Consolemos a los Afligidos

Les comunico a todos mis amados(as) de Lino Fino que en este momento me encuentro  convaleciendo de una cirujía en un pie, por lo que no he podido enfocarme en editar algunas secciones importantes, como  la sección de la Sangre de Cristo, tema que he estado tratando durante las últimas semanas y que considero muy importante para el tiempo que estamos viviendo en el mundo entero.

Hoy precisamente, 32 años después del terremoto de 1985 en la ciudad de México,  aquellos que lo vivimos volvemos a ver las mismas imágenes de destrucción y tragedia: edificios desmoronarse encima de gente sorprendida por la muerte, frente a los ojos perplejos de muchos que se quedan a afrontar la devastación, el peligro, la violencia y los actos de rapiña que se están cometiendo en este momento por gente con corazón de piedra,  mientras sus víctimas gritan desesperadas, y sin ayuda, no importa cuantos simulacros de terremoto hayan practicado, sintiéndose aún abandonados por Dios.

La gente se apila en sus congregaciones  buscando purgar sus pecados, repitiendo palabrerías con esperanza de ser escuchados, buscando respuestas, buscando palabras de aliento, mas lejos de encontrarlas,  escuchan  las palabras del acusador  buscando a quien culpar, sea a los pecadores no arrepentidos,  o al mismo Dios que según algunos, “en su justicia” busca “descargar su ira castigando a alguien”.

La Buena Noticia es que  Dios ama a sus criaturas, aun a los no arrepentidos y  aun incrédulos.  Dios te ama con vehemencia y quiere que sepas que lo malo que sucede en el mundo no viene de Él, ni es su castigo  por el pecado.  Si ves el video  subtitulado en la página principal, quizá te convenzas de ello.  Jesús vino a revelarnos al Padre. Como Él es El Padre siempre ha sido y siempre lo será.   De Él solo viene toda buena dádiva y todo don perfecto,   la salvación y la Vida Eterna, el bien y la misericordia que en Él encontrarás todos los días de tu vida, y aun al final de la misma, en medio de la pérdida, la destrucción y la muerte misma, o cuando todo pareciera ya estar muerto, en Él solo encontraremos  la esperanza de la Resurrección y la Vida. Su Espíritu es Espíritu de Gracia, de Poder, de Resurrección y Vida Eterna.

Muchos en su enseñanza dan a entender:  “SI tu estás en Cristo, (condición) espera lo mejor”,  sugiriendo la posibilidad de que algunos pudieran no estarlo.  Mas si leyeran una palabra o un verso antes  del “si estás”, descubrirían la frase “por lo tanto”, o “por consiguiente” o “por conclusión”.  Les guste o no, lo crean o no,  TODA LA HUMANIDAD HA SIDO PUESTA EN JESUCRISTO, no solo en su muerte sino hasta su resurección (ver 2 Cor. 5).    El “SI” en el Evangelio nunca ha sido una condición, siempre fue una conclusión, y conociendo lo que nos ha sucedido en Cristo hayaremos el SI  y AMEN.  Esa es la Buena Noticia

Así es amado(a), tu estás en Cristo,  aunque pudieras ser uno de los  que se encuentra victimizando gente en las calles de México.   Mas obviamente que el no saberlo o el no creerlo te impedirá vivirlo, porque solo por la fe podrás nacer a esta verdad y ver la vida de Cristo nacer en ti.   Al no creerlo,  estarás confiando en la mentira que conduce a la muerte, estarás poniendo tu vida en lo que no salva, sean otros seres humanos,  animales u objetos innanimados y vivirás como maldecido, sin poder ver el bien que Dios te haga (Jer. 17:5),  siendo engañado por lo que brilla pero que no es oro, siendo víctima de la injusticia de tu propia incredulidad o de tu propio sistema de ‘justicia’, así como de la muerte que ambos producen, mientras vives sometido o sometiendo a otros a todo tipo  de abusos u opresión, de la cual Dios te ha invitado a salir, todo para que al final sufras la  traición de aquello en lo cual ponías tu confianza, pues en ello nunca encontrarás lo que verdaderamente satisface el alma.  La mentira solo puede disfrazarse de verdad hasta que te traiciona, o hasta que te corroe por dentro, y no vale la pena esperar a que esto suceda, cuando en Cristo ya has sido librado de ella y ya no puedes ser mas bendecido ni llegar mas alto que donde Él te ha puesto.

La revelación de Jesucristo y de su Amor por la humanidad, así como el estar conscientes de la cobertura que tenemos en nuestra unión con Él, serán nuestro único refugio.  La Encarnación – Jesucristo,  es nuestro lugar de unión con Dios, nuestro lugar Santísimo y entre mas consciencia tengamos de este lugar a donde Él nos ha traído por su sangre,  mas encontraremos nuestra  verdadera identidad, nuestra sanidad, nuestra protección, nuestra provisión y nuestra vida misma; de ahí obtendremos el consuelo y el pronto auxilio en tiempo de aflicción, hasta que todo lo que pertenece al polvo  sea sacudido de nuestra vida.

En el  Lugar Santísimo, bajo el Viejo Pacto, no había ninguna traza de bronce, solo el oro de la divinidad y de la justicia de Dios.  El bronce se encontraba afuera y representaba el juicio. El hombre creía que este juicio era lo que Dios requería,  mas realmente era el alma del hombre bajo la Ley lo que lo demandaba, como paga para estar satisfecha; Jesús aceptó llevar tal juicio en nuestra representación para extinguirlo para siempre en la Cruz y hacernos  descansar, al haber dejado esa ‘carta de requerimientos’  clavada en la cruz.   (ver Colosenses 2:14)

El viejo hombre Adán ha muerto y vuelto al polvo y con él la humanidad que estaba representada en él. La serpiente condenada a comer polvo por todos los días de su vida no podrá devorarte, entre mas  consciencia tengas de que ya no perteneces al polvo, pues has sido puesto en Cristo y estás sentado en las alturas junto con Él, aunque para ello hubiera tenido que bajar hasta el mismo infierno para levantarnos junto con Él.  Por conclusión, por fuego ya  has pasado y en oro has sido ya recreado en Jesucristo como Nueva Criatura. Desde luego, si no lo crees, vivirás como polvorón, alimentando a la serpiente, mas no será la voluntad de Dios.

No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti;
    toda lengua que te acuse (que se levante contra ti en juicio) será refutada.
Ésta es la herencia de los siervos del Señor,
    la *justicia que de mí procede
—afirma el Señor—. Is. 54:17  Nueva Biblia al Dia.

Si esta era la herencia de los siervos, imagina cual será la de los Hijos, en lo cual  Jesús ya nos ha convertido. El nos devolvió  la paternidad perdida y eso fue solo el punto de partida.  Que esta verdad sea la que te despierte a la vida que Él diseñó para ti, y que ahí llegues a ser restaurado y saciado.

Shalom y Gracia en Abundancia.