Intimos e Inseparables

Intimos e Inseparables

Intimos e Inseparables

 Y se cumplió la Escritura que dice: «Abrahán creyó a Dios, y eso le fue contado por justicia», por lo que fue llamado «amigo de Dios»”  Santiago 2:23

Hablando del poder de la palabra,  veamos como el Padre de la Fe, Abraham  trajo en existencia  las cosas que no existían, hablando de ellas como si existieran.

Sabemos que Dios al agregar  su Gracia al nombre de Abram, que significa “Padre de Altitudes”,  lo cambió por el de   Abraham – “Padre de Multitudes” o “Padre de Muchas Naciones”. (Gen 17:5)

A partir de este momento, Abraham, quien no tenía hijos debido a que su esposa era estéril, tenía que decir que era “Padre de Muchas Naciones” a cada lugar donde llegaba y delante de cada persona que conocía. Cada que alguien lo llamaba,  el oía que era “Padre de Muchas Naciones”.

Abraham aún tuvo que hablar en la vida de otros lo que Dios le había prometido a él, cuando oró por Abimelec para que sus mujeres pudieran concebir. Esto después de que Dios las había dejado estériles y probablemente a él impotente por haber tomado a Sara,  sin saber que era esposa de Abraham,  quien le había dicho que era su hermana.   Sin embargo,  Dios nunca reprendió a Abraham, más a Abimelec le dijo:

Ahora pues, devuelve la mujer al marido, porque él es profeta y orará por ti, y vivirás.  Gen. 20:7

Esto sucedió menos de un año antes de que Sara concibiera y diera a luz al hijo legítimo de Abraham, tal y como Dios le había prometido.  (Gen 18:9)

Esta no fue la única vez que Abraham hizo algo fuera de la voluntad de Dios,  unos treinta años antes hizo lo mismo con el Faraón de Egipto, quien le dio ganado y sirvientes  a cambio de Sarai, antes de que Dios lo azotara con plagas por esta causa (Gen 12:16-17).

Años después, Abraham concibió un hijo con Agar, la esclava egipcia de su esposa.   Este acto de “esfuerzo propio” y obediencia a Sarai, cuyo nombre significaba “dominante”,   trajo muchos conflictos y dolores a Abraham y a todos sus descendientes  hasta nuestros días.

Sin embargo Abraham fue llamado “Amigo de Dios”, solo porque le creyó a Dios (Santiago 2:23; Rom 4:3, Gal. 3:6)

Esta es la única obra que el hombre necesita hacer para ser considerado “Amigo de Dios” – CREERLE A DIOS,  y es la única obra que Dios recuerda acerca de todos sus hijos, hasta el día de hoy.

El Hijo de la Promesa

El Hijo de la Promesa

Dios no permitió que Abimelec pudiera ser íntimo con Sara, porque el destino de Sara no era ser concubina junto con muchas otras, pues ella había sido  hecha “Princesa” por la Gracia de Dios. (Gen 17:15).  Una vez que Sara fue puesta en el lugar donde Dios la quería, junto con Abraham,  ambos concibieron al hijo de la Promesa,  “Isaac”,  cuyo nombre significa: “Risa”.

Así como Abraham es una figura de  la fe,  el Apóstol Pablo usó éstas dos mujeres como alegoría o figura de dos pactos (Gal 4:21-31): Agar representa el Viejo Pacto, La Ley,  que vino por Moisés,  y Sara, el Nuevo Pacto, la Gracia, que vino por Jesucristo.

Siguiendo la tipología de Pablo tenemos que Dios le dijo a Abimelec:”Eres Hombre Muerto”  (Gen. 20:3), causando infertilidad sobre su casa, cuando él separó la Gracia de la Fe.  Abimelec no sabía que la Gracia era íntima con la Fe.   Una vez que la Gracia fue puesta en su lugar, junto con la Fe,  ellos pudieron dar fruto.  Siempre que la Gracia es puesta en el lugar correcto, la Fe será enriquecida.

Mientras que hoy en día se nos enseña mucho acerca de la fe, pues a Dios no lo agradamos sin fe,  la Gracia de Dios ha sido separada de la fe, quedando reducida  a  un tema más entre muchos de “mayor importancia”, mientras que la fe se ha convertido en un “esfuerzo humano”,  al estar  los creyentes caídos de la Gracia. (Gal. 5:4)  creyendo “por desempeño “.

En palabras de Joseph Prince:

“El problema de hoy es que los creyentes tratan la Gracia de Dios como hermana, como algo importante, mas no como esposa, como lo primero, como algo íntimo; no están enamorados de ella, aun cuando  “Por Gracia somos salvos por medio de la Fe” (Ef. 2:8-9)”

Nuestro Dios inmutable no quiere a su Gracia en el lugar de concubina, donde nunca fluirá. Él la quiere como parte íntima e inseparable de la fe para poder dar fruto, pues:

“… la promesa se recibe por fe, para que sea por gracia, …” Rom. 4:16

Tampoco quiere a la Fe viviendo en adulterio con la Ley y La Gracia.  Dios le ordenó a

Sara y Agar -  La Gracia y La Ley

Sara y Agar – La Gracia y La Ley

Abraham a despedir a Agar, pues Él dijo que el hijo de la esclava no heredaría con el de la libre.   Gal. 4:30

Creyendo que fuimos perdonados y justificados solo por creer en el trabajo consumado de nuestro Señor Jesucristo, y  no por el hacer y con la  seguridad de que creer es lo único que necesitamos para recibir su Favor Inmerecido, nuestra fe fluirá sin esfuerzo y  las palabras  que hablemos cargadas de esta fe  traerán en existencia las cosas que nos fueron prometidas en su Palabra.  Estas palabras serán como semillas que  Dios hará florecer con fruto hasta que sobreabunde.

Shalom