lo cual logrará si su paciencia le permite perseverar; más mientras lo logra, alardeará de los kilos que levanta y  esa esperanza mantendrá viva su determinación por transformar su cuerpo.

Lo contrario a las cosas del cuerpo, la Gracia no necesita que trabajemos tan arduamente, la Gracia requiere descanso a través de la fe y la confianza; esta fe será la que nos haga perseverar con paciencia, determinación y gran carácter hasta llegar a obtener esa transformación sin esfuerzo, por su Espíritu , el cual opera al poner nuestro peso en los hombros de Jesús, al comer el Pan de Vida, sentados a su mesa, tomando de su copa en gran descanso y compañerismo con El , así de alarde en alarde el nos hará llegar a su semejanza.

Quiere decir que Dios nos enviará la tribulación para que podamos alardear, para formar nuestro carácter o para darnos estas virtudes? ¡De ninguna manera!

Antes de venir a Cristo decíamos: “Dios aprieta pero no ahorca”,   y aun sin conocerle teníamos la esperanza de que Dios nos libraría.    Las cosas se arreglaban por un tiempo para convertirse en algo peor,  cada vez mas pobres, cada vez con mas enfermedades o con mas problemas y lejos de vivir “de gloria en gloria”, vivíamos de tragedia en tragedia,   bajo la maldición.

Hoy somos de Cristo, y sabemos que no es Dios quien nos aprieta,  sino su enemigo el diablo, quien no solo aprieta, sino también ahorca.  Hoy somos el objeto de la ira y la desgracia de este ser sin esperanza,  el buscará hacernos sentir “desgraciados”,  como él,   mas todo dependerá de donde estén enfocados nuestros ojos, en la desgracia, o en la Gracia,  en lo que somos en Cristo o en lo que él quiere que creamos que somos; en lo que él quiere que hagamos o en lo que Cristo ya ha hecho.

Tu Padre que te ama aprovechará cualquier intento de tu enemigo de apretarte o ahorcarte, para convertirlo en algo glorioso, algo digno de alarde, en cuanto tu fe se conecte a El.    Jesús nunca nos dijo que nosotros venceríamos al mundo. El nos dijo” confía, YO YA he vencido al mundo”. (Juan 16:33) Y aunque a nadie nos gusta atravesar por tribulación, te puedo decir amado(a) que no es lo mismo atravesar por ella con El que sin El.

Tribulación y angustia están reservados para aquel que no obedece la verdad,  (Rom. 2:8-10) a los que la restringen, (Rom. 1:18) y la verdad vino junto con la Gracia por Jesucristo, (Juan 1:17).  Creer en Jesucristo es la obediencia de la fe,  por tanto  podremos gloriarnos en  la tribulación, que vendrá sin angustia (2 Cor. 4:8) viviendo bajo Su Gracia.

Shalom