Los Hijos de la Promesa

 

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Entender el sistema de Dios basado en su  Gracia fue el propósito del Capitulo 4 de Gálatas.  Este conocimiento aclara, y  a su vez hace caer toda creencia equivocada acerca de quienes son los “Hijos de Abraham” – ¡Los herederos por la fe!

¡Porque escrito esta, Regocíjate oh estéril! ¡Dad gritos de júbilo! Porque aunque no has tenido dolores de parto, ¡tus hijos serán más que los hijos de la casada (¡con la Ley! Isaías 54:1)

 Gal. 4:27 (El Espejo de la Palabra, Du Toit, Francois)

En resumen, de acuerdo a lo que  Gálatas 4 nos ha mostrado,  los Hijos de la promesa no lo son por su linaje,  sean descendientes de Isaac, Ismael o Esau, o del mismo Jesús y María Magdalena… (como aquellos faltos de entendimiento se atreven a afirmar);   tampoco lo son por su dinastía, por ser hijos de ningún profeta, rey, sacerdote o pastor;  mucho menos por su “código genético” o su “raza pura” o el color de su piel,   ni siquiera por su afiliación religiosa, su obediencia a la misma, su abundancia de  rituales religiosos, obras piadosas y aun oraciones en latín, hebreo o en cualquier idioma,  todo lo cual es “según la carne”.

Entonces ¿quiénes son los Hijos de la Promesa?

Somos como Isaac, nacidos de fe, somos hijos de la promesa.  Gal. 4:28

Creer el Evangelio de Gracia de Nuestro Señor Jesucristo “sin adulterar”, es decir, sin mezcla de la Ley,  es la fe a la que Pablo se refiere,  lo cual hará nacer la vida de Cristo en nosotros ¡por Su Espíritu! ésto es lo que nos hace Hijos de la Promesa,   “y si hijos,  herederos y coherederos junto con Cristo” (Rom. 8:17).   Esta obra de Dios  ha “nivelado el campo de juego” o mas realísticamente, “el campo de batalla”,  al eliminar el mérito propio de los requisitos y al hacerlo disponible a toda la humanidad.   Aquel que no desee participar,   cometerá “Pecado”, del griego “Hamartia”, que significa “no ser partícipe”. De ese pecado resultará el mundo que presenciamos hoy.

Créeme amado(a) que ésto no es mi punto de vista,  ésto es lo que la Palabra de Cristo nos ha mostrado  en Gálatas 4, lo cual confirma muchas  escrituras al respecto, como: Juan 1:12-13; Juan 3:6; Rom. 8:14; 1 Juan 3:9, por mencionar algunas. Puesto que el Espejo de la Palabra, de Francois Du Toit enfatiza, clarifica  y magnifica lo que somos en Cristo,  quiero hacer un paréntesis para presentarte (ampliado con su versión en inglés en itálicas) la explicación de este autor de la primera de estas referencias Bíblicas, Juan 1:12-13

1:12 Todo aquel que ¹reconoce  su asociación con él, convencido que Él es su vida ²original  y que su nombre lo define, en ellos, Él ³certifica el hecho de que son realmente sus 4hijos, ²nacidos de Él; Él ³certifica la legitimidad de su linaje.

“La palabra a menudo traducida como recibir, ¹lambano, significa comprender, aferrarse, identificarse con. Esta palabra sugiere que aun cuando Él vino a lo suyo, hay algunos que no ¹reconocen, o no se ¹aferran a su verdadero ²origen revelado en Él (no se identificaron con Él, énfasis mío), y como muchos Fariseos, ellos se comportaban como hijos de otro padre, el padre de mentiras (Juan 8:44.) Ni la paternidad legítima de Dios de la humanidad,  ni que somos su propiedad se cuestionan aquí; la indiferencia del hombre a su verdadero ²origen es el problema. Esto es lo que el Evangelio trata con extrema claridad en la persona de Jesucristo. ¡Jesús ha venido a presentar al hombre ante sí mismo otra vez; la humanidad ha olvidado que clase de persona es,  de acuerdo al diseño original de Dios! (Sgo 1:24, Deut 32:18, Sal. 22:27.)

La palabra ²genesthai, de ginomai, significa generar, llegar a ser; Juan emplea este verbo en el tiempo infinitivo aoristo, lo cual es como una fotografía tomada de un evento que ya ha tenido lugar. Los infinitivos del Griego pueden tener una forma presente o una forma aoristo. El contraste entre las dos formas tiene más que ver con el aspecto que con el tiempo. El presente infinitivo era usado para expresar un aspecto progresivo o imperfecto. Este presenta la acción expresada por el verbo como estando en proceso. El infinitivo aoristo, sin embargo, no presenta un aspecto progresivo. Este presenta la acción expresada por el verbo como una unidad completa con un comienzo y un fin. ¡Esto es muy importante ya que muchas traducciones de este versículo sugieren que la habilidad de Dios para hacernos sus hijos puede solamente ser en respuesta a algo que  primero debemos hacer para activar la acción de Dios! Nuestro comprender o aferrarnos (lambano) es simplemente despertarnos al hecho que nuestra génesis está ya completada en el Logos. (Ver 1:3). El Logos es la fuente; todo comienza en él. Él permanece como la única referencia paternal  de nuestro origen. ¡No hay nada original, excepto la Palabra! El hombre comienza en Dios, somos Su linaje (ver también Hechos 17:28). “El ha venido para darnos capacidad (entendimiento) de conocerle a él quien  es  verdad y darnos cuenta que estamos en el quien es verdad.” (1 Juan 5:20)

 La palabra ³exousia, a menudo traducida “poder”, como en “les dio poder de ²llegar a ser hijos de Dios”, es una palabra compuesta; de ek, siempre denotando origen o fuente, y eimi, “Yo Soy”; Por consiguiente, ¡salido de “Yo Soy”!” Esto da ³legitimidad y autoridad a nuestra posición de hijos; 4teknon, traducido como linaje, niño. El “les ha dado,” 5didomi, en este caso, dar que ya le pertenece a alguien; por lo tanto, retornarlo. ¡El hecho de que ellos ya son suyos, nacidos de arriba, y de que ellos ya tienen su ²comienzo y su ser en él, es ahora confirmado al darse cuenta de ello! Convencidos, (pisteo), su nombre (onoma), define al hombre. (Ver Ef. 3:15). “Él los hizo ser lo que realmente eran, hijos de Dios.” (El Mensaje)”.

1:13 ¡Estos son los que descubren su origen en Dios más allá de su concepción natural! No se trata de nuestro linaje de sangre o si éramos hijos deseados o no deseados; se trata que Dios nos dio vida. Somos su sueño de amor hecho realidad y no la invención de nuestros padres. ¡En realidad tu eres la más grande idea que Dios ha tenido jamás! (Ver Jer. 1:5; 29:11 y Jn 3:2-7).

 Juan 1:12-13 El Espejo de la Palabra de Francois Du Toit. 

Concluiremos el próximo viernes.

Shalom y Gracia en Abundancia

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