Gracia Santificadora

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Mucha gente cree y enseña que la Ley de Moisés  mejor conocida como “Los Diez Mandamientos” contiene la Santidad del hombre, y llaman la Gracia “licencia para pecar”,  por tanto la consideran “la pérdida de la Santidad”, mas Pablo escribió lo contrario, es la Gracia de Dios la que nos hace santos,  no la canonización, pues bajo la Gracia, el pecado no tendrá dominio sobre nosotros (Rom. 6:14); por el contrario, bajo la Ley, nos caeremos de la Gracia (Gal. 5:4), causando que el pecado se apodere de nosotros con fuerza (1 Cor. 15:56).  Despreciar el Espiritu de Gracia es ofender al Espiritu Santo (Heb. 10:29) y ofender al Espiritu Santo es el único pecado que Dios no perdona (Marc 3:29).

Esto no es mi teoría, ni mi interpretación personal de la Biblia, ésto es lo que está escrito literalmente por Pablo, y anunciado desde el Viejo Testamento en “la sombra de las cosas por venir”.  Aun durante la Ley de Moisés, la gente no vivía bajo los 10 Mandamientos, pues las Tablas de Moisés quedaron ocultas dentro del Arca de Testimonio bajo el Propiciatorio, junto con la olla de maná y la vara de Aarón, (Heb. 9:3-4, 1 Reyes 8:9); estos 3 artículos, lejos de ser un símbolo de la santidad del hombre,  eran el testimonio del rechazo del hombre hacia los preceptos de Dios, hacia su provisión y dependencia de El, y hacia su liderazgo, por ello se llamaba “Arca del Testimonio” (Ex. 16:33-34;Num. 17:10).

Sin embargo, el hecho de que el Pueblo de Israel se rehusara a depender de Dios nunca agotó su Amor, ni su benevolencia, ni su misericordia, por lo cual Dios instituyó los sacrificios y rituales, al haberles dado la Ley,  para “santificarlos” (Heb. 10:10); esto fue porque no podían seguir la Ley, de lo contrario, ¿de que los estaría santificando o purificando si ellos hubieran sido capaces de permanecer limpios?

En el Nuevo Testamento solo existen dos palabras griegas para “santidad”. Una es “hagios”, que significa “apartado o separado de algo o para algo”.  Por ejemplo, tu empresa hace recortes de personal mientras que tu recibes una promoción y un aumento de sueldo;   la gente común vive  una vida común, mas tu eres   “no común”,  “peculiar”  y la gente se burla de ti cuando lo nota y te llama “raro”;  por consiguiente, lo opuesto a santidad no es “pecaminosidad”,  sino “comonidad”- “ser común”.

La otra palabra usada para “santidad” en el Nuevo Testamento es “hosios”. En Hechos 13:35 el Apostol Pablo hace referencia al Salmo 16:10 “Porque tu no dejarás mi alma en el Seol, ni dejaras que tu Santo vea corrupción”. Esta palabra “Tu Santo”  en el hebreo es “chaciyd” que significa “Tu Gracia”  ¡La Gracia es una persona! Esto nos muestra que la Gracia es algo muchísimo mas que un simple atributo de Jesús:  La Gracia es Jesús. Jesús es la encarnación de la Gracia de Dios (Juan 1:17), y si el Verbo se hizo Carne,   el Verbo/La Palabra no es la Ley de Dios sino Su Gracia – la Palabra de Cristo;  mas los judíos no recibieron a Jesús como El Cristo o el Mesías, por tanto, no entienden la Gracia de Dios, razón por la cual tradujeron esta palabra como  “misericordia”, “bondad”, “benignidad”, “benevolencia”, etc.

Por tanto, si Jesús  es el que santifica, y Jesús es La Gracia de Dios, La Gracia es la que nos santifica.  Santidad significa Gracia,  Amor,  Misericordia, Benignidad, Bondad, es un regalo, un manto, algo recibido y no producido por nosotros – es un fruto del Espíritu.

Esa santificación que durante el Viejo Testamento recibían al realizar el sacrificio, lejos de reflejar a un Pueblo fiel a su Ley, reflejaba a un Dios de Gracia, fiel a su promesa a Abraham; lejos de reflejar a un Dios “malo”, o sanguinario, como lo acusan muchos incrédulos, nos muestra a un Dios misericordioso y lleno de Gracia, al haber instituido el sacrificio diario, el cual era la anunciación de que nuestro Salvador, Jesucristo, llevaría a cabo el Ultimo Sacrificio  en beneficio de ellos y de toda la humanidad. Esto habla de la Gracia de Dios y no de la Ley, pues la Biblia dice que NO la podía cumplir. (Heb.8:7-8)

Al llevar a cabo el sacrificio, El Señor no miraba sus pecados. Este era su arrepentimiento y su purificación, su santificación y su protección (Heb. 10:10) y con esta misma sangre una vez al año santificaban el lugar mas Santo de todos, El Propiciatorio, también conocido como Asiento de Misericordia, el cual cubría el Arca del Testimonio, la cual se encontraba dentro del lugar Santísimo, el lugar mas Santo del Tabernáculo, el cual a su vez era el lugar mas Santo del campamento. (Heb. 9:7; Lev. 16:14) Dios prohibió que se removiera ese “Asiento de Misericordia”, pues de removerlo, removían su Santidad, y por tanto removían su protección al quedar sus rebeliones expuestas, de las cuales Dios no quería acordarse.

El traer a la gente bajo la Ley equivale a remover el Asiento de Misericordia que representaba la Gracia de Dios. Remover la Gracia de Dios, remueve nuestra santidad,  exponiendo nuestras rebeliones, y también remueve nuestra cobertura de protección; Por lo mismo Pablo usó el termino “caernos de Su Gracia”, Pues este Asiento de Misericordia estaba encima de la Ley de Moisés, ocultándola.

Por esta razón, La gente que escucha un Evangelio adulterado con la Ley o basado en la misma, se le escapa la fe, se le escapa el amor y la misericordia, y se le escapa la santidad y la protección.   Esta combinación ha producido el mundo que tenemos. Por falta de amor y misericordia y  en el nombre de la Ley,  la gente atropella, abusa y mata sin misericordia, sintiéndose justificada o aun creyendo que agradan a Dios con  ello.

Por otro lado,  por falta de santidad y protección  al vivir bajo la Ley, muchos cristianos sufren y aún perecen como “comunes”,  bajo plagas reservadas inicialmente(Deut. 28:15-64) para el que rechaza a Dios.   ¿Te das cuenta ahora de cual es la verdad y cual es la falsa doctrina?

Shalom