¡Pasado por el Fuego!

En Memoria de El,
En Memoria de El,

Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre; hagan esto cuantas veces la beban en memoria de Mí.”  1 Cor 11:25

Hoy escudriñaremos las escrituras para aprender como discernir el cuerpo del Señor y para tal fin nos basaremos en la instrucción que  Dios le dio a Moisés de cómo comer la pascua. Lo primero que encontramos es que no debían comerla cruda:

Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus intestinos. Éxodo 12.  

Esto quiere decir que cuando estemos comiendo el pan, debemos tener en mente a Jesús pasando por el fuego de la Cruz,  llevando nuestra  enfermedad, aflicción, debilidad o maldición.   Al instituir la pascua “asada al fuego”, Dios estaba permitiendo que su Pueblo quedara cubierto por el sacrificio de Jesucristo quien 1500 años después pasaría por el fuego de la ira de la Ley que ellos demandarían,   Cuando oímos a Jesús gritando “tengo sed”,  fue porque estaba ardiendo bajo este fuego,  cuando la ley cobró la paga del pecado de todos nosotros, que  en ese momento era descargada contra el cuerpo de Su Hijo Amado,  dicha paga quedó cumplida.  Asi fue como Jesús cumplió la Ley.

Basado en lo anterior, no estamos discerniendo  su muerte cuando tomamos el pan refiriéndonos a Jesús  durante su nacimiento, su vida o su ministerio, caminando entre nosotros, enseñando y haciendo milagros para querer imitarlo.   Lo estaríamos “comiendo crudo”.

De igual manera, lo tomamos “cocido en agua”,  cuando pensamos en Jesús en la cruz,  limpio y sanitizado como lo muestran en las pinturas o las imágenes, con un rostro hermoso y limpio,  sin sangre. Aunque Jesús es el Cordero de Dios, perfecto, sin mancha y sin arruga,   la Biblia nos dice que durante la crucifixión, fue tan brutalmente acribillado que perdió toda semejanza de hombre, por tanto aun la película de la Pasión del Cristo, la cual acusaron de ser demasiado violenta,  no lo fue lo suficiente como para poder mostrar la verdadera descripción bíblica de su crucifixión.

Pero muchos quedaron asombrados cuando lo vieron.    Tenía el rostro tan desfigurado, que apenas parecía un ser humano,    y por su aspecto, no se veía como un hombre.  Isaías 52:14

…..No había nada hermoso ni majestuoso en su aspecto, nada que nos atrajera hacia él. Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Isaías 53:3

Quiero aclarar que el “comer”  a Jesús – no es un acto de canibalismo.  Tampoco lo estamos crucificando de nuevo,  es un acto de discernimiento, un acto de de entender que fue lo que Él hizo, a diferencia de lo que nosotros  podemos hacer para salvarnos. Es un acto de fe.   Estamos haciendo  consciencia de cómo entregó su cuerpo por nosotros y por qué. Por lo mismo, por muy  cruel  que esta imagen sea, no podemos diluirlo,  no podemos comerlo crudo, ni cocido en agua.

Basado en lo anterior, al comer el pan, mira  a tu Señor. Míralo en la cruz  llevando tu pecado y tu muerte, como la Ley lo demandaba;  míralo siendo azotado con  tus enfermedades y aflicciones,  con tu dolor,  o tu condición física, mental, emocional, familiar, financiera, etc. y cuando logres tener esa revelación de que lo que te aflige fue llevado en el cuerpo de Jesús,  y de qué tu no tienes que aceptarlo como tu propio sacrificio,  no tendrá derecho de  permanecer en ti porque  en tu consciencia y aun en tu inconsciente ya sabrás que  Dios no es el que lo demanda ni el que lo permite. La Ley ya no puede demandártelo porque la Ley ya ha sido cumplida en  el cuerpo de Jesús – Él ya  ha llevado la paga de tus pecados- tu propia muerte.

Esa condición en tu cuerpo, sea tu corazón, tu hígado, tu cerebro, tu páncreas, cáncer, artritis,  depresión, o aun una simple gripa, sera puesta a morir y  no tendrá derecho de permanecer ahí,  no porque tu gobierno lo demande, o tu sistema médico,  es un edicto de las cortes celestiales más altas – del mismo Rey de Reyes.

La ira de  Dios contra el sistema de “justicia” de la Ley – el mismo sistema que te destruía, la ha puesto a arder y ha sido totalmente consumada.  Su  justicia se ha cumplido en exceso, con un sobrepago.  La justicia y la Paz quedaron unidas para siempre en la Cruz  por causa de lo que Jesús ha hecho, la Santidad de la Cruz está de nuestro lado.  Dios es Justo, por tanto el castigo no vendrá de Él ni por Él.   Cualquier manifestación en tu cuerpo o en tu vida con apariencia de maldición , dile adiós, pues el enemigo no podrá tomar más ventaja de ti engañándote.   Espera que Jesús ponga a todos tus enemigos por debajo de tus pies y que deshaga las obras que el diablo hizo en tu vida a traves de la Ley y de todo lo que creias antes.

Así aprendimos hoy a comer nuestra “Pascua” pasada por el fuego.  Cuando la tomes, hazlo con calma, con tiempo,  tan a menudo como tu tiempo te lo permita  y sobre todas las cosas, con fe  y nunca por ritual, hábito, imposición u obligación.  Recuerda,  es una declaración de que has creído y no de tu esfuerzo para poder creer. Este pan y esta copa es un símbolo en tus manos de que tus pecados han sido pagados y no te estan siendo cobrados.  

La Cena del SeñorEs tu recibo.   Levántalo frente a las tinieblas;  acompáñalo de tu oración, o de la lectura de la escritura en Lucas 22:17-20, o en 1 Cor. 11:17-34, o de una alabanza que  haga memoria del Sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, o aun después de ver la película de la Pasión del Cristo.    De esta manera participas con consciencia de su perdón y su Gracia,  y no de tu pecado,   con agradecimiento,  sintiendo el amor de Dios por ti.

La próxima semana continuaré  compartiendo este estudio contigo,  y si tu  fe ha sido fortalecida, acompáñala tomando la comunión.  No necesitas esperar a que tu pastor o líder religioso lo celebre con el cuerpo de Cristo en tu iglesia.  Tú  lo puedes hacer a solas con tu Señor, tu autoridad es la palabra que Él te dio:

 “Porque todas las veces que coman este pan y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que El venga”  1 Cor. 11:26

Shalom