Objetos de Su Amor

Corriendo hacia nosotros

El Amor del Padre

Recibamos abundancia de Gracia el día de hoy meditando en el amor de Dios.

El mandamiento más grande de la Ley de Moisés era:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.   Deut. 6:5

El Espíritu Santo dedicó casi un capítulo entero,  Deuteronomio 6, para explicar cómo debíamos amar a Dios,  lo cual amplificaba el primer mandamiento registrado en Exodo 20:1-7

Sin embargo la Ley de Dios no habilitaba al hombre a amar a Dios.   La gente le servía porque le temía, porque no quería morir.    Es difícil amar a alguien que en cualquier momento te va a matar; especialmente si no lo amas.   Sin embargo ciertos hombres bajo la Ley, uno de ellos el Rey David,  lograron comprender el gran amor de Dios por los humanos,  de hecho,  el nombre hebreo  David significa “Amado”.

Esta revelación del amor de Dios lo convirtió de ser pastor de ovejas en  matador de gigantes,  matador de Diez Miles,   un hombre tras del corazón de Dios, adorador por excelencia,  escritor de muchos de los Salmos y linaje directo de nuestro Señor Jesús.

Cuando Jesús  comenzó su ministerio, al ser bautizado, una voz se dejó escuchar desde el cielo:

La tentación de Jesús

“Este es mi Hijo Amado,  en el cual tengo mi complacencia”.  (Mat. 3:17; Mar. 1:11; Luc. 3:22).

De esta Palabra vivió el Señor Jesús durante 40 días en el desierto.   Sin embargo su enemigo de inmediato intentó robarle  esa palabra,  usando la misma estrategia que usó con Adán y Eva: “¿De verdad crees lo que Dios te dice?  y  dos veces le repitió: “Si de verdad eres  El Hijo de Dios….”    (Mat. 4:3-6) Nota que no repitió la frase completa: “Si de verdad eres El Amado Hijo de Dios”.

Muy poca gente tenía esa  revelación del Amor de Dios antes de que Jesús nos la revelara al dar su vida como nuestra propiciación. Uno de ellos,  el Apóstol Juan,   quien se auto-nombraba “El apóstol que Jesús amó”, recibió todo el amor que pudo de Jesús.  Cuando se sentaban a su alrededor,  él se recostaba en su regazo,  esto es, en su pecho, lo cual significa que descansaba en el amor de Jesús, y él  mismo presumía de ello.   ‘

Pedro, por el contrario, presumía de su propio amor por Jesús, aun cuando la escritura nos muestra que Pedro no podía entender las acciones de Jesús como lo hacía Juan, pues no existía la misma cercanía.

Todos sabemos lo que sucedió cuando Jesús fue arrestado.  Pedro le negó 3 veces, lo Crucifixion_Andrea_Mantegna_1457cual Jesús sabía,   mas durante la crucifixión, Juan se encontró al lado de Jesús y al lado de María,  consolándola y dándole apoyo como solo lo haría alguien que de verdad nos ama;  fue por ello que Jesús le encomendó a Juan el cuidado de su madre, cuando le dijo: “Aquí está tu madre”  (Juan 19:27).

Esta revelación personal que Juan tenía del amor de Jesús le permitió ser el único apóstol que sobreviviera el martirio.   La tradición relata que este apóstol fue hervido en aceite públicamente, mientras El testificaba del amor de Dios,  de lo cual salió sin daño, volviendo el corazón de su audiencia hacia el Dios que lo libró,  Jesucristo.

Se cree que por ello fue desterrado y condenado al aislamiento en la Isla de Patmos, donde recibió la revelación de Jesucristo narrada en el libro del mismo nombre, que todos conocemos como “Apocalipsis”.

El Apóstol Pablo  también tuvo el privilegio de recibir esta revelación del amor de Dios en persona, pues fue arrebatado al tercer cielo. Fue tal cosa la que vio, que se quedó ciego durante tres días, y  el resto de su vida solo se dedicó a escribir y predicar de ese Gran Amor, que es sólo uno de los aspectos de la Gracia de Dios.

Su primera epístola a los Corintios, capítulo 13 nos describe ese amor, el cual te pido que leas en tu propia Biblia.  Muchos  al leerla, nos damos cuenta de la imperfección de nuestro amor,   pues cuando leemos el “amor todo lo sufre, no se irrita, todo lo soporta, no toma en cuenta el mal recibido”  nos damos cuenta que Pablo no puede estar hablando de nuestro amor; y en efecto, Pablo hablaba  del amor de Dios revelado en Jesucristo, por tanto dice:

Si no tengo Agape, – el Amor de Dios –  ¡de nada me sirve!

Esta palabra griega que  fue traducida en algunas versiones como “caridad”,   es el tipo de Amor que solamente Dios puede producir,  pues este es un amor totalmente puro e incondicional,  comparado con el nuestro, el cual es condicional.

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.  Rom. 5:8

De la misma manera, cuando Juan habla del perfecto amor que echa fuera el temor,  (1 Juan 4:18), no se refería al nuestro,  sino a ese amor incansable e incondicional de Dios.   Es cuando tenemos esa revelación que Juan tenía de la magnitud del amor de Dios, que dejamos de temer, cuando nuestra opinión de Dios cambia y cuando comenzamos a esperar sólo lo bueno.

Entre más consciente estés de ese Amor Perfecto,  tu fe aumentará sin esfuerzo, tus oraciones serán respondidas mas allá de lo que esperes o  imagines y tus batallas serán ganadas, una por una.

Es por esta razón que la estrategia del diablo que más éxito tiene contra los Hijos de Dios es la de destruir nuestra sensación de  “Ser Amados por Dios”  haciéndonos sentir relegados, olvidados,  abandonados, rechazados, condenados,  porque él sabe que entre más sientas que tú eres el objeto de su amor, correrás a tu máxima capacidad como lo hicieron Pablo y Juan, por el poder de Su Amor.

Te invito a que practiques el amor de Dios a la manera de Juan:  repítete al espejo que eres el(la) discípulo(a)  que Dios amó;  busca su Amor y su abrazo en su Palabra;  solo con una revelación personal del amor de Dios en tu vida podrás verdaderamente saber lo que se siente amar a Dios,  pues

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados …. 

¡Nosotros lo amamos a Él, porque Él nos amó primero!

1 Juan 4:10 y 19

Shalom