El Mensaje del Evangelio Eterno

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Seguiremos aprendiendo acerca del amor de Dios que ha sido revelado en este libro, La Revelación de Jesucristo,   tan difícil de entender cuando no se entiende o no se cree en el Evangelio de Gracia.  

 En la narración del Apóstol Juan, vemos a Jesucristo  en su trono, como lo describe el Libro de los Efesios,  junto con nosotros,  los 24 ancianos,  las multitudes sentadas en los lugares celestiales. Hemos aprendido más acerca de su amor, y hemos entendido qué tan importante es que le conozcamos a través de conocer lo que el verdadero Evangelio sin adulterar declara, para que  la fe pueda fluir sin esfuerzo, y estando cubiertos por esa fe salvadora,  no perezcamos devorados por la destrucción y la violencia que el dragón  ya ejerce sobre  la tierra, y que irá en aumento, conforme el sistema que rige al mundo llega a su fin.

 A partir del versículo 6 de este capítulo 14, vemos a 3 ángeles dando  sus mensajes finales; el primero anuncia el Evangelio “Eterno” a todos los hombres;  el Segundo da un mensaje para la Gran Babilonia, y el tercero habla de las consecuencias de adorar a La Bestia.  Veamos estos anuncios detenidamente.

 Después vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua, y pueblo,  que decía a gran voz: “Teman (Reverencien) a Dios y den a El gloria, porque la hora de Su juicio ha llegado. Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.  Ap. 14:6-7

Mas es aquí donde comienza nuestro dilema, porque ¿cuál es realmente el Evangelio eterno? Se nos ha predicado un falso evangelio durante tanto tiempo, que pensando en este momento,  si todos los seres humanos pudiéramos escuchar a este ángel, ¿reconoceríamos el Evangelio Eterno, o le llamaríamos “falso profeta”?

La primera buena noticia  que debemos notar en esta escritura, es que estas palabras  para “toda nación, tribu, lengua y pueblo”, se repiten 7 veces en el libro de Apocalipsis (Ap. 5:9; 7:9; 10:11; 11:9; 13;7, 14:6 y 17;15), lo cual afirma que el trabajo consumado de Jesucristo fue un trabajo “perfecto” y “completo”, que nos ha incluído A TODOS.   El Dios de Israel no es mas exclusividad de este pueblo, pues todos hemos sido incluidos – ésta es la primera Buena Noticia del Evangelio Eterno. 

Recuerdo aquel día de mi niñez cuando me sentí orgullosa de pertenecer a la religión que tenía  el “verdadero” evangelio, como yo creía acerca del catolicismo.   Sin embargo,  cuando  leí la Biblia por primera vez bajo el cristianismo conocido como “protestante”, me di cuenta de que habíamos sido engañados,  mas no sabía que el engaño era solamente la punta del iceberg llamado “religión”.  Lo que entendí como el “El verdadero evangelio”, traté de anunciarlo:   “Arrepiéntete de todos tus pecados para que Dios te perdone…  perdona a todos los que te han ofendido para que Dios te perdone…  no peques más, para que Dios te perdone,   has el bien sin mirar a quien,  ayúdate que Dios te ayudará, y  al que madruga Dios lo ayuda… ah, y que Dios te agarre confesado”.

Después de décadas de vivir en confusión y esfuerzos frustrados, hace ya otra década, la Gracia de Dios me fue revelada mientras escuchaba las  predicaciones de Joseph Prince, acerca del tabernáculo,  cuando me encontraba yo agotada y sin esperanza.  En ese momento, el evangelio que este predicador anunciaba, aunque aun velado, me fue suficiente para recibir el amor y la aceptación de Dios que nunca creí posible alcanzar por mi propio esfuerzo. A partir de esa madrugada, mis ojos fueron abiertos; nueva vida brotó en mí,  nuevas fuerzas,  nueva esperanza; sané de varias enfermedades, comenzando con la depresión y la insomnia; el temor, el  enojo y mi inhabilidad para perdonar se desvanecieron de mí, y lo más importante, por primera vez experimenté el gozo y  la paz que sobrepasa todo entendimiento.

 Sin embargo,  poco tiempo después me di cuenta que este evangelio que inicialmente me hizo salir de Egipto, solo me dejó dando vueltas en el desierto, pues la Gracia de Dios que este ministro predica, es según la Ley.  Su Gracia, por tanto, es un !favor inmerecido!  no lo merecemos, pero como el Padre nos ama y por ello azotó a Jesús  para no azotarnos a nosotros, podemos ahora obtener su favor y su sonrisa, pues al fin y al cabo no nos ve a nosotros, “Él ve a Jesús”, ………  perdóname si yo misma corrí con este mensaje por un tiempo y por favor acepta mis disculpas. En el blog “y que es la Gracia”, y en la serie del Misterio de la Salvación, hablé exhaustivamente al respecto.

