Confesando la verdad.

No mas lágrimas

Perdonados para Siempre

Señor, si llevaras un registro de nuestros pecados,   ¿quién, oh Señor, podría sobrevivir?  Salmo 130:3

Mi intención el día de hoy  es poner 1 Juan 1:9  en el contexto del Nuevo Pacto en lugar de tratar de hacer caber el Nuevo Pacto entero en un solo versículo.

La palabra confesión usada en 1 Juan 1:9 es el griego ὁμολογέω – “homologeō,”

Homo – “mismo”.   Logeo – “decir”,  Esto significa:

  1. Decir lo mismo que otro,  Estar de acuerdo con lo que otro dice,
  2.  Admitir
    1. No negarse a hacer
    2. No decir que no
      1. Confesar
      2. Declarar
  3.  Profesar

Dentro del contexto del Nuevo Pacto, confesar es simplemente decir lo mismo que la Palabra de Cristo dice acerca de nosotros, estando de acuerdo con ello.

¿Que dice el Nuevo Pacto acerca de nuestros pecados?

Bajo el Nuevo Pacto, Dios ya no se acuerda de ellos. (Hebreos 2:18).

Nuestros pecados ya han sido perdonados (Hechos 10:43, 1 Juan 2:12, Ef. 1:7, Col 1:14,  2:13, etc.)

Jesús fue nuestra propiciación – nuestro Trono de Misericordia, (1 Juan 1:2) quien nos mantiene cubiertos y  “limpios”  con su  sangre.  (1 Juan 1:7)

Por tanto si pecamos,  ¡Abogado tenemos para con el Padre!  (1 Juan 2:1), y si hemos de confesar, confesemos lo mismo que  nuestro Abogado dice de nuestro pecado, 

por ejemplo,  Gracias Padre porque:

  • La sangre de Jesús, tu Hijo, me limpia de todo pecado.1 Jn 1:7; Tito 2:14
  • Tu Hijo Jesucristo es  la propiciación por mis pecados. 1 Jn 2:1-2
  • Mis pecados me  han sido perdonados por creer en el nombre de Jesús. 1 Jn 2:12; Hechos 10:43
  • En tu Hijo Jesucristo tengo la redención por medio de su sangre, el perdón de los pecados según las riquezas de tu gracia,  (Ef. 1:7;  Col. 1:14)
  • Me  has dado vida juntamente con él, y me has perdonado todos mis pecados. Col 2:13
  • Y ya nunca más te acuerdas de mis pecados y transgresiones porque tu Hijo Jesús fue mi ofrenda una vez y para siempre. (Heb 10:18)
  • Gracias porque por tu Gracia soy salvo, no por mis obras.  Ef. 2:4-8
  • Gracias porque por tu Gracia soy la Rectitud de Cristo. 2 Cor. 5:21

Al creer en tu corazón estas verdades,

El pecado ya no tendrá poder sobre ustedes, pues ya no están bajo la ley sino bajo la gracia.  Rom. 6:14

El estar consciente de nuestros pecados es señal de que aún estamos bajo la ley, (Heb. 10:2), la cual no solo es la fuerza del pecado, (1 Cor. 15:56) sino que nos hace caernos del “Favor Inmerecido” de Dios (Gal 5:4) al tratar de merecerlo.

Decir lo siento y confesar nuestras ofensas entre hermanos fue indicado en Santiago 5:11,  pues la hipocresía y la falta de amor no nos permite una verdadera comunión o intimidad en ningún tipo de relación humana, además de que no testifica que le conocemos:

En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros.  Juan 13:35

Decirle a Dios “Lo Siento”,  puede ponernos en aprietos, porque Él sabe si de verdad lo sentimos o no.  El no decirlo no nos  aleja de Él, pues Él cambiará nuestro corazón si seguimos viniendo a Él,  más el estar consciente de pecado si nos aleja de Él, no solo por la  culpa que crea en nosotros, sino porque estamos negando que su sangre ya nos limpió.

Por lo tanto, cuando le decimos a Dios “Lo siento”  no es para tratar de obtener perdón,  y que nos abra la puerta o nos muestre su rostro,  sino porque ya fuimos perdonados.  El ser honestos con Dios acerca de nuestras fallas o humanidades,  o el hablarle de lo que sentimos o pensamos, es parte de una relación autentica y abierta con nuestro Padre, y ésta solo puede ocurrir cuando sabemos que ya fuimos perdonados, pues ya no existe esa pared de separación entre Él y nosotros y entre mas imperfectos, mas dependeremos de la Gracia de Dios para ser transformados.

El Dios del Viejo Pacto anhelaba tener esa relación abierta con sus hijos,  mas no podía,

No por sangre de toros y cabras

Justificado por Sangre

porque el pecado no había sido juzgado, por tanto el no podía mostrar su rostro, y  por lo mismo existía un velo.  Mas su Hijo Jesús rompió el velo de separación cuando llevó el castigo de nuestras iniquidades sobre su cuerpo en la Cruz, perdonando nuestra vida entera de transgresiones, para que podamos decirle “Papito” y venir a Él abiertamente en cualquier momento con todas nuestras insensateces. Mas el no nos quiere enfocados en ellas, sino en lo que Él es.

El estar mas conscientes en la Sangre que nos limpió y perdonó que en nuestros pecados, produce el verdadero cambio de parecer en nosotros.  Yo confío en que el Espíritu Santo te ha mostrado que nadie podrá separarte de su amor y que el aguijón del diablo no tendrá efecto en ti.

Sin embargo mi lector, si  después de saber lo anterior aún crees que la confesión es necesaria para el perdón, “¡que Dios te agarre confesado!”. Mas recuerda que bajo el Nuevo Pacto, todo lo que no es de fe, es pecado, (Rom. 14:23), aun lo que no hacemos cuando sabemos que lo debemos de hacer.    Cada vez que te preocupes, cada que temas,  cada que te deprimas y te frustres, cuando te desanimes y cada que dudes que la sangre de Cristo hizo trabajo tan perfecto que necesite tu declaración de maldad para limpiarte, estarás en peligro de  perder tu comunión con Dios.

La semana que viene escudriñaremos las escrituras acerca de los efectos de la culpa y la condenación.

Shalom