La Mesa de los Panes – Jesús nuestro Pan de Vida

Qumran Tour (19)

” “ el hombre no vivirá solo de pan, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios.”  Mateo 4:4

Continuemos recorriendo el Tabernáculo de Moisés  y contemplaremos a Jesús en La Mesa de los Panes de la Propiciación, la cual estaba colocada del lado derecho de la entrada del Lugar Santo, en el Tabernáculo, del lado opuesto del candelabro de 7 lámparas.  Esta fue la instrucción dada por Dios a Moisés para su construcción:

Luego haz una mesa con madera de acacia que mida noventa y dos centímetros de

La Propiciación Diaria

La Mesa de los Panes de la Propiciación en el Tabernáculo de Moisés

largo, cuarenta y seis centímetros de ancho, y sesenta y nueve centímetros de alto. Recúbrela de oro puro y ponle una moldura de oro alrededor del borde.  Adórnala con un reborde de ocho centímetros de ancho y ponle una moldura de oro alrededor del reborde.  Haz cuatro anillos de oro para la mesa y sujétalos en las cuatro esquinas, junto a las cuatro patas.  Sujeta los anillos cerca del reborde para sostener las varas que se usan para transportar la mesa.  Haz estas varas con madera de acacia y recúbrelas de oro. Haz recipientes especiales de oro puro para la mesa —tazones, cacerolas, jarras y frascos— los cuales se usarán al derramar las ofrendas líquidas. Coloca sobre la mesa el pan de la Presencia para que esté siempre delante de mí. 

 Éxodo 25:23-30

Esta mesa representaba a Jesucristo. Los panes que reposaban en esta mesa representaban a las 12 Tribus de Israel . Algo importante es que en tiempos de David, solo 2 de estas tribus siguieron al verdadero Dios,  las otras 10 se fueron en pos de otros dioses e hicieron su reino aparte, sin embargo Dios nunca removió los 10 panes de su mesa.

Estos panes tenían que remplazarse cada día de reposo,  y solo los sacerdotes podían comer del mismo.  (Lev. 24:5-9)  Este pan tenía que ser mantenido de día y de noche por el sacerdote.  Hoy este sacerdote somos tu y yo,  los creyentes,  mas para que ello fuera posible Dios tuvo que enviarnos El Pan de Vida – Su Hijo unigénito. No es coincidencia que Jesús naciera en Belém (“Casa del Pan”).

En el capítulo 6:32-58 del Evangelio de San Juan encontrarás la controversia que Jesús desató cuando después de haber alimentado a 5000 personas hasta que se saciaran,  les dijo que Él era  el pan de vida,


” Y el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.» Le dijeron: «Señor, danos siempre este pan.» Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás…..  ¡Sí, yo soy el pan de vida!  Sus antepasados comieron maná en el desierto, pero todos murieron,  sin embargo, el que coma el pan del cielo nunca morirá. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Todo el que coma de este pan vivirá para siempre; y este pan, que ofreceré para que el mundo viva, es mi carne».

Entonces la gente comenzó a discutir entre sí sobre lo que él quería decir. « ¿Cómo puede este hombre darnos de comer su carne?», se preguntaban.

…Yo vivo gracias al Padre viviente que me envió; de igual manera, todo el que se alimente de mí vivirá gracias a mí.  Yo soy el pan verdadero que descendió del cielo. El que coma de este pan no morirá —como les pasó a sus antepasados a pesar de haber comido el maná— sino que vivirá para siempre». 

Cuando Jesús dijo que el hombre NO vivirá solo de pan,  estaba advirtiéndonos de la necesidad indispensable y no opcional de alimentarnos de Su Palabra – el Evangelio, la Palabra de Cristo; puesto que Él es La Palabra hecha carne,  al meditar en Su palabra nos alimentamos de Él, y al digerir su palabra, de la misma manera que el pan se convierte en carne,  la palabra de Cristo también encarna en nosotros.  

Quiere decir que aun cuando nos alimentemos bien de todos los super alimentos orgánicos y altamente nutritivos,  cuando no nos alimentamos del Pan de Vida,  nuestra salud y vida dependerán del pan por el que laboremos con nuestro esfuerzo, y no del pan de vida.

