Servidores Públicos y de Dios

Pues por esto también ustedes pagan impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto. Paguen a todos lo que deban al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor. Rom. 13:6-7

Una vez más me toca hablar de un tema muy contemporáneo y me doy cuenta que existía un propósito para realizar este estudio, al observar que semana tras semana nuestro tema ha coincidido con los hechos del día y hoy  hablare de nuevo de nuestros gobernantes y de lo que hacen con nuestros impuestos,  lo cual requiere  de administraciones honestas y temerosas de Dios y que muy pocos países en América Latina llegan a tener.

En el mensaje anterior aprendimos que por razón de la consciencia debemos someternos a las autoridades. Esta  consciencia radica en saber quienes somos – Hijos de Dios, vestidos de su rectitud, embajadores de Cristo,  Reyes y Sacerdotes.

Esta consciencia de quienes somos nos hace también conscientes de los demás, creyentes o no creyentes. El conocer la Gracia de Dios es un regalo en sí mismo, es solo por la Gracia de Dios que la venda nos  llega a ser quitada de los ojos para poder creer el Evangelio y asi poder ser salvos, más alrededor nuestro existen miles que se pierden por no conocer la Gracia que nos fue dada a nosotros.

El hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos” Mat. 5:45

Al poner autoridades, nuestro Padre Dios estaba pensando en todas sus criaturas, no solo en aquellos que lo recibirían, sino también en aquellos que no creerían y aun en el reino animal y el vegetal por tanto, existen leyes para proteger tanto al humano como a la bestia y a la naturaleza.

Por ejemplo, aquellos que se organizan para proteger a los animales de la crueldad del hombre, estableciendo leyes, o aquellos que se organizan para llevar agua limpia a lugares remotos, Dios los ha levantado y recibirán el tributo y el honor de los hombres, y aunque sus buenas obras no les otorgan su salvación, sus obras hablan muy fuerte  del Amor de Dios y merecen nuestro tributo y nuestro honor y respeto, pues lo hacen movidos por la pasión en su corazón y no tanto por ser reconocidos o adulados, o para no pagar impuestos.

Y mientras que el pobre se mantiene de los que pagan impuestos, no es la voluntad de Dios que estén pobres y si así te lo hizo creer la religión, lamentablemente te ha mentido; por lo mismo Jesús nos pidió que le prediquemos el Evangelio al pobre (Luc. 4:18), no para consolarlo, sino para que deje de serlo y para que cuando esto suceda, el también contribuya con su trabajo y con sus impuestos, pues Dios cuenta con sus Hijos para administrar el mundo y es por ello que el que no teme a Dios se levanta, porque el que conoce a Dios se lo ha relegado a él.

De Gracia recibimos y de Gracia damos, lo importante aquí es que leemos que los gobernantes son servidores de Dios,   por tanto, cristianos o no, si ellos proceden contra aquellos que representan con deshonestidad, movidos por la avaricia y la corrupción, ¿a quien te imaginas que le van a dar cuentas en primer lugar? Por lo mismo debemos orar por nuestras autoridades,  para llevarlos a Dios y para que El trate con ellos y los mueva a conocerle, o te guíe  con sabiduría como proceder,  sea eligiendo  con tu voto a aquellos que cumplirán su propósito o a involucrarte tu mismo en los asuntos de tu localidad,  y poder ver por las causas de los los oprimidos.

Nuestro papel en la tierra es ser representantes de aquel que nos amó, cuidar de sus criaturas en la medida de la fe que nos dé a cada uno. Podemos creer mucho en la Gracia, pero el Amor y la misericordia serán ls primera evidencia que hemos creído; La crueldad no tiene nada que ver con Dios, ni la pobreza, ni la venganza, ni la muerte, ni la mentira, ni la injusticia, ni la maldicion y  Dios no puede ser burlado.

Pablo nos da el enfoque correcto al respecto:

No deban a nadie nada, sino el amarse unos a otros. Porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley.  Porque esto: “No cometerás adulterio, no matarás, no hurtarás, no codiciarás,” y cualquier otro mandamiento, en estas palabras se resume: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”  El amor no hace mal al prójimo. Por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley.  Rom. 13: 8-9

Como lo expresé antes, el amor de Dios aunque es individual, lo abarca todo y a todos. ¡De tal manera amo Dios al mundo! (Juan 3:16) tanto nos amó a nosotros como amo a nuestro prójimo. Esta palabra “prójimo” ha sido traducida en el inglés como “vecino” (neighbor), por lo tanto aquellos que viven en mansiones no se sienten obligados con nadie, pues no tienen vecinos cerca.

Mas aun cuando muchos se vayan a vivir en medio del bosque, o  la cima de la roca para no tener vecinos,  la palabra  “prójimo” viene del griego “proxima” y significa “el que está próximo a ti”, sean tus hijos, o la persona que limpia tu casa, o aquel que corta tu pasto, el que lava tu carro, y el que se sentó junto a ti, sea en el avión o en el camión.

Es cierto que  al que lava nuestro carro no podremos amarlo como a nuestro hijo, mas aunque por la Gracia de Dios no vivimos más bajo la Ley,  y por ello Cristo no nos condenará por no hablarle al vecino,  en ésto nos conocerán que somos Hijos de Dios, en que nos amemos los unos a los otros. (Jn. 13:35)  Vivamos conscientes de ello.

Shalom.