La Túnica Azul – Perfecto ante Sus Ojos

 

por Su Gracia

Wailea, Maui

Y para concluir esta sección de la vestimenta del Sumo Sacerdote, no podemos olvidarnos de la Túnica Azul:

Su Gracia

La Túnica Azul del Sumo Sacerdote

Confecciona el manto que se usa con el Efod de una sola pieza de tela azul,  con una abertura en el centro por donde Aarón pueda meter la cabeza. Refuerza la abertura con un cuello tejido para evitar que se rasgue. Éxodo 28:31-32

El color azul, el color del cielo, es usado para representar la Gracia de Dios, lo cual simbolizaria a Cristo como nuestra vestimenta.

Pues Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos humanas, que era sólo una copia del verdadero, que está en el cielo. Él entró en el cielo mismo para presentarse ahora delante de Dios a favor de nosotros; Heb. 9:24

El color azul,  en el hebreo es Tekheleth, del hebreo “kahlah”  que significa perfección, o completitud.  El filamento azul en los bordes de su manto era precisamente símbolo de “completitud”.

Tekheleth

Por cierto que la fórmula para este color, el cual es obtenido de una especie de caracol,  había estado extraviada hasta nuestros días, mas  recientemente fue encontrada, lo cual es una señal de que  el Pueblo de Israel está por descubrir la Gracia de Dios en nuestro Jesús.

Cuando  la mujer con sangrado oyó de Jesús,  algo escucho que le dio el valor de salir en público e ir apretujada entre las masas, lo cual le era ilícito bajo la ley de Moisés, para tocar el filamento azul en el borde del manto de Jesús.   Ella sabía que la Gracia de Jesús sería mayor que las leyes que le impedían venir a él en su condición, y así recibió su sanidad y salvación. (Lucas 8:43-48)

Cuando Jesús gritó en la cruz “KAHLAH”  – El gritó – ¡Está Completo!  El trabajo ha sido consumado en la perfección de su Gracia.    Cuando apelamos a la Gracia de Dios que es la esencia de nuestro Sumo Sacerdote,  no hay nada que pueda impedirnos recibir de Él, pues somos sus Hijos.

Como lo vimos antes en Éxodo 28:32, este manto no debía rasgarse o trozarse

El sumo sacerdote tiene el rango más alto de todos los sacerdotes. El aceite de la unción fue derramado sobre su cabeza y él fue ordenado para que lleve las vestiduras sacerdotales. Nunca debe tener el cabello despeinado ni rasgar sus vestiduras.  Lev. 21:10

 Sin embargo, cuando Jesús fue arrestado el sumo sacerdote rasgó sus ropas gritando TORE CLOTHES“blasfemia”  Mateo 26:62-65,  lo cual era en si una blasfemia. Sin embargo, él sin saberlo estaba proclamando simbólicamente que el viejo orden estaba siendo roto en ese momento, pues el nuevo Sacerdote estaba parado frente a él.  La orden de Aarón se había terminado, y la orden de Melkizededek había llegado. Esta es la orden de la Gracia –   ya no estamos bajo la ley de Moisés la cual demostró que el hombre no puede ser recto por su propio esfuerzo,  ahora estamos bajo la ley del amor y de la fe que nos la Gracia produce en nosotros.

Jesús es hoy nuestro Sumo Sacerdote bajo la orden de Melkizedek, lo cual significa “Rey de Justicia”, quien era también conocido como Rey de Salem, que significa “Rey de Paz”.

El sacerdocio Aarónico era bajo la ley de Moisés, por lo tanto había bendición, pero también había maldición.  El sacerdocio de Melkizedek es sólo  bendición  – El trae pan y vino, bendice y nunca maldice.

El sumo sacerdote moría; nuestro sumo sacerdote ¡vive para siempre!

 El cual no es hecho conforme a la ley del mandamiento carnal, sino según la virtud de vida indisoluble; Hebreos 7:16  RVC

Si la perfección se alcanzara mediante el sacerdocio levítico (ya que bajo éste el pueblo recibió la ley), ¿qué necesidad habría de que aún se levantara otro sacerdote, según el orden de Melquisedec y no según el de Aarón?  Porque al cambiar el sacerdocio, también se tiene que cambiar la ley.  Pero nuestro Señor, de quien la Escritura dice esto, era de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar.  Es bien sabido que nuestro Señor procedía de la tribu de Judá, acerca de la cual Moisés no dijo nada en relación con el sacerdocio. Esto resulta más evidente si el nuevo sacerdote que se levanta es alguien semejante a Melquisedec,  quien no llegó a ser sacerdote por ceñirse a una ley meramente humana, sino por el poder de una vida indestructible. Pues de él se hace constar:

«Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec».

