Palabras de Aliento

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Antes de comenzar el estudio del Capitulo 5 de Gálatas, quiero invitarte a reflexionar en lo siguiente: El conocer el verdadero Evangelio de Gracia nos ha trasladado a muchos de nuestra antigua imagen distorsionada de Dios como una figura distante y difícil de complacer, a  conocerle como un hijo conoce a su padre   amoroso.  Muchos que hemos conocido de su Amor mas allá del constreñimiento de la religión y la tradición, y entendido  lo que El logró por nosotros a través del trabajo consumado de Cristo en la Cruz, hemos pasado de sentirnos rechazados o reprobados, a sentirnos perdonados y aprobados; de sentirnos olvidados y relegados a sentirnos  totalmente amados y aceptos.  Hemos creido que tendremos provisión, protección, y “favor inmerecido”  y ya no tememos terror nocturno ni las malas noticias, por el contrario, esperamos encontrar un buen trabajo, una buena pareja, un buen lugar en el estacionamiento,  que nos dejen pasar adelante en la fila y aun comida y servicios gratuitos.

Cuando las cosas mejoran, o lo que anhelamos se nos logra, nos alegramos de que la Gracia es la verdad; sin embargo, de repente las cosas no suceden como las esperábamos,  el auto se descompone, el amado o la amada se nos enferma o accidenta, el trabajo nos es arrebatado y el nuevo no nos llega, tampoco la pareja que esperamos, o algo se nos sale “de control”.    O quiza creemos que el que no cree como nosotros tiene mas “favor” que nosotros, pues él o ella tienen mejor trabajo,  mejor auto, mejor pareja… mientras que nosotros seguimos experimentando pérdidas o vivimos aun en pobreza o en deuda, enfermos o sin trabajo  y comenzamos a dudar de que la “Gracia realmente funcione”, como nos funcionaba “La Ley” (¿de verdad?),  o como nos funcionaban nuestras “imágenes milagrosas”,  o nuestros polvitos y velitas que algunos comprábamos en el mercado con los hechiceros, cuando no creíamos en Dios.

Amado, no quiero desilusionarte, mas la Gracia de Dios no es una máquina que ponemos a funcionar.  La Gracia de Dios es el Amor y la Buena Voluntad de Dios dada al hombre, en forma de carne y sangre – es decir, encarnada en la persona de Jesucristo, para  que de su carne y su sangre pudieramos vivir en El  y al identificarnos con Él pudieramos  encontrarnos en Él “salidos del Yo Soy” como nuestro origen y destino final.

La Gracia de Dios no funciona,  “se manifiesta” sorprendiéndonos, apacentándonos, levantándonos, sustentándonos, y haciendo brotar la Vida de Dios, no necesariamente en forma de casa, aunque dos de mis hermanas han recibido casas sin buscarlo;   no necesariamente en forma de auto, aunque Dios les ha suplido el auto, o la necesidad, o la sanidad en su momento.

La Gracia de Dios te garantiza la Vida Eterna,  no en una nube, en forma gaseosa o etérea, sino en un cuerpo nuevo, inmortal, brillante y glorioso, como el de Jesucristo y  en una Tierra Nueva.   En el proceso de “dar a Luz” eso que la tierra aguarda (Rom.8:19-28),   Su Gracia nos ha dado ya de sus   “primicias”; contrario a lo que a algunos nos habían hecho creer, éstas no son  tu  primer cheque que le tienes que dar “a Dios” (a tu pastor),  sino que son  los primeros frutos del Espíritu que levantó a Cristo de los muertos, y que solo son “un adelanto”  de Su Vida allá:  Amor, gozo, paz, paciencia, contentamiento, etc, aun en medio de la aflicción; esa será tu prueba de que la Gracia “funciona”.   Tendremos oportunidad de hablar de esto a detalle en el siguiente capítulo.

Yo puedo decirte que la mayor parte de la aflicción que he experimentado en mi vida, antes y después de recibir a Jesucristo y aun después de que conocí la Gracia de Dios,   han sido  el resultado  de mi “confabulación sin fe“,   mi vida bajo la Ley,  que me produjo mi propio “Ismael”,  por lo que conocí “los días  en los cuales  dije: no tengo en ellos contentamiento”.

