Invitado a tu Boda

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El ángel me dijo: “Escribe: ‘Bienaventurados los que están invitados (los llamados) a la cena de las Bodas del Cordero. También me dijo: “Estas son palabras verdaderas de Dios” (Ap. 19:9)

Como expliqué en mi blog anterior, el Capítulo 19 del libro de Apocalipsis  es la celebración  de la iglesia – los redimidos de Jesucristo,  identificados con el apellido de su Padre,  porque lo que prometió se habrá cumplido, y la razón por la cual Jesús llevó el pecado y la maldición de toda la humanidad sobre sí mismo , para que los humanos pudieramos tener un final feliz.    Mirando hacia ese momento en nuestro futuro,  y con ese gozo puesto delante de Él, soportó la Cruz,  menospreciando la vergüenza (Heb. 12:12), pensando en ese día en que todo nuestro sufrimiento será olvidado y solo quede gozo eterno a su lado.  La Buena Noticia es que  tú, amado(a) lector(a), has sido incluído en este evento glorioso.

Yo solía creer que yo me perdería esta Cena, pues yo no me sentía digna;   dudaba haber sido  llamada y mucho menos “escogida”, pues el camino de Dios me parecía demasiado estrecho y difícil de seguir. Gloria a mi Padre Celestial que me reveló su Evangelio de Gracia  y me hizo entender que no se trataba de lo que yo hiciera o lograra  para estar en paz con Él, sino de lo que Su Hijo  logró  en la Cruz para ponerme en paz con Él para siempre.

Por su muerte he entendido que soy digna,  perdonada, limpia, recta, sin falta, totalmente acepta; he sido declarada inocente,  no existe más condenación para mí,  he sido rescatada de mi opresor,  soy libre, no mas esclava – ¡he sido hecha Su Hija! No más confiar en la suerte, o en mis sacrificios,  mis obras muertas, o en otros humanos muertos. No más temer el karma en el que el mundo cree.  Él fue el único  que fue hallado digno para morir por mí.

Ahora sé que su reino no es solo para los buenos ´bajo la Ley´, pues solo había uno Bueno (Mar.10:18),  ni solo para los fieles y verdaderos, pues Jesucristo es el único Fiel y Verdadero (Ap. 19:11); por Él y sólo por Él cada ser humano tendrá un lugar en esta mesa.  Él nos apellidó a todos con su nombre y aquellos que se identifiquen como Hijos se que no rechazarán tal honor.

Tristemente, aunque muchos  creen en Él , no todos creen que Él sea el único digno de adoración.  Mas el Ángel del vers. 10  nos enseña que solo a Él le debemos ese reconocimiento

 Entonces caí a sus pies para adorarlo. Y me dijo: “No hagas eso. Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús; adora a Dios. El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.” (Ap. 19:10)

Esta palabra “testimonio” es el griego “martyria” y significa simplemente: “testificar  delante de un juez”; puesto que la fe en Jesús le ha costado la vida a muchos de sus testigos,  se les llama “mártires”,   mas esta palabra no necesariamente   implica una muerte violenta.   No obstante, la muerte extremadamente violenta de Jesús fue la prueba más fehaciente de lo que produce la Ley y nosotros, por lo que la el hombre bajo la Ley necesitaba morir, para dar lugar a uno nuevo, esta era   la fe de Jesús,

El Evangelio de Gracia declara que al morir Jesús tal muerte, nuestra muerte fue puesta a morir, nuestro pecado fue separado de nosotros al ser destruido en su propio cuerpo, mismo que fue sepultado en la tierra a la cual pertenecía el  primer Adán, para resucitar como las primicias de una nueva creación, El Segundo Adán y que así juntamente con El fuéramos levantados nosotros  y pudiéramos sentarnos  junto con El en los lugares celestiales, donde esperamos  esa gran fiesta de nuestras bodas con el Rey de Reyes y Señor de Señores (v.16).

Así es amado(a), el testimonio (el martirio) de Jesús es  el “Espíritu” – la esencia vital de la profecía Bíblica, pues el Espíritu de la Biblia  es la Palabra acerca de Jesús, la palabra hecha carne,  quien le aplastaría la cabeza a la serpiente:

 Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, también Jesús participó de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquél que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo,  y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida.  Heb. 2:14-15

Como esta escritura nos muestra, fue con la misma arma del diablo,  con la muerte,  con la que logró causarle daño cerebral permanente,  de ahí las locuras que atenta sabiendo que ya fue derrotado y que le queda poco tiempo;  de sus estrategias hablaré en mi próximo mensaje.

Gracia en abundancia.

Rev. May 2020