Más Jesús no  sólo estaba hablando de salud física, o  de tener la barriga llena.   El pan además de nutrición, representa nuestra labor y sustento, nuestra fortaleza, sanidad, provisión, y vida. El número 12 es el número de su autoridad.  No sólo Él te está autorizando tu alimento diario sino todo tu sustento, pues Él ya te ha puesto en  Él en la Cruz y en su Resurrección.  Él es tu maná – el Pan del Cielo.   Los judíos en el desierto vivieron de este pan 40 años y no se enfermaron ni murieron de enfermedades.

Asimismo, recordemos las palabras de Jesus a la mujer sirofenicia , quien haciéndose pasar por judía  le pedía la liberación de su hija, quien estaba poseída por un demonio,  ¿que fue lo que Jesús le dijo?  “Deja que primero los hijos se sacien, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.” (Mar. 7:24-30) Curiosamente, Él usa la palabra ‘perrillos’,  para darle a conocer que él sabía que ella no era judía,  pues así se referían (hasta la fecha) los judíos acerca de los gentiles, no porque él mismo así la viera. 

Jesús estaba llamando la liberación de la niña “el pan de los Hijos”.  por tanto en Él no solo se encuentra nuestra salud física, sino también mental, nuestra libertad de toda opresión o mentalidad de la serpiente, que sólo en casos extremos llega a manifestarse según nuestra idea de lo que es una  manifiestación ‘diabólica’, más la mayoría de las veces, es algo más sutil, y se manifiesta como lo descrito en Gálatas 5:19-21.   

Te preguntarás ¿por qué Jesus es comparado con un pan y no con otro alimento?

millstoneVeamos,  para hacer el pan en aquel entonces se necesitaban  dos piedras de molino, una arriba y otra abajo.   Asimismo, todo panadero sabe que el pan necesita golpearse y torcerse una y otra vez antes de meterse al fuego.

El cuerpo de Jesús así fue azotado, torcido, golpeado, una y otra vez  en manos de su creación, y sufrió en la Cruz 6 horas, las primeras 3, abajo siendo azotado, burlado, jaloneado, torturado mentalmente y   las ultimas 3 horas arriba, colgado en la Cruz. 

Por cierto, algunos creimos que Jesús murió en manos de su mismo Padre, debido a que en ese momento, por primera vez  no lo llamó Padre, cuando le dijo:  “Dios, Dios, por que me has abandonado”,  mas   Jesús no estaba orando a su Padre.  De ser judíos, sabríamos que Jesús estaba citando el Salmo 22, escrito 700 años antes por David,  el cual hablaba proféticamente de sus sufrimientos.  Ahí encontrarás que Dios no fue quien sometió a su Hijo bajo tal tortura,  sino que fueron los hombres – ambos romanos y judíos, quienes descargaron en  el cuerpo de Jesús su ira – la ira producida por el sistema de la Ley  (Rom 4:15).  muriendo en manos de su propia creación. Este juicio no era el de Dios, era el juicio de la Ley del desempeño, el  mismo que Jesús llevó en si mismo para quitarlo de nosotros al morir nuestra muerte, y así pudieramos ser vivificados en Jesucristo resucitado como una nueva criatura, en el cual la humanidad entera ha sido levantada.  

La ilusión de que esta verdad es para un futuro incierto, después de la muerte, nos ha robado nuestra porción para esta vida.  Se nos ha dicho que si no creemos esta verdad, no seremos resucitados,  más esto ya ocurrió cuando Cristo resucitó de los muertos (1 Pedro 1:3) 

Esa consciencia o revelación de nuestra muerte y resurrección en unión con Él, será nuestro pan, en el cual hayaremos la Vida Abundante, Vida de Resurrección, la sanidad de nuestro cuerpo y alma,  nuestra provisión, libertad y descanso, al reposar  en Él .

