Por Gracia o Por Obras

Abraham e Isaac

 Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.

Rom. 11:6

La escritura una vez más nos aclara que la Gracia no puede mezclarse con las obras – al decir obras se está refiriendo a la Ley. Si recibimos de Dios porque nos lo ganamos, ya no es por Gracia.    La Gracia de Dios es gratuita, por su buena voluntad; no podemos merecerla o ganarla, solo podemos recibirla por la fe.

Muchos inmediatamente argumentan: “Pero la fe sin obras es muerta”, y ésta es una buena oportunidad para aclarar su malentendido. Para entender a que se refería Santiago al pronunciar esta frase tan célebre, necesitamos leer su capítulo 2  completo , el cual esta dirigido a los Judíos (Sant. 1:1), a  quienes les dice en Sant. 2:1-9, que si van a vivir por la fe , que no actúen mas conforme a la Ley  (el sistema de méritos bajo el cual la gente trabaja su propia rectitud y finca su propio valor basado en lo que hace, o en lo que tiene),   “porque cualquiera que guarda toda la ley, pero falla en un punto, se ha hecho culpable de todos” (Sant. 2:10).

Esto lo aplica en el trato hacia los demás, pues si  trataban a los demás conforme al Espiritu – la Ley de Libertad que es la Gracia (Sant. 2:1-13) basados en el precio que Jesús pagó por todos los humanos, entonces dejarían de  tratar a los hombres con favoritismos o actitudes discriminatorias dependiendo en este caso si eran pobres o ricos.

La Ley de Moisés traía juicio e ira a nuestros corazones,  mas solo la Gracia pone misericordia en ellos.   Es por esto que les dice que juicio sin misericordia traería juicio sobre ellos, más la misericordia triunfa sobre el juicio – La Gracia triunfa sobre la Ley. (Sant. 2:13)

La Gracia, trasforma nuestro corazón y nos da lentes diferentes para ver  a la gente como Dios los ve, y para a amarla genuinamente, pues de eso se trataba la Ley, de amar a Dios, y a los demás, tanto, como el hombre natural es capaz de amarse a sí mismo. Mas por la Ley podremos mostrarnos amables y agradables, y aun hacer caridad a los extraños, mas no necesariamente podremos amar.  Aunque existe mucha gente llena del amor de Dios dando su tiempo y aun su vida por los demás, muchos que viven de su propia rectitud tienden a juzgar con más dureza a los demás, porque  en el fondo no han creído ni recibido la rectitud de Cristo y continúan tratando de purgar su propia culpa y condenación.

Por consiguiente, el esposo bajo la Gracia ama a su esposa, y el hijo bajo la Gracia honra a sus padres, más lo hace porque de Gracia recibe, por tanto por Gracia puede dar.

Todas los mandamientos de Dios, bajo la Gracia se vuelven en promesas de lo que  Dios hará en nuestro corazón. Asi es, por Gracia amarás a Dios por sobre todas las cosas, y por Gracia amarás a tu prójimo como a ti mismo, por tanto, no matarás ni harás nada de lo que los Diez mandamientos prohibían,  mas no por tu esfuerzo en obedecerle, o para ganar nuestra rectitud o para evitar su castigo, sino porque su Gracia produce ese tipo de amor en los corazones de los que creen; como lo dije antes, es un fruto, como lo es el gozo y la paz; la paciencia y la benignidad, la templanza y la mansedumbre, todos son frutos de creer el Evangelio y  nos ayudan a hacer el bien, mas no nos sirven  para comprar el favor de Dios

Santiago mismo nos lo explica en su Cap. 2:14-20. En el vers. 21 nos habla de como Abraham mostró con sus obras, décadas después de que había creído, cuando ofreció a Isaac. De igual manera nos habla de las obras de Rahab, cuando escondió a los espías porque creyó en el Dios de ellos. Esta justificación por obras de la que Santiago habla no es delante de Dios, sino delante de los hombres, sus obras finalmente hablaron públicamente de lo que ellos creían.

En la práctica esto se aplica de manera sencilla al poner en acción lo que creemos, basado en la palabra de Dios y en sus promesas, por ejemplo, si Dios te dice que eres acepto en el Amado – en su Hijo Jesucristo y tú no lo crees, no te sentirás aceptado, por tanto no aceptarás a los demás. Mas cuando lo crees, no importa la etiqueta que la sociedad te dé o les dé a los demás, tú sabrás tu valor y el valor que tiene cada persona delante de Dios, y así lo tratarás

Si Dios te dice que su Hijo te perdonó una vez y para siempre de TODOS tus pecados y tú lo crees, no vivirás pagando tu culpa ni haciéndole pagar sus culpas a los demás, sino por el contrario, cuando te des cuenta, no encontrarás rencor o resentimiento en ti, pues el amor habrá cubierto todas las faltas. Entonces podrás ir y hacer el bien desinteresadamente, sin buscar lo tuyo propio, sea paga, reconocimiento o purgar tus culpas.

… de gracia recibieron, den de Gracia.  Mat. 10:8.

No se trata de querer vivir en desobediencia o rebeldía para que El nos de su Gracia,  sino de abandonar toda pretensión de justicia o rectitud propia y recibir la suya.   Una vez recibida,  El puede salvarnos, cambiarnos,  y usarnos con un nuevo corazón en el cual El escribe sus deseos, mas esta obediencia o transformación no vendrá de nuestro esfuerzo,  sino del deseo de nuestro corazón,  es un fruto,  no una obra.

De la abundancia de este fruto podremos sembrar semillas en la vida de los demás, con el fin de que ellos conozcan el Amor de Dios que transformó nuestro corazón y de esta manera glorificaremos a nuestro Padre.

Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos   Mat. 5: 16

Shalom