Desvaneciendo las Tinieblas.

Con su Luz Admirable

Nuestra carne tiene tanta propensidad a la auto-justificación, que se necesita el Espíritu Santo para “convencernos” que somos la rectitud de Cristo por fe, sin las obras de la Ley. (Rom. 3:28) Mas de alguna manera la consciencia de pecado que el Sacrificio Perfecto vino a eliminar, (Hebreos 10:2) se ha convertido en “un requisito” para permanecer sentados junto con Cristo, en el cristianismo moderno.

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