La Ira de Dios

Jesús murió en tu lugar.

Si leíste Rom. 1:18 al 32 quizá me digas:  “ya viste como  Pablo, el predicador de la Gracia, habla fuertemente acerca de la ira de Dios contra el pecado”.  Mas mira con atención a quienes se refiere:

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad. Rom. 1:18

¿Cual es la Verdad? El Evangelio de Gracia – La Justicia de Dios en Cristo Jesús, recibida por fe – al creer

 Así Abraham creyó a Dios y le fue contado como justicia Gal. 3:6

Si el creer nos cuenta como justicia, ¿cual es la injusticia? El no creer el evangelio de Gracia, no tanto su ignorancia, sino su rechazo; por consiguiente, ¿cual es la mentira? el hacer creer a la gente que puede obtener salvación por su propia Justicia o propio esfuerzo; esto es, por obedecer la Ley o la religión y no al creer el Evangelio.    Si no me crees, permíte  que Pablo nos diga a quien se refiere, a aquellos que:

aunque conocían a Dios, no Lo honraron (no Lo glorificaron) como a Dios ni Le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido.  Profesando ser sabios, se volvieron necios,  cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, ……. Rom. 1:21-23

Recordemos que los Romanos adoraban muchos dioses,   quienes no eran mas que hombres corruptos con pasiones  humanas, por tanto podríamos pensar que Pablo se refería a Romanos que no conocían el evangelio,  mas arriba nos dijo que restringían la verdad,  y que conocian a Dios,   quiere decir que estas personas en un momento dado, escucharon el Evangelio,  mas no lo recibieron, pues de haber recibido  la justicia de Dios, Pablo no podría referirse a ellos como  injustos, o impíos.

Sigamos leyendo:

Por lo cual Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos.  Porque ellos cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura (al hombre) en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén. Rom. 1:24-25

Entre el vers. 26 y el 31 Pablo nos da una gran lista de las cosas que le suceden a aquellos que conociendo la verdad, la restringen, cosas que nunca sabrás, a menos que alguien los descubra.  Muchos de nosotros estuvimos en esta lista, mas cuando conocimos y creímos el verdadero Evangelio, ya no pudimos pertenecer a la misma, sabiendo que nuestra verdad es ‘inocencia e imagen redimida’ – hemos sido justificados,  marcados con el sello de aprobación de Dios,  eternamente amados;   Mas en el vers. 32 encontramos por fin la llave de este misterio:

Ellos, aunque conocen el decreto de Dios (La Ley)  que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también dan su aprobación a los que las practican.

“Ellos” eran  los que le impedían a Pablo no solo visitar, sino dar fruto entre los romanos: los Ministros de la Ley, pues bajo la Ley, la paga del pecado es muerte.  Estos eran probablemente fariseos, o simplemente judíos quizá aún seguidores de Jesús, quienes  conocían la Ley de Dios,  más siendo  ésta la fuerza del pecado y al rechazar el poder  del Evangelio para vencerlo,  caían presos de esta fuerza mortal en sus miembros. Ahora entenderás por qué tantos líderes religiosos, de TODAS las religiones, incluyendo la cristiana evangélica, han sido acusados de toda clase de  corrupción, principalmente de pecado sexual, en su mayoría contra menores  indefensos e inocentes.

Cuando estos individuos son descubiertos, se consideran caídos de la Gracia;  Sin embargo, la Biblia nos dice que  su caída de la Gracia sucedió mucho antes de que fueran descubiertos, aun antes de que cayeran en ‘pecado’,  cuando trataban de ser justificados por la Ley  (el verdadero pecado, Gal. 5:4), pues la Ley es la fuerza del pecado (1 Cor. 15:56) y la raíz de toda corrupción, de toda compulsión, adicción, perversión y maldad (la escritura nos lo acaba de mostrar)  en la que cae la gente religiosa cuando se cae de la Gracia de Dios.

La semilla que sembremos producirá vida eterna, cuando es la verdad que alimenta al Espíritu, El Evangelio de Gracia,   o corrupción cuando es  la mentira que alimenta nuestra carne – la Ley (Gal. 6:8)  o disfunción y deformidad cuando estas semillas se  mezclan;  por lo mismo Jesús  nos dijo que por nuestros frutos seremos conocidos (Mat. 7:15-19).

Evitemos la ira de Dios:   No restrinjamos la verdad,  llevemos el Evangelio de Gracia sin adulterar– la rectitud de Dios en Jesucristo, cuando la gente vea a Jesús en su Gracia, en su Amor por ellos como lo revela la Escritura, lo recibirán como su Justicia y este manto será su escudo, aun contra el pecado, como lo veremos durante este estudio.

Shalom.

Rev. Sep. 2019

Nota: Recomiendo la lectura de este capítulo en El Espejo de la Palabra de Francois Du Toit.   Mi blog reciente, “La Imagen de la Bestia“, hace referencia al mismo.