De modo que el mandamiento anterior queda anulado por resultar endeble e inútil ya que la ley no perfeccionó nada, y en su lugar tenemos una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a Dios.   Hebreos 7:11-19 NTV

En toda la escritura, El Sumo Sacerdote nunca representó a Dios, él nos representaba a nosotros delante de Dios.  Mas hoy no necesitamos un sacerdote que nos represente más,  porque en nuestro eterno Sumo Sacerdote hemos sido representados y por lo tanto  permanecemos en su presencia ¡como reyes y sacerdotes!

Cuando Cristo ascendió nos mandó al Consolador,  su substituto, su ‘Vicario”  quien ahora tiene la misión de apuntar al mundo entero hacia Cristo: al no creyente, para que vea su necesidad de un salvador,  al creyente, para recordarnos de nuestra Justicia, nuestra Rectitud, que ni siquiera puede ser removida por nosotros mismos, porque nuestra Justicia está sentada a la derecha del Padre.

En Cristo hemos sido hechos Nuevas Criaturas,  con una nueva naturaleza semejante a la de Él,   con una nueva identidad y con una nueva familia y genealogía que nos hace descendientes de Abrahán por fe, e Hijos de Dios por legacía y herencia.

En el libro de Esdras podemos leer acerca del regreso de los hijos de Israel que estaban cautivos en Babilonia.  Entre ellos hubo un grupo que no pudo demostrar quienes eran sus descendientes, entre ellos un grupo de Sacerdotes: Habaía, Cos y Barzilai, quienes

Buscaron sus nombres en los registros genealógicos pero no los encontraron, así que no calificaron para servir como sacerdotes.  El gobernador les dijo que no comieran de la porción de los sacrificios que correspondía a los sacerdotes hasta que un sacerdote pudiera consultar al Señor sobre ese asunto por medio del Urim y el Tumim, o sea, el sorteo sagrado. Esdras 2:62-63

Hoy que ya sabes que eres Rey y Sacerdote,  debes saber también que solo cuando encuentres tu nombre en la genealogía de Cristo, cuando estés seguro de quien es Tu Padre,  vas a poder alimentarte de la porción del sacrificio que te pertenece.   De hecho, este es el significado de la palabra Ekklesia, del griego ek, que significa origen o fuente, y kaleo, que significa ´llamado´, no de llamado, sino de nombre, en otras palabras, ‘apellidado con el nombre de su origen’.  Hasta que puedes verte sin lugar a duda como la Luz del Mundo – Justo, Recto, Completo, Perfecto en Cristo; hasta que comprendas que la Sangre de Jesús te ha lavado y que EN CRISTO FUISTE SEPARADO DE TUS PECADOS PARA SIEMPRE, que es uno de los  significados de Perdón no estarás listo para comer de lo mejor de la mesa del Señor, aunque se te invite y se te sirva a cenar en su mesa.

Debes saber que en Cristo eres una Nueva Creación,  todo lo viejo en tu vida que pertenecía a Adán,  ya pasó, ya caducó, todas las  cosas han sido hechas nuevas en tu vida.

No solo hemos nacido de nuevo en la resurrección de nuestro Señor, y podemos llamar a DIOS nuestro papá,  con la intimidad que un hijo le habla a su papito,  sino que ahora la influencia del mismo Espíritu que lo levantó de entre los muertos,  te transformará a ti a su imagen.

No tendríamos chance de venir a Dios sin nuestro Sumo Sacerdote.  De hecho mi  lector, no existe otro intermediario más que nuestro Sumo Sacerdote, mas no como árbitro mediador para convencer a Dios acerca de nosotros, o para poder llegar a un acuerdo mutuo entre Dios y nosotros, sino para reconciliar esas diferencias que nosotros teníamos con Dios, y nada nos impida reconciliarnos con Él. Él se puso én medio, no como mediador del viejo Pacto, en donde Dios hacia una parte sólo si el hombre hacía la suya, sino como nuestro representante, cara a cara con Dios, sin nada que nos separe ya de Dios,  representante de nuestro juicio, de nuestra muerte, y de nuestra resurrección y asención y sentamiento conjunto a la diestra de Dios,  que es la otra mitad del evangelio que muy a menudo se queda fuera.  Él era el único digno de tal logro, nadie más podía hacerlo.

Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.  Hechos 4:12

En El tú siempre serás acepto. Reconócele solo a Él y busca su presencia, descansa en la totalidad de su Gracia,  de su Justicia, de su poder y de su perfecto e inagotable amor.

El perfecto amor echa fuera el temor. (1 Juan 4:18)  Es su amor por nosotros del que Él hablaba.

Shalom

 

 

 

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