Mas negaría yo a Dios si te dijera que su Gracia nunca se ha manifestado en mi vida. En medio de muchas pruebas, he experimentado su amor, junto con fruto, al igual que con victorias,  sanidades,  provisión,  protección, libertad y favor que han sido muy reales en mi vida,  y muchas otras cosas que jamás hubiera sabido como producir por mi misma.  Mas con todo y lo que mi Padre me ha revelado,  llego a escuchar voces que me dicen, “cuantos años tienes esperando a que Dios resuelva cierta  circunstancia”.

Por lo anterior, durante mis tiempos de prueba, la cual yo se que no viene de Dios, (como podrás escucharlo en el video vinculado, con capciones en español),  tengo dos alternativas,  esperar a que el Espíritu que levantó a Jesus de los muertos levante mi vida,  mientras me deleito en su amor y recibo su “maná” para ese día, hasta que ponga a mis enemigos por estrado de mis pies,   o  seguir tratando por mi misma de arreglar mis circunstancias y fincar mi futuro “bajo mi esfuerzo – bajo la Ley” – confabulando mi solución y prolongar mis años de dolor.

Durante la misma tentación de Jesús vimos que en cuanto el diablo lo dejó,  los ángeles lo ministraron sin que Él se aventara del templo, como lo incitaba el diablo  (Mat. 4:11) El no tuvo que orar por ello, ni  ordenarle a los ángeles que lo ministraran, esa fue su provisión.   Lo que su Padre le había dicho al salir de las aguas del Bautismo  lo sostuvo mientras la provisión le llegó.

De igual manera, yo puedo  dejar que las circunstancias me persuadan, como intentaron hacerlo los amigos de Job,  “algo hiciste mal”, “algo creíste mal”, “la prueba no viene sin razón”, etc.;  o que la voz del diablo me persuada:  “Si tu eres hija de Dios, que te lo compruebe, o compruébalo tu misma”;  o dejar que la voz de mi Padre me persuada: “Estoy totalmente complacido contigo, entra en mi reposo, entra en mi gozo, entra en mi paz” y  que Él me ministre y me mime  y me supla lo que me falta,  comenzando con la fe, la sabiduría, la guiansa, o aun la paciencia y el contentamiento, sin que lo que me pasa tenga que ver con mi desempeño o  sea la prueba de su Amor.

Amado(a), no intento animarte a acostumbrarte a la aflicción o a esperarla, ni tampoco que creas que nunca la padecerás.   Solo te invito a permanecer en un lugar donde puedas ser  persuadido de la verdad todo el tiempo,  persuadido del Amor de Dios por ti, de lo que tu eres en Él,  de que Él es por ti y no contra ti, y de que  ¡Él ya ha vencido al mundo!  Deja que Él te mime de esta manera, hasta que de repente busques lo que te aflige y ya no lo encuentres.

Esta noche estamos por presenciar cosas tan trascendentales para la humanidad, que podrán volcar al mundo entero. Tus oraciones serán grandemente codiciadas, no solo por mi sino por este país, pues su paz será tu paz.  Mas suceda lo que suceda, Jesús te recuerda:   

¡Les he hablado estas cosas para que en mi puedan conocer la dulce y segura relevancia de mi paz! En el mundo tendrán tiempos intensos y estresantes, pero ¡mucho ánimo! ¡Yo he vencido el orden mundial!”

Juan 16:33  Toit, Francois du. The Mirror / El Espejo de la Palabra: Edición en Español

Pensando en aquellos que se encuentren experimentando aflicción o presión, te comparto una  Palabra de Aliento basada en Isaias 41:8-14, que recibí de mi Padre y que yo comparto con sus amados. Puesto que Isaías habló 700 años antes de que Jesús le diera cumplimiento a sus palabras,  yo te la he interpretado  bajo el Lente de la Gracia. Si no apareciera a continuación,  la encontrarás al dar click en la fotografía. Deseo que te fortalezca y te imparta fe.

Shalom y Gracia en Abundancia

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