El Efod (Parte 2) – Sobre sus Hombros

Resting Secure

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Ahora vienen las piezas más valiosas de la vestimenta del Sumo Sacerdote, pues se refieren a ti: las Piedras de Onix y el Pectoral,   Hoy veremos las Piedras y mañana prepárate para llorar cuando conozcas el Pectoral.

Piedras de Onix

Descansando en su Poder ( fotografia de NCC )

Tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel,  seis nombres en una piedra, y seis nombres en la otra piedra, en su orden de nacimiento.  Mandarás grabar en las dos piedras los nombres de los hijos de Israel, y mandarás también engarzarlas en oro. El trabajo debe hacerlo un orfebre experto en sellos y grabados.  Pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod. Serán piedras memoriales, para que Aarón lleve sobre sus hombros los nombres de los hijos de Israel y haga memoria de ellos delante del Señor.  Los engastes los harás de oro,  con dos cordones de oro fino en forma de trenza, los cuales fijarás en los engastes.  Éxodo 28:9-14

Las piedras de Onix, como vemos tienen el propósito de servir como “piedras memoriales”, al igual que la fiesta de la pascua se guarda como “memorial”  esto quiere decir que no es para que permanezca en su mente, sino para el placer de su corazón.

Los hombros representan fuerza y poder.  En estas placas en sus hombros nos lleva a ti y a mí,  como un pastor lleva a sus ovejas.

in his bossom¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, gozoso la pone sobre sus hombros,  Lucas 15:4-5

 

Lo único que la oveja puede hacer en los hombros del pastor es descansar.

Cargados en sus hombros, donde él vaya nosotros vamos.  Él nos lleva sostenidos en sus hombros,  su poder nos mantiene fuertes, por encima de todo principado y potestad, (mentalidades contrarias) por encima de toda situación o circunstancia adversa que amenace devorarnos: pobreza, enfermedad, o acciones contra nosotros. Sólamente ahí podemos tener vista de águila de todo lo que sucede.

Los nombres de las tribus están engravados perpetuamente, no sólo escritos, nunca podrán ser borrados por nadie, así que podemos estar seguros.     Estas cosas están escritas para que sepamos que Él nos sostiene en sus hombros, de donde no nos caemos, no por lo muy bien agarrados que estemos, sino por lo muy bien que él nos tiene agarrados a nosotros, el que cuida de nosotros no duerme ni se adormece.  (Salmo 121:4)

Me imagino que tú te preguntarás,  donde está el nombre de mi tribu si yo no pertenezco a las tribus de Israel.  

Algunos enseñan que fuimos puestos en la tribu de Benjamín.

 Cuando Jacob bendijo a sus hijos, a Benjamín le dijo:

El amado del Señor vivirá confiado cerca de él,  y se apoyará sobre sus hombros, pues el Señor lo protegerá siempre. Deut. 33:12

Sin embargo, éstas cosas  eran sólo la sombra de las cosas por venir – la Tribu de Jesús –  una nueva Criatura en Cristo – el Israel Celestial.

El sacerdote del antiguo pacto no podía llevarte en sus hombros, era todo una representación profética de lo que podemos gozar hoy al ser la Gloria y la rectitud de Dios en Cristo.

El oro como ya vimos, representaba la Justicia Divina – la rectitud, pureza, santidad, y vindicación de Dios, su perfección y todos sus atributos juntos.  Ahora esa justicia está en ti y es más valiosa que el oro. Estas piedras de ónix estaban atadas con cadenas de oro a su pectoral – torcidas y tejidas, lo cual le daban doble fuerza.

Por algo en Isaías 9:6 mencionó que llevaría el gobierno en sus hombros, los mismos hombros que mantienen el universo nos cargan a nosotros, nuestra parte es descansar en su fuerza y poder.

Estamos encadenados a nuestro Sumo Sacerdote con cuerdas de justicia,  que ataban el poder de sus hombros al poder de su amor, y el poder de su amor al poder de sus hombros.  Su amor te guarda, su poder se mueve en tu favor.

Yo los atraje a mí con cuerdas humanas, ¡con cuerdas de amor! Estaban sometidos al yugo de la esclavitud, pero yo les quité ese yugo y les di de comer. Oseas 11:4

Recuerdo un querido maestro de Biblia que solía referirse a este versículo, en un tiempo durante el cual mis ojos estaban completamente velados y no podía entender el amor de Dios.  Yo no tenía idea a que cuerdas se estaba el refiriendo.  Me imaginaba un lazo de vaquero atado al cuello de los que llevaba a El arrastrando, o un Dios gigante atándonos de manos y pies como títeres inanimados, llevándonos a lugares a donde no queríamos ir.   Gracias a la revelación que he recibido de su Gracia y de su trabajo consumado, mi mal concepto de Dios ha sido reemplazado por una visión viva y adecuada de quien es El,  de quien soy yo en Él  y de cuanto me ama personalmente , no sólo a mi, sino a todos sus consanguíneos – la Raza Humana, comenzando por ti.

Dios es Amor, y es un gozo y un alivio haber visto con cuanta dulzura me demostró cuan equivocada yo estaba.  El Dios de ira del Viejo Testamento  apacentado con el sacrificio de su Hijo realmente no existía.  la ira venía del viejo árbol, la cual el pacto antiguo no pudo erradicar, y bajo el cual tristemente la humanidad  aun vive hoy. La ira de Dios que creíamos que era contra nosotros, era realmente contra la falsa identidad que abrazamos y que el viejo sistema hizo evidente, lo cual nos impedía gozar de su Amor.   Ese sistema  de requerimientos contrarios a nosotros llamado “la Ley” quedó clavado en la Cruz (Col. 2:14)  Hoy, como en aquel entonces fue representado con el Pueblo de Israel,  somos llevados en su pecho, en la extravagancia de su amor, sujetos por esas cuerdas  atadas a sus hombros,  donde podemos vivir con gozo y sin temor alguno, sabiendo que de ahí jamás podremos caernos a menos que brinquemos para querer vivir justificados por la Ley. (Gal 5:4) A donde quiera que Él vaya yo quiero ir, y de sus hombros, donde Dios se deleita traernos,  no necesitaré bajarme, pues en su fuerza lo tengo todo y ahí vivo segura y confiada. Ahí quiero edificar mi casa, y que mis hijos edifiquen la suya y sus hijos después de ellos.  Más sería lamentable que habiendo descubierto este asiento real, esta posición privilegiada, mis hijos y sus hijos la despreciaran.  A ti también te dice:

“Déjame llevarte en mis hombros, déjame mostrarte lo mucho que ya te he bendecido, descansa en mi…”  Él te quiere ver gozando de su amor y dependiendo de su poder.

Cualquiera que te roba de esta confianza está actuando contra Cristo mismo.   El robarte de esta confianza te expondrá a ser devorado por el enemigo, pues tu fe no puede ser  inmovible cuando tienes que estar preparado para brincar antes de que alguien te deje caer.  Tampoco puedes dejarte caer cuando sabes que nadie te puede cachar.  Ninguna de las dos alternativas te permitirá descansar.    Mira a su poder y descansa en El y en su Amor, pues esto es lo que significa vivir de su Gracia.

Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.  Fil 1:6

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