Riquezas en Gloria

En el estudio pasado entendimos que Pablo en Hebreos 7 usó la Ley del Diezmo para hacer ver a los Hebreos que ese pacto ya estaba expirado y que esta Ley del Diezmo, junto con todas las demás ya no están vigentes bajo el Nuevo Pacto, donde todo depende de nuestro Sumo Sacerdote, Jesucristo.   No tenemos que pagarle los diezmos a Jesucristo, pues El los pagó por nosotros.

Pablo nos explica que Abram  no estaba pagando su diezmo a Levi,  sino que Leví lo estaba pagando a través de Abram a Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, quien vive para siempre, y quien no pertenece a la tribu de Levi, sino de Judá, por tanto no era la Ley del Diezmo la que Abram seguía sino el deseo de su corazón, como un acto de gratitud al recibir la revelación de Jesucristo y de Su Gracia a través del pan y del vino que Melquisedec le dio.

Al hacer ésto, Abram  fue libertado del poder de “Mammon”.   Esto lo vemos en Gen. 14:21-24, cuando se negó a recibir los bienes de la mano del Rey de Sodoma,  diciendo:

He jurado al Señor, Dios Altísimo, creador (dueño) del cielo y de la tierra,  que no tomaré ni un hilo ni una correa de zapato, ni ninguna cosa suya, para que no diga: ‘Yo enriquecí a Abram”.

Abraham no quiso nada que no viniera de Jesucristo, pues el tenía su fe en que Dios, el dueño de todas las cosas, le supliría todo y efectivamente, Abraham se considera el hombre más rico del mundo, aún hasta nuestros días.     Si algo no viene a través de Jesucristo  no viene de Dios,  sino de nuestro esfuerzo, por tanto es temporal, pues  está limitado a nuestra propia fuerza y recursos, más lo que viene de Jesús viene de la eternidad, por consiguiente no tiene límites.

Si queremos vivir de lo que nosotros producimos tendremos una mentalidad de escasez, pues  sabremos que tarde o temprano todo se va a acabar, al solo poder  producir hasta que el trabajo se nos acabe, hasta que una pequeña circunstancia cambie, o hasta que la salud o la fuerza se nos acabe,  y siempre estaremos con temor de perderlo; más si vivimos de lo que Jesús nos da,  con la revelación que Abraham tuvo de Su amor  y bendición, nadie tendrá que forzarnos a dar dinero, ni impedirnos que lo hagamos,  pues  al igual que Abraam, seremos libertados de Mammon y nuestra dádiva no será para asegurar nuestras riquezas, sino que saldrá de la riqueza de nuestro corazón la cual está segura en Cristo.

Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres.  Juan 8:36

El exigir a la iglesia el diezmo, como se obliga en algunas iglesias,  no está libertando a la gente de Mammon,  pues muchos dan para poder tener más, pues les da “Paz” para  recibir la bendición sintiendo que se la ganaron.

Se de una congregación donde el Diezmo es requisito mandatorio para poder ser miembro y aquellos “desobedientes” les es mostrada la salida, para que la iglesia no reciba “la maldición” bajo la que ellos supuestamente están al no diezmar. Sin embargo los nuevos miembros pronto aprenden que  al diezmar  solo le están dando a Dios lo que es de Él,  por tanto, sólo la ofrenda después del diezmo cuenta para bendición, pues es “la semilla” que Dios multiplica.

Durante el Viejo Pacto los cielos se abrirían si la gente diezmaba, mas en esta congregación el diezmo  solo sirve como “dinero de   protección del devorador” como se acostumbra entre la mafia, mas no es suficiente para que Dios abra los cielos y haga caer sobre ellos bendición hasta que sobreabunde, ¡como si Jesús nunca lo hubiera ya hecho!   A través de los años esta exhortación  gradual y progresiva   ha causado que muchos “dadores alegres” no logren mantener su membresía en este lugar.

Lo asombroso es que aun bajo esta vieja Gloria, la gente prospera cuando cree que Dios los moneyva a bendecir financieramente. Semana con semana, los mensajes del “dador alegre”, son acompañados de los testimonios de aquellos que han recibido dinero justo después de haber dado.  Por lo mismo existe repartición de dinero en sobres anónimos que los ” obedientes” reservan para bendecir a los hermanos,  por lo general sus parientes o amigos, o para aquellos que ya son prósperos, pues al poner su semilla en “tierra próspera” se multiplicará más.

Manipulaciones como  éstas suceden en muchas iglesias de las cuales yo he sido testiga y en ocasiones víctima,  y en el nombre de “librar a los creyentes de la maldición“,  los ponen bajo la misma, al traerlos bajo la Ley de un pacto ya  expirado; el problema es que cuando la maldición se comienza a manifestar, los creyentes  se sienten “defraudados por Dios”.

Fue por la obediencia de este Hombre,  Jesucristo, que la Gloria de su Espiritu pudo descansar y habitar en nosotros.   Si bajo la gloria del ministerio de muerte muchos aun prosperan,  cuanto mas prosperaremos bajo la “mucho mayor Gloria”, la Gloria del Nuevo Pacto.

Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”  Fil. 4:19  

No creas que Dios te va a dar de sus riquezas “en Gloria” cuando te mueras.  De sus “riquezas en Gloria”  de ahí te va a dar.  Sus riquezas en Gloria son infinitas, de ahí es de donde nos da todo.   El no te va a dar conforme a tu dádiva.  Aun cuando pudieras dar toda  la riqueza del Universo no sería suficiente para comprar la bendición que Su Hijo compró con su Sangre  para nosotros.

¿Quiere decir que no debemos dar dinero?  Solo cuando de la abundancia de tu corazón salga para que los propósitos de Dios se cumplan y NO para recibir más dinero.  Si tu das para recibir más, estás bajo la Ley, pues no has creído en lo que Jesús ya te dio por Gracia.

Me dirás: “Jesús dijo: “Da y recibirás”.  Te pido que leas Lucas 6, pues de ahí continuaremos aprendiendo a dar y a recibir como sucede bajo el Nuevo Pacto, el próximo mensaje.

Shalom