Heredando la Promesa

Heredando la Promesa

Heredando la Promesa

En justicia  serás establecida(o).  Estarás lejos de la opresión, pues no temerás, y del terror, pues no se acercará a ti. Isaías 54:14

Gracias por recibir estos mensajes, cuyo  único propósito es ayudar al Hijo de Dios a establecerse en la justicia o rectitud de Cristo, y a edificarse en su Gracia.

Para los que así lo hagan, la hermosa promesa  incluida arriba será un incentivo. Con ella te confirmo  los mensajes pasados  acerca de la condenación y de la consciencia de pecado, pues cuando  venimos a Dios sin éstos, seguros de que Él nos ve como ve a su Hijo,  no habrá acusación que nos haga dudar de entrar en su presencia con toda confianza a recibir su amor, el cual echa fuera el temor, y por consiguiente,  toda manifestación de la maldición.

Yo solía creer que hasta que amara a Dios perfectamente,  mis temores se irían, mas nuestro amor nunca podrá ser perfecto y  aquí aprenderás que no es nuestro amor por Él lo que cambiará tu vida,  es su perfecto amor por nosotros,  por lo mismo tu papel es dejarte  amar por Él y deleitarte en Él, viniendo  todos los días a su presencia, confiado de que Él se deleita en tener compañerismo contigo.

Mientras tanto,  si cualquier  manifestación de la maldición existiera en tu vida, ésta se desvanecerá conforme tu erradicas toda condenación y te apropias de  todo lo que te fue dado en la Cruz,   hasta que cada área de tu vida que te ha sido dañada sea restaurada.

Dios nos vio como individuos dignos de que su hijo diera su vida por nosotros, por lo mismo tenemos el derecho comprado con sangre de vivir esta vida con Shalom, llena de Su Favor Inmerecido y de todas las bendiciones de Abraham,  a ser sanados, a tener más que suficiente.

Para darte ánimos, mira el ejemplo de Pedro,  después de haber recibido el Espíritu Santo,  en una ocasión, cuando sanó a un cojo de nacimiento  y la gente se le amotinó incrédula, (Hechos 3:1-11) él les dijo:

Pedro predica el Evangelio despues de sanar al limosnero cojo

Pedro predica el Evangelio despues de sanar al limosnero cojo

¿Por qué ponéis los ojos en nosotros, como si con nuestra virtud o piedad hubiésemos hecho andar a éste?   El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a su Hijo Jesús, al cual vosotros entregasteis, y negasteis delante de Pilato, juzgando él que había de ser suelto.  Más vosotros al Santo y al Justo negasteis, y pedisteis que se os diese un homicida.  Hechos 3:13-14

Me imagino que más de uno pensó “mira quien habla”,  más el en ningún momento se miró hacia sí mismo negando a Jesús 3 veces.  Ya nada lo acusaba, él había recibido completamente el pago que Jesús dio por su vida y debió haber sido bastante duro presenciarlo como para poder negarlo viviendo en condenación.  De tal libertad  y seguridad surgieron todos los milagros que Pedro hizo, que aún bajo su sombra la gente sanaba.  (Hechos 5:15-16)

Pablo tenía mucho que pudo haberle hecho sentirse condenado,  por todos los cristianos que envió al cielo prematuramente durante sus años de terrorista.  Más de tal manera recibió el perdón de Jesús que le fue encomendado hacernos llegar tal perdón a los gentiles.  La palabra dice que aun los pañuelos que él enviaba estaban cargados del poder que le había sido depositado   (Hechos 19:11-12)   Sanó enfermos, resucitó muertos,  los demonios huían,  los guardias que le asignaban se convertían.

Sin embargo, ni Pedro, ni Pablo jamás quisieron ser adorados (Hechos 3:13 y 14:14), al contrario Pablo se llamaba a sí mismo “el primero de los pecadores” (1 Tim 1:15) y “el más pequeño entre los apóstoles.” (1 Cor. 15:9)   

Al igual que estos apóstoles, todo en ti fue diseñado para lograr lo que Dios te puso en tu corazón lograr,   para Él ¡tu eres importante! Mas sólo su Espíritu sabe cómo traerlo a cumplimiento, conforme su Espíritu te guía, todas las cosas que te falten te serán añadidas conforme busques su reino y su justicia – su rectitud.  (Mat 6:33)

La buena noticia es que el Señor dijo por boca de Hageo:

La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, dice el Señor de los ejércitos, ‘y en este lugar daré paz,’ declara el Señor de los ejércitos.

Esto habla de nosotros,  la iglesia de los últimos días, y Cristo dijo que mayores cosas haríamos.

En los días siguientes aprenderemos  como entrar en esta promesa  y como  revertir los daños que la mala doctrina nos han traído. Me encantaría oir de ti cuando el Señor restaure algo en tu vida como consecuencia de tu nueva confianza en Él.  Tu testimonio,  ya sea con tu nombre, o anónimamente, le daría la gloria a Dios  de las cosas que Él hace cuando sus hijos le creen y animaría a muchos otros a  creer en el evangelio de Gracia de nuestro Señor Jesucristo.  El email que se encuentra en esta página  serviría para tal fin. 

Shalom