Boquiabiertos de Su Amor

Alicia (13)

Si estás viviendo a través de tribulación, quiero decirte que yo te entiendo, yo la conocí de cerca desde mi juventud y hoy mismo me encuentro en medio de ella, mas si yo hubiera sabido hace décadas qué era por lo que el diablo contendía con tanta fuerza, quizá habría yo pasado menos tiempo angustiándome y más tiempo gloriándome y gozándome.

Hoy me encuentro en un lugar con el que yo soñaba, mas al que nunca habría yo sabido como llegar,  y no me refiero a un lugar en el geo-espacio,  sino a mi vida entera; sin embargo, aún al día de hoy el enemigo contiende por aquello que ve, quiere decir que hay aun mas para mi que yo en su tiempo veré.  Esto me anima a animarte a que te gloríes, pues aunque no se cómo Dios va a resolver tantas situaciones imposibles para mi, o para ti,  hace décadas tampoco sabía cómo resolvería las de aquel entonces y de las que hoy me río.

Se que mi Padre Celestial me ama, que está conmigo y que tiene un futuro glorioso para mi y para mi casa entera, por tanto, cada que la tribulación aumenta, mis ojos miran al cielo con expectativa y en mi corazón doy Gracias por que las promesas de Dios son ¡SI Y AMEN! (2 Cor. 1:20).

De igual manera El te ama a ti querido(a) lector(a), y cuando menos lo esperes serás bendecido de manera que no esperas, como le sucedió a dos de mis  lectoras, quienes habiendo resistido grandes ataques del enemigo, acaban de recibir gran bendición material que no esperaban, sólo por su fe, sin afán y sin esfuerzo alguno de su parte,  lo cual las ha dejado boquiabiertas.  Con ello quiero animarte a que te glories durante la “presión”, pues la bendición siempre será mayor. Lo importante de gloriarnos es el no perder la esperanza,

Y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado. Rom. 5:5

 No es coincidencia que el número de la Gracia se repita en este versículo, pues ésta es su Gracia en su máxima expresión.

El amor de Dios se llama Ágape. Este es un amor incondicional que los humanos difícilmente conocemos. El diccionario Webster lo define como:

“quedar boquiabiertos ante algo sorprendentemente maravilloso”.

Esta es la descripción mas cercana del amor de Dios hacia nosotros, similar al de una madre o un padre amoroso cuando ve a su bebe por primera vez. Así es como Dios te ve a ti, así quiso volver a tenerte frente a El y por medio de su Hijo Jesucristo logró hacerlo, pues si tu has creído en su trabajo consumado por redimirte en la Cruz, tu Padre te ve con aquel gozo con el que ve a su Hijo,  pues de no haberlo recibido, el te ve con dolor, pues aún no le perteneces.

Hemos escuchado mucho:  “El Gozo del Señor es mi Fortaleza”,  (Neh. 8:10)  mas ¿te has preguntado cuál es el gozo del Señor? El gozo del Señor eres tú. Cuando tu logras comprender este Ágape, cuando recibes la revelación de Su Amor incondicional y su aceptación que te mostró a través de la persona de Jesucristo, este gozo será el tuyo y entonces tu fe surgirá sin esfuerzo. De este amor que El derrama en nuestro corazón podemos amar nosotros y podemos gloriarnos aún en la tribulación mientras El nos libra de todas y cada una de nuestras aflicciones.

Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el Señor. Salmo 34:19

Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos.  Porque difícilmente habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.  Rom. 5:6-8

Esta es la diferencia del amor de Dios y el amor humano, el cual es condicional. Amamos a los hermanos mientras ellos nos aman, en cuanto entramos en desacuerdos la gente “se divorcia”, sin importar parentesco o años de amistad; quizá haya quien de la vida por sus hijos, mas ninguno daríamos a nuestros hijos por nadie, mucho menos por alguien que nos odia; mas Dios entregó a su hijo a pesar de que nosotros eramos sus enemigos, por su puro Ágape.

Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por Su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de El. Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos porSu vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la reconciliación Rom. 5:9-11.

Esto debe quitar de ti toda duda de que tu tribulación es parte de la ira de Dios. Hemos sido reconciliados, lo cual nos hace salvos, no solo de la muerte eterna, separados de Dios, en el infierno, sino de cada tribulación, de cada situación adversa, de cada cosa que confíes en manos de tu salvador.

Shalom