No Mas Descalzos

En la parábola del “Hijo Pródigo”, cuando el hijo regresó a casa, el Padre lo recibió con los brazos abiertos, lo vistió y le puso calzado para hacerlo sentirse digno. (Luc. 15:11-32) Dios hizo lo mismo con nosotros, nos vistió con esa rectitud y nos calzó con su Evangelio, cuando le pusieron el clavo sobre sus pies, esa sangre que derramó limpió nuestro caminar y cubrió nuestros pies.

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