Corazones Ardientes

"Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo: Si no comen la carne del Hijo del Hombre, y beben su sangre, no tienen vida en ustedes."  Juan 6:53Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo: Si no comen la carne del Hijo del Hombre, y beben su sangre, no tienen vida en ustedes.” Juan 6:53

Ayer hablamos que al participar de la  Cena del Señor participamos de la Mente de Cristo,  de su  Sabiduría, lo cual se traduce en  restauración  para nuestra mente, nuestra “Salud Mental”,  que es esencial para mantenernos sanos, pues todo sufrimiento físico, o su gran mayoría, comienza con cierto sufrimiento mental, causado por las emociones, por estrés,  tristeza, aún por causa del  temor, y como  lo vimos antes, por la culpa y la condenación.

Por lo mismo, Jesús proveyó primero para nuestra paz antes de proveer por nuestra salud física,

“…Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz,  y por su llaga seremos sanados. Isaías 53:5

Aquí vemos el orden de las cosas,  Jesús tenía que redimirnos primero del estrés, ahí fue

El Pago por Nuestra Paz El Pago por Nuestra Paz

donde sus sufrimientos comenzaron, en el Getsemaní, donde vemos a Jesús  estresado por primera y última vez, tomando todo nuestro  estrés.  Lo que comenzó en  un Jardín, en el Edén, fue finiquitado en otro jardín, en el Getsemaní.

La Biblia dice que Jesús “sudó sangre”.    Como lo hablamos en la Raíz del Problema, al mezclarse su sangre con su sudor, nos estaba redimiendo de tener que ganar el pan con “el sudor de nuestro rostro”, que  significa “con estrés”, la cual fue la primer maldición que cayó sobre el hombre.

Un ejemplo claro que la Biblia nos da del efecto que la Comunión tiene sobre nuestra mente cuando participamos de la Mesa del Señor es el de los Caminantes de Emaús, (Lucas 24:13-35)

El día que Jesús resucitó, les salió al encuentro a dos de sus discípulos en su camino a casa de regreso de Jerusalén, quienes se encontraban “con sus rostros cargados de tristeza”.  Al oírlos hablar de lo que le había sucedido a su Señor,  comenzó a guiarlos a través de todo lo que las escrituras hablaban de Él, desde los libros de Moisés,  hasta los profetas.   Todo este tiempo, durante un trayecto de aproximadamente 11 kilómetros, Jesús se reveló a sí mismo ante ellos a través de su escritura,  mientras que ellos sentían que su corazón ardía,  mas  no pudieron reconocerle.

Llegaron a su casa y Jesús se despidió,

“Pero ellos lo obligaron a quedarse. Le dijeron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde, y es casi de noche.» Y Jesús entró y se quedó con ellos. Mientras estaba sentado a la mesa con ellos, tomó el pan y lo bendijo; luego lo partió y les dio a ellos. En ese momento se les abrieron los ojos, y lo reconocieron; pero él desapareció de su vista.”  (24:29-31)

El Señor Jesucristo, el primer domingo de su resurrección nos dio el patrón para realizar sus servicios dominicales: “Expandiendo la escritura acerca de Él y partiendo el pan”.  Jesús restringió sus ojos porque no quería que dependieran de lo que sus ojos veían para conocerle y creerle.  Él quería que lo vieran en la escritura, como lo veríamos todos nosotros  a partir de ese momento, además de que solo iba a permanecer con ellos unos días antes de que ascendiera y no podrían verlo más.   De ésto,  ellos atestiguaron:

« ¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras

Mi lector, si tú encuentras un pastor y una iglesia donde te hagan arder tu corazón porque hacen salir a Jesús de las páginas de la Biblia, en lugar de reglas y prohibiciones, hazla tu casa porque ese Pan de Vida, representado en la Comunión significará vida para ti.   Lo contrario significará lo contrario.

Estos caminantes, al haber recibido tal alimento para su alma directamente de su Señor, su fe estaba ardiendo al rojo vivo y al comer el pan sus ojos fueron abiertos, su mente fue restaurada; Esto lo sabemos porque de haber estado tan deprimidos, desesperanzados, estresados, nerviosos, quizá llenos de miedo de no saber cómo vivir sus vidas sin su maestro, de repente tuvieron tal avivamiento en su mente, que les causó  un revigoramiento de sus fuerzas físicas a tal grado que los hizo levantarse y caminar los mismos 11 kilómetros de regreso a Jerusalén  para dar la gran noticia a los demás discípulos, pues no tenían teléfono, ni email, ni  Facebook.

La Palabra nos dice que al tomar El Pan, ellos “conocieron” a su Señor. (24:31) Esta palabra griega “epiginōskō”, usada para “conocieron” significa “discernir”,  “conocer completamente”,  “conocer bien y acertadamente”  y es equivalente a la palabra hebrea “yada”, usada en Gen. 4:1, cuando  Adán “conoció”  a su mujer.

Así de íntimo y sagrado es el acto de la Comunión,  así de íntimo quiere nuestro Señor Jesucristo que le conozca su Esposa, la iglesia.   Al participar de su Mesa, existe tal intimidad con su Espíritu,  que somos uno con El.  Esta intimidad satisfacerá tu hambre y sed y te mantendrá fuerte, saludable y añadirá años a tu vida, y vida a tus años  sin perder el uso de tus facultades mentales o  tu salud mental.

Date tiempo de ver esta película de corto metraje cuando tengas 30 minutos libres, para que te imagines la experiencia que estos caminantes tuvieron en su camino a Emmaus, compártela con aquellos que quieras hacer arder su corazón.  Si no se ve en tu pantalla, aprieta la tecla F5 y espera a que se cargue, o  da un click aqui  para verla en una página separada.

Shalom