En mi blog anterior incluí algunos videos que si tuviste tiempo o deseo de ver, habrás llegado a tus propias conclusiones acerca de la Eugenesia, del Holocausto, del proyecto Lebensborn y de la consecuencia de juzgarnos “según la carne”. Fue por ello que Pablo dijo, hace 2000 años
De manera que nosotros de ahora en adelante ya no conocemos a nadie según la carne. Aunque hemos conocido a Cristo según la carne, sin embargo, ahora ya no Lo conocemos así. 2 Cor. 5:16
Al hablar de conocer a alguien según la carne, Pablo habla de juzgar a alguien por lo que es “en apariencia”, por todas sus características externas, sea por su linaje, su jerarquía, su habilidad, sus cualidades y méritos propios – todo lo que hoy en día nos cataloga. El versículo siguiente al anterior nos dice que eso que juzgamos son “cosas viejas”
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura (nueva creación) es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas. 2 Cor. 5:17
Si vemos estas escrituras en el contexto del capitulo entero, nos damos cuenta de que Pablo estaba hablando de nuestra “tienda terrenal”:
para que tengan respuesta para los que se jactan en las apariencias y no en el corazón. 5 Cor. 5:12
Podrás argumentar, “pero ésto sólo aplica para el que está en Cristo”, entonces permíteme mostrarte lo que dice la versión “The Message”, en el mismo capítulo
Nuestra firme decisión es trabajar desde este énfasis: Un hombre murió por todos. Eso pone a todos en el mismo barco. Él incluyó a todos en su muerte para que todo el mundo también pudiera incluirse en su vida, una vida de resurrección, una vida mucho mejor que la gente haya vivido por si mismos.
Debido a esta decisión no evaluamos a la gente por lo que tienen o cómo se ven. Asi miramos al Mesías una vez y nos equivocamos. Desde luego que ya no lo miramos de esa manera. Ahora miramos dentro y lo que vemos es que cualquier persona unida con el Mesías obtiene un nuevo comienzo, es creado nuevo. La vieja vida se ha ido; ¡una nueva vida brota!
2 Cor. 5:14-17 (Msg)
Ahora contempla este párrafo en la parafrasis “El Espejo”, a continuación: :
El amor de Cristo ¹resuena dentro de nosotros y nos deja con una sola conclusión: Jesús murió la muerte de la humanidad; por lo tanto en la lógica de Dios cada individuo simultáneamente murió.
(La palabra ¹sunecho, de sun, que significa junto con, y echo, que significa abrazar, sostener, y así se traduce resonar. Jesús no murió 99% o por el 99%. ¡Él murió la muerte del 100% de la humanidad! Si Pablo tuviera que ceder para que la última parte del versículo 14 dijera: “Uno murió por todos luego solamente aquellos que siguen las prescripciones para calificar, han muerto también.” ¡Entonces él habría tenido que cambiar la primera mitad del versículo también! ¡Solamente el amor de Cristo puede hacer un cálculo de tal proporción! ¡La mente religiosa cuestiona lo extremo del amor de Dios y quizás preferiría agregar una o dos condiciones a una afirmación como esa! ¡Ver a todos igualmente valorados e incluidos en Cristo no disminuye nuestra pasión por comunicar a Cristo poderosamente, sino que la incrementa!)
5:15 ¡Ahora, ya que todos estamos incluidos en su muerte, luego todos estamos incluidos en su resurrección! ¡Esta revelación de su amor redefine la vida humana! Cualquier referencia que pudiéramos tener de nosotros mismos, fuera de nuestra asociación con Cristo, ya no es relevante.
Toit, by Francois du. The Mirror / El Espejo de la Palabra: Traducción en Español
Por ello Pablo tenia tal celo por que los Gálatas que él había ministrado no se apartaran de Su Evangelio:
Les insto a imitarme (¡En mi convicción de que las costumbres judías están vencidas y anticuadas, y son sentimientos vacíos y obsoletos!) ¡Estamos en el mismo barco, no se trata de mí; se trata de ustedes! (¡Nuestro trasfondo Judío o Gentil no tiene importancia! Yo no estoy ganando o perdiendo votos por mi ministerio o para mí. ¡Es este evangelio lo que me preocupa y me urge!) Gal. 4:12
Irónicamente, fueron los judíos los primeros que rechazaron el Evangelio de Pablo, pues era para ellos como una blasfemia, debido a que el judaísmo de aquel entonces era un sistema en el que las naciones gentiles eran menospreciadas y vistas “como perros” – los consideraban inmundos y excluidos de Dios, por causa de la Ley de Moisés. No podían comer con un gentil, ni probar sus alimentos, ni siquiera saludarlos de mano, mucho menos ser amigos de ellos.
Mas irónico aun es el hecho de que entre ellos mismos se descalificaban y se menospreciaban, pues solo los de la clase alta, que eran las sectas religiosas, se consideraban dignos de Dios, por lo que trataban al pobre de entre los mismos judíos también “como perro”. Esta creencia se debía a que La Ley incluía prosperidad económica para el que la obedecía “en todo” (ver Deut. 28) y al tener dinero o posesiones materiales, los religiosos se creían “obedientes, bendecidos y aprobados” y veían al judío pobre como “desobediente y maldecido”, aun cuando ellos mismos los habían empobrecido a través de su sistema.
Esta mentalidad continua engañando a las naciones. El diablo nos quiere eliminados a todos, por lo que sea, aun desde antes de haber nacido; él se vale de la Ley y del que es fuerte “según su carne” para lograrlo.
Solo ignorando las palabras de Pablo (intencional o no intencionalmente) seremos víctimas de tal mentalidad.
Por ejemplo, durante el Holocausto, no solo millones de judíos fueron eliminados sino también miles de gitanos, de homosexuales, enfermos mentales y rebeldes.
Durante el Apartaid, los blancos fueron los opresores. Al abolirse el Apartaid, su opresión se ha revertido contra ellos, igual que se revirtió contra los Alemanes cuando perdieron la 2a. Guerra Mundial, y así está sucediendo en los Estados Unidos; sin embargo, el “africo-americano” hoy se tiene a si mismo como su mayor opresor y el fuerte sigue oprimiendo al débil de su mismo color.
En cuanto a mis compatriotas mexicanos, no necesitamos enemigos, tenemos a nuestro gobierno y a sus sistemas corruptos para mantenernos oprimidos; sin embargo, la gente no está a salvo de si misma, no solo por causa del alto crimen, el narcotráfico, las masacres y secuestros, la inflación y los bajos sueldos, sino porque risiblemente, aun siendo la mayoría de etnicidad mestiza, los genes predominantes siguen determinando el valor de las personas y el claro sigue menospreciando al de tez mas obscura, o alardeando de sus partes blanquitas que ha logrado esconder del sol.
Dejemos las “cosas viejas” – son cosas de Adán. En Cristo la medida cambió, no hasta que seamos transformados, sino desde que fuimos puestos en El. Es un nuevo comienzo. ¿Estás en Cristo?
Shalom y Gracia en Abundancia.