El Ojo del Huracán

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Si has leído el Capítulo 16 de Apocalipsis, estarás al tanto de las cosas tan tremendas que, como popularmente se cree, caerán en un futuro sobre aquellos que reciban la marca de la Bestia. Aunque Juan haya descrito estos sucesos linealmente, uno tras otro, esto no significa que ocurrirán en el orden de su narración, considerando que Dios no está sujeto al tiempo, pues Dios es Eterno, por lo que estos sucesos podrían estar ocurriendo simultáneamente; de hecho, ya han ocurrido y  seguirán ocurriendo.

Lo importante es  recordar que El Principio y el Fin es uno solo: Jesucristo – el Alfa y el Omega, y  dentro de ese “círculo infinito”   se  encuentra nuestra vida –  “en Él vivimos, nos movemos y existimos” (He. 17:28); Como lo  descubrimos en el capítulo anterior, toda mención de fuego en este libro de Apocalipsis se refiere al Altar de Bronce, de hecho,  lo que aquí se traduce como ‘Copa’, se refiere a los braceros de oro utilizados para acarrear el fuego en el día de la expiación, pues este altar simbolizaba la Cruz, juicio en el que Jesús confrontó la muerte de toda la humanidad, por tanto, la humanidad entera ya ha muerto, y en la resurrección de Jesús se encuentra el nacimiento de una Nueva Criatura que ya no es de la tierra, sino del cielo; obviamente, lo único que se quemará en el fuego de la pasión de Dios (traducido como ‘ira’) será todo aquello construido en “madera, papel y hojarasca” – todo lo que es mortal y terrenal, como son las obras de la carne y para la carne, las mentalidades terrenales de los seres humanos – sus patrones de pensamiento basados en la Ley de las obras: en el esfuerzo,  el desempeño y la  mucha labor; en juicio, castigo, venganza, violencia y muerte.

Por lo anterior,  estos  eventos  de muerte que aparecen aquí podrían compararse con  el encuentro del viento frio y caliente que provoca  un tornado de violencia, arrasando con todo a su paso, o con el encuentro de aguas frías y calientes que provocan un huracán, el cual aumenta en intensidad,  girando  alrededor de un ojo, hasta que algo le resiste y pierde su fuerza. De la misma manera, las mentalidades y los patrones de pensamiento podrían estar haciendo colisión, alrededor del trono de Dios,  contra Sus Pensamientos y Su Mentalidad; mas aquellos cuya mente haya sido establecida en la mente de Cristo, podrán ‘resistirlos’ y serán guardados en perfecta y completa paz ….  (ver Is. 26:3).

Mi opinión es que, tanto las trompetas que vimos anteriormente, como las copas de la ira de Dios mencionadas en este Capítulo 16,  podrían ser el mismo evento que aumenta en intensidad hasta su culminación y disolución, conforme la gente va despertando a la verdad del Evangelio y va viendo morir todo aquello que no lo era,  siendo las trompetas como la anunciación de esa muerte. Recordemos que el sonido del shoffar anunciaba la muerte de un cordero, pues el mismo shoffar era uno de sus cuernos.

Por todo anterior, es también mi opinión que estas cosas no sucederán de repente,  sino gradualmente, algunas como consecuencia de otras; ciertamente, en el presente estamos presenciando el choque de mentalidades e ideologías alrededor del mundo, aquellas que buscan establecer un nuevo órden y forzar sobre todos los seres humanos una identidad ajena a nuestro diseño,  ya han comenzado a hacer guerra contra todo aquel que no “compre con su moneda”, trayendo a la no existencia las cosas que son, contrario a nuestro Dios, quien trae a existencia las cosas que aun no existen.   También es mi opinión que, de la misma manera que la semilla que crece en buena tierra da fruto 30, 60 y 100%, así la cizaña será removida 30, 60 y 100%, por tanto, la manifestación de estos eventos será precisamente para remover tal cizaña -trataré de mostrártelo gráficamente:

Las 7 trompetas comienzan después del 7º. Sello, (Ap. 8:1-5) en el cual vemos al Cordero – Jesucristo,  y enseguida “hubo  truenos, ruidos, relámpagos, y un terremoto”.

