Aprendiendo a Escuchar

Seguimos con la serie de Brad Jersak “La Oración Escuchando”, con el fin de que puedas tu mismo aprender a escuchar la voz de Dios, que de hecho, ya escuchas.  Lamentablemente,  la idea que muchos tenemos de escuchar a Dios está llena de misticismo y dogma,  pues muchos no nos creíamos dignos de que Dios nos hablara. Creíamos que solo los “escogidos”,  los “ungidos”,  “los santos”, o los que han sido mas buenos y fieles eran los que podían escuchar esta voz.

Por el contrario, en ocasiones creemos que Dios es el que no nos escucha.  Como yo misma llegué a creerlo durante mi juventud,  muchos creen que Dios es un ser lejano que solo escucha a sus “favoritos” y que por ello no responde nuestras oraciones; mas todo cambia cuando descubrimos que somos nosotros los que no estábamos escuchando, porque no sabíamos cómo o no creíamos que era Él.

Otros creen que necesitan dedicar un lugar para “la santidad” antes de que puedan escuchar a Dios.

Te recuerdo,  la obra consumada de nuestro Señor Jesucristo te ha convertido en Su Tabernáculo, algo aun mas exclusivo –   Su  Lugar Santísimo, sentado en el Asiento de Misericordia junto con Cristo (Ef. 2:6). Dios ya no está distante, Él habita en ti y tu has sido “entretejido”  o trenzado en Él (Rom. 6:5; 1 Cor.6; Gal. 2, etc).   Así quedó la humanidad en Jesucristo.  Eso es lo que significa “Consumado Es”, y si no lo sabíamos era porque no lo habíamos entendido o escuchado, o  simplemente no lo creímos, pues  muchos aun están queriendo consumar el trabajo ellos mismos a base de  obras de auto-justicia y mérito propios.

Curiosamente, aquellos que nos atrevimos a creer que Dios si nos había hablado, aun  sin cumplir los requisitos de la “santidad” impuestos por el hombre, estaríamos expuestos al  escepticismo y burla de los incrédulos, quienes nos verían como ilusos arrogantes.  De hecho, cuando estés convencido de cómo te habla Dios a ti,  no lo compartas con ningún incrédulo,  ni siquiera con tu médico, pues te dará  diagnosis de “ezquizofrenia”. Mas cuando tengas la seguridad y la confianza de cómo te habla Dios a ti,  no te sorprendas si Él mismo te da una palabra de sabiduría, o de conocimiento o de edificación para tal incrédulo que lo pueda hacer ver y creer, si lograra escuchar.

Lo que aprenderás aquí te ayudará a venir a tu Padre Dios sin temor y sin prejuicios para que de esta manera puedas entablar tal intimidad con tu Padre, que el mismo Jesucristo – “la Palabra de Dios hecha carne” ,  a través de su Espíritu, sea el que te edifique y te enseñe todas las cosas, aun a recibir de su mano.

Shalom y Gracia en Abundancia

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