No Mas Confusión

 

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Hemos estado comiendo de la la Epístola a los Romanos, la cual es una defensa legal del Evangelio de Gracia en contra del sistema anterior – La Ley judaica. Pablo nos sirve el Pan de Vida en nuestra mesa a través de esta Epístola, en forma de “sandwiches divinos”; el primero nos introduce al Evangelio de Gracia – la roca sobre la cual seria edificada su Iglesia – la verdad que revela la justicia/rectitud de Dios en Cristo (capitulo 1:16-17), por medio de la fe (3:21-31), como el único antídoto para combatir las obras de la carne/de la Ley (Rom. 1:18-3:20), apoyado en la Fe de Abraham (Rom. 4); y lo adereza mostrándonos cómo la obra de Jesucristo deshizo la obra de Adán, de manera absoluta y superior. (Rom. 5).

Por lo anterior, algo a tomar en cuenta acerca del Capítulo 6 de Romanos que acabamos de estudiar, es que éste es parte de otro “sandwich divino”, por lo que no debe interpretarse aislado de los dos capítulos siguientes 7 y 8.

El capítulo 7 clarifica toda la confusión que existe con respecto a la Ley y la Gracia. Esta confusión podrás encontrarla difundida por todos los medios de comunicación, especialmente por el Internet. Algunos de estos medios aseguran con toda confianza que la Ley de Moisés sigue vigente; otros difunden su confusión enseñando que sólo los aspectos ceremoniales y rituales de la Ley quedaron hechos sin efecto, mas no los morales o éticos.

Muchos otros se atreven a asegurar que la Ley judaica  se cumple a través de la fe, aun cuando Abraham no conoció esta Ley, ni tampoco Isaac, el “Hijo de la Promesa”, ni Jacobo, ni siquiera José. Nunca se preguntan cómo es que ellos fueron justificados por la fe sin las obras de la Ley (Gal. 2:16), y por algún “vuelco del destino” los Hijos de Dios hoy en día tenemos que cumplir la ley de Moisés por la fe de Abraham, ¡No tiene sentido!

Recordemos que Pablo llama a la Ley Judaica “el ministerio de muerte escrito en piedra” (2 Cor. 3:7); aquellos que creen que Pablo se refiere sólo a los aspectos ceremoniales, sepan que éstos fueron escritos en papiros o pergaminos; ningún aspecto de la Ley quedó grabado en piedra fuera de los Diez Mandamientos, los cuales comienzan con “amarás a Dios por sobre todas las cosas”, “honrarás a tus padres”,  “no matarás”, y muchos más, todos ellos considerados “aspectos éticos y morales”.

Con toda osadía me atrevo a decir que sólo Jesús pudo cumplir esta Ley, pues a eso vino, a cumplirla en su totalidad (Mat. 5:17) y así poder eximirnos de ella, al igual que quedarás eximido de tu hipoteca con el banco cuando termines de pagarla -ya nadie podrá quitarte tu casa una vez pagada. De esta manera, el contrato entre Dios y el hombre ya quedó  “cumplido”, “finiquitado”, sin efecto en aquellos en quienes Cristo hoy vive a través de su Espíritu.

Así es amado(a), el Hijo de Dios ya no puede vivir bajo aquel contrato sin validez, pues el que le rige hoy es el Nuevo, el que Jesús firmó con su sangre en representación de todos los hombres. La Ley de este Nuevo Pacto no es mas la de Moisés, es la del Espíritu, pues solo por el Espíritu podemos dar fruto, por algo se llama “Fruto del Espíritu”, pues el fruto de la Ley  es “para muerte”  (Rom. 7:5).

El primer fruto del Espíritu  es el Amor. Sólo por el Espíritu podremos verdaderamente amar a Dios, a nosotros mismos – al vernos reflejados en Cristo, y por consiguiente a los demás y en este amor – en el amor de Cristo – está el cumplimiento de todas las demandas de Dios que Jesús ya cumplió, por tanto en nosotros solo queda el fruto y no el esfuerzo por cumplirlas.

Solo bajo la Gracia podremos vivir bajo el Espíritu, y solo por el Espíritu podemos vivir una vida verdaderamente “ética y moral”, aun en lo secreto, cuando nadie nos observa o nos filma, pues ya explicamos repetidamente que tratar de vivir una vida ética y moral en nuestro esfuerzo – por las obras de la Ley, es “vivir bajo la carne” y por lo tal viviremos caídos de la gracia de Dios (Gal. 5:4);

Tristemente no todos aceptarán ser parte de este Nuevo Pacto,  mas para aquellos que aceptemos vivir bajo ese pacto no significa que  la Ley se haya abolido, sino que nosotros fuimos los que morimos a la Ley en el cuerpo de Cristo.

Por favor no me lo creas a mi, creéle a la Palabra de Cristo en Romanos 7, te pido que lo leas en tu Biblia y que regreses el jueves.

Shalom