El Fin de Los Nicolaítas.

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Hoy finalizamos el mensaje al Ángel (al Anciano) de la Iglesia de Pérgamo, a quien el Señor Jesucristo se reveló como “El que tiene la Espada Aguda de Dos Filos”  a quien  elogia por no haber negado su fe, y expresa su desagrado por que tiene ahí a los que mantienen la doctrina de Balaam, quien enseñaba a poner tropiezo a su Pueblo.

Hemos visto quienes fueron los Nicolaítas,  “Los devoradores del Pueblo”, y hoy tenemos mejor idea de cómo ponían “tropiezo” o “devoraban”  al pueblo; por lo anterior me atrevo a creer que este pastor no estaba predicando la Palabra de Gracia, por lo siguiente:

Primero, porque Jesucristo se revela conforme a nuestra necesidad, y ante este Pastor se revela como  La Palabra – esa Espada de Dos Filos que “penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón. (Heb. 4:12). Recordemos que Jesus es la Palabra hecha carne.

Segundo, porque de haber predicado este Pastor el Evangelio de Gracia, los Nicolaítas no habrían permanecido  –  se habrían convertido, o se habrían ido, más de alguna manera encontraron un refugio en esa congregación y no estaban siendo exhortados a verse en Jesucristo, en su muerte y resurrección, que es lo que el verdadero Evangelio intenta hacer en nosotros, revelándonos nuestra verdadera imagen e identidad.

La buena noticia es que Jesús ama a sus ovejas y por lo mismo exhorta a este Pastor:

 Por tanto, arrepiéntete (cambia de parecer); si no, vendré a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada de Mi boca. Ap. 2:16

Tu impresión podrá ser como la de muchos otros que escriben al respecto,  que  Jesús vendría a destruirlos con su espada si el pastor no se arrepentía, más ¿por que habría de hacerlo si  ellos ya tenían quien los destruyera? ¡La doctrina de los “Devoradores de la Gente”!

De ninguna manera,  Jesús amó a la humanidad, al grado de que se hizo a nuestra semejanza, para poder  entregarse  por todos nosotros, poner a morir nuestra muerte y levantarnos de nuevo en Él.  Su palabra acerca de nosotros es buena –  ese es el significado original de la palabra ‘bendecir’ – ‘hablar bien’.  El es la Palabra de Dios acerca de nosotros – para edificar, para restaurar, para limpiar y sanar, y nunca para destruir.   Simplemente quería que ellos escucharan Su palabra transformadora sin adulterar que venció al pecado,  para hacerles saber la verdad acerca de ellos y que al creerla, pudieran experimentar Su Vida y  ser transformados.

A eso se refería al decir “¡vendré a ti y pelearé con ellos  con la Espada de mi boca!”  Si sé que las traducciones dicen: “contra ellos”, lo cual es desafortunado, pues  la palabra griega usada es “meta” que significa “con”  “antes y después”  y es la misma palabra usada en Mateo 1:23 en el significado de Emmanuel: “Dios CON nosotros”.  Jesús es con nosotros y no contra nosotros.   A este grado le importa la humanidad, que El mismo quería venir a enseñarles su Evangelio de Gracia si este Anciano no lo hacía.

Nuestro Señor estaba ofreciendo esta oportunidad a los mismos Nicolaítas de conocer la verdad acerca de si mismos,  para que al creerla, vencieran , como nos la da a todos.  Quizá fue por ello que esta secta no duró, porque creyeron el Evangelio, o porque ya no encontraron muchos que los siguieran.

Por lo mismo Jesucristo también  le recuerda a este pastor la promesa para los vencedores, ésto es, para los que creerían Su Evangelio:

 Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquél que lo recibe.

Esta piedrecita blanca era usada en el sistema romano para dar un voto; Pablo la usó contra los que perseguía en Hechos 26:10. El Señor Jesús  la usa como un voto a favor nuestro. 

Jesucristo nos está asegurando que todo aquel que cree en Él  vendrá a su mesa con la seguridad y confianza de un Hijo – totalmente acepto, amado y  “Aprobado”  y se deleitará en comer del pan de Vida – su maná escondido – que es toda Palabra que sale de la boca de Dios acerca de nosotros, expresada en Jesucristo; ésta es la porción o la herencia de todos los que creemos el Evangelio.  ÉL es el pan de los Hijos.

Me dirás: “¿Hermana, de donde sacaste que los que creerían  son los vencedores?”

De la primera carta de Juan:

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

1 Juan 5:4-5

¿Y que sucederá con los que no creen?  ¿Acaso ellos no son hijos amados, aceptos y aprobados?   Siempre lo fueron,  mas nadie usa la herencia o el tesoro que no conoce tener, por lo que sucumbirán a la mentira que crean acerca de si mismos, sintiéndose rechazados o reprobados por Dios, cuando no lo son.  Se privarán de su compañía, de la seguridad de su amor, del refugio de Su gozo y Su paz en tiempos de tribulación.   O quizá me dirás con voz tétrica y reprochante:  “la palabra de Dios dice en Is. 11:4 que “El matará al malvado con el aliento de su boca”

Efectivamente,  y así lo hizo – en la Cruz todos fuimos muertos, mas en su resurrección todos hemos resucitado.  (1 Cor. 15:21-22, Rom. 5:12 y 14);  Por lo anterior, de aquí a que el malvado conozca que es amado y tenga la revelación de Jesucristo,  tendrá la oportunidad de experimentar en vida la Gracia de Dios, con mayor razón si  tú la predicas.

Nuestra comisión no fue la de  ir a predicar arrepentimiento,  esa fue de Juan el Bautista.  Nuestra comisión fue dar a conocer el Evangelio – “las Buenas Noticias” a todo el mundo.  Estas noticias nunca fueron noticias de temor o destrucción, sino de Amor Agape y de Paz:   Estas Buenas Noticias proclaman que has sido perdonado  porque eres La Pasión de Cristo,  su Amor por ti es extravagante.  Por su Gracia has sido redimido y en Él se encuentra tu vida, tu  libertad, tu gozo, tu paz, aun tu salud y prosperidad, un nuevo comienzo, una nueva esperanza.  Ese es el Evangelio.

Fuimos llamados a ser ministros de Reconciliación.  Jesús nos ha reconciliado a todos con El, y si tú no lo das a conocer,  El mismo lo hará y no te necesitará más a ti, pues El no quiere que nadie perezca mas que TODOS crean en Él y vivan.  Este es el arrepentimiento del Nuevo Testamento.

La gente ya sabe todo lo que está mal con ellos, ellos quieren cambiar y no pueden,  se quieren arrepentir y no pueden,  porque necesitan oír la Palabra de “Justicia” que tiene el poder de  hacerlos cambiar del interior al exterior, para poder hacer el bien que quieren  y dejar de hacer el mal que no quieren: la Palabra de Amor  y aceptación que los hará entrar en Su descanso,  que los transformará  y que hará brotar la fe purificadora y alentadora que los mantendrá con consciencia de pureza y santidad, hasta Su Regreso.

Este poder solo se encuentra en el Evangelio de Gracia que nos hace ver el gran Amor de Dios hacia todos los hombres sin discriminación  y que nos da a conocer todo lo que Cristo hizo para  sentarnos junto con El, entrelazados con Dios para siempre.

  “No obstante, lo que tienen (LA FE)  reténganlo hasta que Yo venga.   Ap. 2:24

Shalom

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