Esta Mesa era llamada de los Panes de la Propiciación,  el Pan  de su Presencia y en el hebreo la traducción literal sería “El Pan del Rostro” .  Su presencia es la clave.  Esto quiere decir  que cada día, al verle cara a cara, como en un Espejo, al reposar en él  y llenarte de Él, estarás disfrutando tu pan de vida, es decir,  hayarás tu sustento para todas tus necesidades, físicas, emocionales, materiales y de todos tipos, sanidad, libertad, prosperidad.  

¡Él quiere propiciártelo todo!  Por eso se llamaba Pan de la Propiciación.  A eso se refería Jesus cuando les dijo a sus discípulos que oraran: “El Pan de cada día danos hoy”.  Ese Pan del Cielo,  ese Pan de Vida vive en ti hoy para que nunca tengas hambre jamas.

El pan despojado de su valor nutricional sólo nos engordaría.   Tampoco nos aprovecharía si  solamente lo contempláramos en la vitrina de la panadería y lo oliéramos desde lejos, aún si estudiáramos su valor nutricional.   De igual manera, se nos despoja de los efectos del Pan de Vida, al querer ser justificados por la Ley de Moisés. De igual manera,  al no  digerir nuestra inclusión en Su muerte y resurrección, la religión nos engordará, más o nos dará salud ni vida alguna.  Él es  el ingrediente del cual hemos sido recreados, sin la levadura de la Ley.  Jesús quiere que tomes de Su Gracia, de Su amor, de Su poder, de Su sabiduría; Él quiere que dependas de Él y  que experimentes de su éxito, como él disfrutará del tuyo.

Jesús le dio vida a esta mesa en el Aposento alto, donde partió el pan con sus 12 discípulos el día que fue arrestado y les instituyó que siguieran comiendo de él en memoria de Él.

La Cena del Señor celebrada en compañía de otros es una oportunidad para recordarnos los unos a los otros del motivo de nuestro festín.  Nuestro sustento y vida proviene del cielo. 

Solo quiero llamar tu atención a lo siguiente. Cuando Jesús fue tentado en el desierto, la primera tentación que Satanás usó fue: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”,¿Recuerdas?

Si Jesús es el Pan de vida, y él es nuestro sustento,  ahora sabrás que esas palabras se referían al  ministerio escrito en piedras, a la Ley de Moisés.      Aunque sabemos que Jesús tenía hambre,  ¿por qué no lo tentó a buscar otro tipo de alimento?,  porque Él era el pan de vida,  la serpiente estaba tentando a Jesús a dudar de su identidad de Hijo de Dios.    Esta misma será la mayor tentación que tu llegues a experimentar,  la de dudar de quién eres en Cristo, o de que Él vive en ti, para que vivas  conforme Adán, y no conforme a la nueva criatura.

Es común creer que nosotros somos los que ponemos el pan en la mesa de nuestra familia,  con el sudor de nuestra frente,   mas ese pan es otro tipo de pan,  ese es el pan de aflicción del cual Jesús nos redimió en la Cruz.   Ese pan, esa provisión que viene de nuestro esfuerzo, está sujeto a la maldición de la Ley, por tanto, su  duración es limitada y el obtenerlo nos cuesta tanto,  incluyendo la salud, muchas veces la felicidad, especialmente en  estos tiempos regidos por el amor al dinero, donde el engaño y la avaricia prevalecen y la competencia es fiera y voraz,  como lo describe Gálatas 5:20, en el Espejo: “Cada quién viendo por sus propios intereses en un mundo ’sálvense quien pueda’ de competencia feroz, pisoteando unos a otros para llegar hasta arriba”.

Por esta razón, la vida humana ha sido reducida a su valor nominal, y aquellos vistos ‘sin valor’ están siendo relegados.   

No hay esperanza si vivimos comiendo sólo de ese pan; el pan que Jesús tiene preparado para nosotros  es pan de descanso, el cual es mantenido de día y de noche por nuestro eterno Sacerdote, de la orden de Melquisedec, bajo el cual no hay mas maldicion sino sólo bendición.   Él quiere aderezar mesas delante de ti, en presencia de tus angustiadores.(Salmo 23:5).

¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos.  Jesúcristo.

Apocalipsis 3:20

Gracia en abundancia.

Revisado: Abril, 2024.

 

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