Una década después, me doy cuenta que este aprendizaje no se termina, y que nuestro entendimiento es aun  “nebuloso”; sin embargo, también veo que el Espíritu de Dios está abriendo los ojos de mucha gente para revelarles a Jesucristo y  Su verdadera Gracia, en toda la tierra, sea estando solos, o a través de muchos otros “mensajeros”  (el significado de ángel),  a quienes Dios está despertando,  pues el Evangelio de  Gracia en toda su pureza y belleza nos había sido oculto y lamentablemente lo que se había predicado por todo el mundo como “el evangelio” no era precisamente el Evangelio de Gracia, sino un cocktail religioso con una mezcla letal de  ley y confusión, suficiente fuerte para volver este mundo de cabeza. Esto me permite entender por qué al final era necesario que Dios enviara a un ángel a aclarar desde el cielo cual es el Evangelio Eterno que mueve a los hombres a reverenciar a Dios y darle la Gloria, justo cuando el juicio habría llegado, como yo así lo creía. De este juicio aprenderemos al final del capítulo, por el momento sólo quiero darte el significado de “juicio”, cuya palabra griega es “krisis”,  y sus aplicaciones principales son:

Separación ( Jesús ha separado nuestros pecados de nosotros, como el Este del Oeste); prueba o concurso para seleccionar; opinión o decisión dada acerca de cualquiera cosa, específicamente referente a la justicia y la injusticia, bien o mal, (recuerda que ésto está incluido en el significado del número 14).

¿Y cuál es la justicia o la injusticia en los ojos de Dios?

Muchos creemos que la justicia de Dios significaba: castigar al malo y hacerle bien al bueno. Así mismo, la Biblia dice que según la ley casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre, no hay perdón de pecados (Heb. 9:22); éste debió haber sido el conocimiento universal del mundo primitivo, pues no sólo nuestra cultura ancestral, Los Aztecas,  ofrecían sacrificios humanos para derramar sangre y apaciguar a sus dioses, sino que muchas otras culturas practicaban sacrificios, lo cual nunca ha cesado.

Tiempo después, la mayoría del mundo aceptó la noción que los conquistadores nos trajeron a través de sus “evangelistas”, de que hay un solo Dios,  que aunque nos ama,  estaba airado con nosotros, pues todos hemos pecado cuando rompimos los mandamientos,  y siendo un Dios justo y airado, que necesita sangre para perdonarnos, su seguro castigo era de esperarse, o al menos eso me decía mi abuelita.  Si ésto llega a preocuparnos,  comenzamos a buscar maneras de agradarle  a tal dios, para que no nos castigue; entonces, nuestro camino por la religión comienza, cada uno de acuerdo a su propio concepto de Dios  o de acuerdo  a su propio  entendimiento de lo que es justo o injusto, bueno o malo.

Hoy que el Evangelio de Gracia ha comenzado a resonar en todo el mundo, escuchamos que Dios no está airado más con nosotros.  De hecho así lo dice Isaías 54:9, y creemos  que su ira fue apaciguada cuando  “castigó”  a su Hijo Jesús en lugar de nosotros y como el castigo fue bastante severo,  fue suficiente para “pagar”  los pecados de todos los hombres, y de esta manera,  el  sistema judicial de Dios basado en “castigo”, quedó satisfecho,  por tanto, ya no puede castigarnos a nosotros, porque ésto  sería romper “la ley de doble riesgo”.

Esto significaría que lo que las tribus primitivas creían acerca de sus dioses, era también verdad acerca de nuestro Dios –   un Dios  iracundo y sanguinario, quien sólo puede ser apaciguado cuando alguien es castigado o sacrificado salvajemente.   ¿Verdad que es aquí cuando el  rompecabezas no cuadra? Este significado pone en duda el carácter de un Padre amoroso con sus hijos, ¡pues a su unigénito, vean cómo lo trató! Inclusive, en la misma justicia del hombre, un padre sería puesto en la cárcel por algo semejante,  mas no nos atrevemos a cuestionar esta lógica cuando escuchamos esta teoría de la boca de nuestros líderes religiosos.

Gloria a Dios que la justicia de Dios que se llevó a cabo en la Cruz no consiste en “castigo”.  El hecho de que Dios estuviera airado era sólo la imagen distorsionada que el hombre tenía de Él; ¡mas realmente nunca lo estuvo, no con nosotros! Es verdad que Dios nos ha perdonado todos nuestros pecados en base a la muerte de Jesús, pues en la muerte de Jesús fuimos incluídos todos los seres humanos, en donde nos separó de aquel marido abusador,  más si pudiéramos entender la definición de perdón de pecados, podríamos comprender lo que es realmente la  justicia de Dios,  y esa será la Buena Noticia que te compartiré en mi próximo blog.

 

Gracia y Eirene.

 

Rev. Enero, 2020