Largura de Días

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Si leíste la última sección que concluimos la semana pasada, quizá te encuentres entre los padres benditos que querrán y que estén a tiempo poner en práctica los  principios aprendidos.   O quizá no has sido padre o madre aún y serás bienaventurado cuando lo seas.

Mas tal vez estés en el grupo que no puede volver el tiempo atrás para actuar sabiendo lo que sabes hoy; si es así, bienvenido(a) al club, no estás solo(a).  La buena noticia es que el tiempo es un concepto que nuestro Padre eterno no ve como nosotros vemos y Él no nos guarda cuenta de errores.  No te la guardará a ti, ni se las guardará a tus hijos, o al menos eso es lo que dice la Escritura 5 veces: el número que representa su Gracia:

Yo, Yo soy el que borro tus transgresiones por amor a Mí mismo, Y no recordaré tus pecados  Is. 43:25; Heb. 10:17

Pues tendré misericordia de sus iniquidades, y nunca más me acordare de sus pecados Heb. 8:12; Jer 31:34

¿Qué Dios hay como Tú, que perdona la iniquidad Y pasa por alto la rebeldía del remanente de su heredad? No persistirá en Su ira para siempre, Porque se complace en la misericordia.
Volverá a compadecerse de nosotros, Eliminará (Pisoteará) nuestras iniquidades.
Sí, arrojarás a las profundidades del mar Todos nuestros pecados. Miqueas 7:18-19

La religión nos ha enseñado a guardar cuenta de ellas, a que las confesemos, aún a que paguemos por ellas, y no nos deja olvidarlas, pues la religión, detrás de su apariencia piadosa,  en sus prácticas niega el trabajo consumado de nuestro Señor Jesucristo;  la religión no te dejará creer  que este trabajo ya ha sido consumado e intentará que tú lo consumes.  Al igual que los fariseos, los religiosos del tiempo de Jesús,  la religión rechaza el hecho de que la Cruz hizo a Dios accesible y disponible para todos y siempre te invitará a que trates de accesarlo de mil otras maneras, para al final decirte que fallaste. La religión nunca intentará convencerte de  tu regalo de Rectitud a través de Jesucristo, quien te acercó a Dios, por lo mismo te dirá que el Evangelio de Gracia es una falsa doctrina y te hará huir de él.

Mas si el Espíritu dentro de ti da testimonio de que eres la Rectitud de Jesucristo,  deja de escuchar la voz de la religión,  y créele a la Biblia, la cual en este momento te mostrará de manera fehaciente que Dios no lleva record del mal.  Abre tu Biblia y lee 1 Reyes 6:1

Y sucedió que en el año 480 después que los Israelitas salieron de la tierra de Egipto, en el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el segundo mes, comenzó Salomón a edificar la casa (el templo) del Señor.

Ahora,  ve a Hechos 13:18-22 y observa que los años que Pablo describe no coinciden con el número de años arriba mencionados.

Sumemos:

40 años bajo el desierto (v.18)

450 años en la tierra de Canaán(v.19)

40  años bajo Saúl (v.20-21)

40 años bajo David  (v.22  – 1 Reyes 2:11)

3  años bajo Salomón

573 años  – 480 = 93

¿Acaso ésta es una contradicción de la Biblia?

Sabemos que mientras Israel vivió en Canaán,  no siempre le fue fiel a Dios;  cuando iban en gideonpos de otros dioses, dejaban de confiar en  la sangre de los sacrificios en la cual estaba su bendición y protección, por tanto, Dios removía su cobertura y los dejaba caer en manos de los pueblos enemigos. Entonces clamaban a Él y  Él les enviaba a alguien que los librara. Esto sucedió 5 veces, veamos:

8 años bajo el Rey Cusan Risataim,  Mesopotamia . Jueces 3:7-8

18 años bajo Rey Eglón de Moab Jue 3:14

20 años  bajo el Rey Jabin de  Canaán  en Hazor Jue 4:2-3

7 años bajo el Rey de  Madian   Jue. 6:1

40 años bajo los Filisteos   Jue 13:1

93 años….   ¡he aquí los años perdidos!

La cuenta de Pablo nos muestra la perspectiva humana del tiempo, en cuanto a  la narración de Reyes nos muestra la perspectiva de Dios y como para El los años que Israel le sirvió son los que Él cuenta, sin contar sus años de rebeldía.

Lo anterior te mostró que esos años de tu vida lejos de la presencia de Dios,  efectivamente son pérdida de tiempo, el cual no regresa,  sin embargo,  aquellos años en que vivas deleitándote en Su presencia,  en su enseñanza:

largura de días y años de vida  Y paz te añadirán. Prov. 3:2

Él no se acordará de nuestras iniquidades,  pero nuestro tiempo asignado en esta vida es un recurso limitado.  Cierto,  Dios nos restaurará los años que “la langosta,
El pulgón, el saltón y la oruga” nos devoren (Joel 2:25),  siempre y cuando te quede tiempo de deleitarte en Su presencia, para que este tiempo te sea multiplicado.

Como padre debes preguntarte siempre,  ¿para quien estoy trabajando y viviendo?  ¿Para quien estoy creando a mis hijos?    Si  no es para Cristo, puede que tu esfuerzo resulte en años perdidos. ¿Cómo quieres que tu vida y la de tus hijos cuenten ante Dios?

Conozco gente cuyos hijos son muy exitosos,  vivieron en casas grandes y hermosas, asistieron a escuelas prestigiadas en autos de modelos recientes,  fueron campeones en sus clases y llenos de talentos, se graduaron con honores y títulos altos,  se casaron con buenos partidos,  mas nunca tuvieron el privilegio de probar las cosas de Dios, por tanto como adultos no tienen ningún corazón para Dios, ni interés ni deseo alguno por conocerle o por  cultivar Su presencia.

Estos niños nunca conocieron  el gozo  de experimentar el amor de Dios en sus vidas ni su libertad,   pues para ellos ésto era solo un formalismo y una tradición, pues sus padres mismos nunca tuvieron un corazón tras el de Dios.      

Enséñanos a contar de tal modo nuestros díasQue traigamos al corazón sabiduría ….

Sácianos por la mañana con Tu misericordia, Y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días. Salmo 90:12 y 14

El hebreo para la palabra misericordia es “Hazed”  el cual significa “Gracia”   Su Gracia es todo lo que necesitamos para que nuestros días trasciendan en años que valgan ante Dios.

Shalom

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