   7 Trompetas 7 Copas
1 Granizo y fuego con sangre, que destruye un tercio  de los árboles y la hierba.  Ap. 8:7  (en el 6º Sello, las estrellas caen) Abscesos y llagas sobre los hombres marcados para destrucción (con el sello de la Bestia).    Ap. 16:1-2
2 Un tercio del mar se convierte en sangre  y muere la 3ª. parte de vida marina, y un tercio de los barcos es destruido.  Ap. 8:8 Todo el mar se convierte en sangre y murió 100%  de vida marina. Ap. 16:3
3 Un meteoro (6º. Sello, estrellas que caen)  contamina un tercio de las aguas dulces (ríos, presas, etc),  y muchos mueren por causa de las aguas amargas. Ap. 8:10-11 100% de los ríos y fuentes se convierten en sangre.  Ap. 16:4-6
4 Un tercio de tinieblas  (6º.  Sello, el sol se obscurece)  Ap. 8:12 El calor del sol quema a los hombres Ap.16:8
5 Otra estrella que cae en la tierra (6º. Sello) causa un humo que la obscurece y langostas surgen, causando gran sufrimiento.  El primer Ay   (Ap. 9:1-11) Grandes tinieblas y la gente se mordía la lengua del dolor y blasfemaban contra Dios.  Ap. 16:10
6 Los 4 ángeles que sostenían los 4 vientos son soltados.  Un tercio de la humanidad muere por  causa de fuego humo y azufre que sale de la  boca de 200 millones de jinetes. Ap. 9:13-19 Las aguas del Éufrates se secan y los espíritus inmundos del dragón, de  la bestia, y del falso profeta reúnen a los reyes del mundo contra Israel.
7 Multitudes alrededor del Trono de Dios: Truenos, Ruido, Relámpagos, Terremoto y Granizo.  La hora de la  ira de Dios ha comenzado.   Ap. 11:15-19  (compárese con el  6º. Sello) Una voz sale del Templo de Dios:  “Hecho Está”!  Truenos, Ruido, Relámpagos, Terremoto y Granizo de 45 kilos (posiblemente meteoros)  Islas y Montañas son removidas.  Ap. 16:7 (compárese con el 6º. Sello)
    Copyright  Lino Fino.  2015

Si te diste cuenta, cada que Jesucristo aparece en su trono,  la escena se intensifica,  primero un terremoto,  posteriormente un terremoto y granizo,  mas tarde un terremoto y granizo de 45 kilos.  ¿Qué puede ser este granizo? Si éste fueran meteoros, éstos estarían azotando  la tierra gradualmente,  a lo largo de las 7 trompetas,  causando llagas y abscesos,  la contaminación de las aguas,  tinieblas,  fuego, humo y azufre,  y posteriormente, sequía,   muerte y devastación, las cuales se intensificarán hasta que la Gran Voz del Trono de Dios se escuche:  “Hecho Está”  (Ap. 16:17).

Mas espera un minuto,  Jesús ya pronunció estas palabras, cuando dijo: “‘¡Consumado Es!  ¿Acaso lo anterior ya ocurrió?

Ciertamente, la primera copa nos recuerda la sexta plaga de Egipto, (Ex. 9:8) que representa las llagas en el cuerpo de Jesús, cuando fue herido por nuestras trasgresiones.

La segunda y tercera copa nos recuerda las aguas del Nilo convertidas en sangre, en Ex. 7:19,  representando la Sangre que se derramó en la Cruz y de la cual se originaría la Vida de la Nueva Criatura,  con la cual nuestra mente sería lavada de la vieja mentalidad caída – de las cosas viejas, de la acusación, la deformidad, la culpa, etc.; aguas de las cuales no podrán beber jamás, pues son aguas que no sacian, puesto que la sangre de Cristo habla “de mejores cosas.

La obscuridad de la 5a. plaga nos recuerda a la de Egipto, en Ex. 10:21, la cual representa la obscuridad de la mente humana natural  que no puede ver a través de su propio velo, a pesar de que el velo ha sido razgado, por lo cual tanta gente vive en angustia, incertidumbre y desesperación, blasfemando el nombre de un Dios que no conocen, sin poder identificarse con Él y por consiguiente, sin poder cambiar de opinión acerca de Él ni de si mismos.

La sexta copa que hace salir “espíritus como ranas”, nos recuerda a la plaga de ranas en Ex. 8:5, que representa la incredulidad de la gente que los hace caer en el engaño de la falsa trinidad,  debido a su propia mentalidad  obstinada de esclavitud y de juicio que los atormenta como el sol ardiente, del vers. 9.

Por último, el granizo de la 7a. copa, la mas intensa de todas, nos recuerda al que calló en Egipto registrado en Ex. 9:23, que hizo que Egipto perdiera su esplendor, por lo que puede interpretarse como la caída de la economía,  o de la moneda corriente, pues estos granizos eran del tamaño de un talento – una pieza de oro, del griego ‘talanton’ que significa:  pesa de balanzas.  En Egipto, la economía radicaba en su monopolio del río Nilo.  Se dice que la ley castigaba con muerte a aquel que construyera una cisterna.   Hoy en día, nuestra economía cayó cuando nuestras monedas  dejaron de estar respaldados por el oro y la plata.   Lo que hoy tenemos no es dinero, sino deuda.  La tarjeta de crédito es nuestro río Nilo.  La herencia de nuestros hijos es deuda, todo porque dejamos que nos robaran nuestra corona de oro, cuando creímos en el Arbol del “Yo NO SOY” que nos heredó la religión y el sistema de la Ley del desempeño y las obras. 

Continuará…

Paz y Gracia en abundancia

Rev. Feb. 2020