La Red de los Cautivos

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Mencioné en mi blog anterior que ningún hombre ha sido destinado para la cautividad.  Más el griego synagō utilizado en el versículo 10 de Apocalipsis 13, como lo expliqué antes, lejos de significar “destinado”, como fue traducido, significa “ser colectado”  como pez en una red,   y en este capítulo (v.8, 10, 12, 14 y 16)  claramente vemos que habrá muchos que serán colectados en dicha red llamada “engaño”, lo cual va en contra de la voluntad del Padre,  pues  la única misión por la que El verbo se hizo “Carne”,  fue para libertar a los cautivos y a los oprimidos por el diablo (Is. 61:1);  meramente en ésto consistía la voluntad de su Padre, la cual Jesús gozosamente llevó a  cabo, y la manera en que lo logró fue QUITANDO LO PRIMERO PARA ESTABLECER LO SEGUNDO. Heb. 10:9 (NBLH),

En palabras de la Nueva Traducción Viviente:

 Él anula el primer pacto para que el segundo entre en vigencia.  (Heb. 10:9).

Así fue como libertó a los cautivos.  Ciertamente, Jesús no vino a anular la Ley, NO, El  vino a cumplirla, para poder cerrar aquel Pacto  bajo el cual esta  Ley tuvo lugar, y una vez ANULADO,  Dios no lo toma en cuenta para llamarnos a cuentas.  La Ley del Nuevo Pacto es la Ley del Espíritu de Vida (Rom. 8:2); esta Ley se cumple al vivir bajo la Gracia y así es como somos conducidos a la Libertad; más la Ley del pecado y de la muerte nos llevará a ser cautivos en esta red de engaño.

Ciertamente Dios nos ha trasladado de obscuridad a Su Luz Admirable al habernos puesto en Cristo; el darnos cuenta de ello nos permitirá vivir bajo la  Gracia, por la Obra de Dios y no por la nuestra, y ésta es la única obra de Dios:

Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.  Juan 6:29

Porque ésta es la voluntad de Mi Padre: que todo aquél que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y Yo mismo lo resucitaré en el día final.”  Juan 6:40

Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.  1 Juan 3:23

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 

 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?  1 Juan 5: 4-5

En estas palabras se encierra una verdad maravillosa:  Nacimos de Dios, y el creer en Jesucristo es creer en que lo que Él hizo fue en nuestra representación, es decir, al llevarnos en su muerte, descenso al infierno, resurrección y ascenso a su trono en las alturas, a la diestra del Padre, nos ha trasladado de la obscuridad de nuestra mentalidad bajo la Ley, a la luz admirable de su Gracia, por su Espíritu y sacrificio no por nuestro esfuerzo y muchos sacrificios.

Por el contrario,  el no creer que estás en Cristo te mantiene “en Adán”…. en quien solamente hay una vida llena de labores y dificultades, que culmina en cautiverio y  “muerte”.

En resumen,  la nave que te conducirá a tu destino, sea la cautividad o la libertad, será tu sistema de creencias.

En Apocalipsis 13,  vemos al grupo de los cautivos,  aquellos cerraron sus ojos y oidos a lo que el Espíritu Santo trataba de persuadirlos; aquellos que prefirieron su propio esfuerzo y se rieron del esfuerzo de Dios por reconciliar al hombre a sí mismo.   Nota que no es Dios quien  los destina,  o que los coloca en la red, ellos “serán colectados”, con su permiso  al haber amado mas la mentira que la  verdad que les ofrecía su libertad, y al rechazar el regalo de Vida Eterna,  serán entregados a sus propios engaños.

Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. Se parecía al Mesías, mas era un devorador. Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tirra y los moradores de ella (los cautivos) adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió. Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.

 Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis. 

Ap. 13:11-18

El número 6 en el hebreo es el número del hombre.    El 666 revela al hombre  exaltado, con un total menosprecio a Dios y  toda su confianza en si mismo y en lo que pueda lograr a través de las maquinaciones de su ingenio e intelecto  (la marca en la frente),  o de la fuerza de su labor (la marca en la mano).

Este sello es el que sellará la cautividad eterna del hombre.  En el  próxima blog te daré el antídoto.

Gracia y Paz en Cristo

Rev. Dec. 2019