Derribando Fortalezas

DSC02484 Queridos lectores, alégrense porque estamos en los toques finales de nuestra armadura, donde aprenderemos cómo usar nuestra espada del Espíritu Santo. Más antes que nada solo quiero recordarles que estos atuendos no los fabricamos nosotros, por lo mismo no permitan que su vestimenta se convierta en un esfuerzo humano. Todo nos fue provisto por el Espíritu Santo, de manera que no hay trabajo ni sudor en querer ataviarnos con esta armadura, sino simplemente somos revestidos al creer y al perseverar en su Palabra.

Recuerdo en una ocasión cierto predicador en cierta iglesia hizo una demostración de cómo vestir con esta armadura y en el momento de demostrar la batalla con un voluntario, el predicador de repente se detuvo y dijo: “siempre sucede lo mismo, todos extienden su escudo para protegerse más ninguno se atreve a usar su espada”.

Esto fue para ilustrar que en lo espiritual  todos hacemos lo mismo,  estamos dispuestos a tener fe queriendo creer”, esperando que se nos concedan nuestras peticiones, que se nos solucionen nuestras situaciones,  poniendo el escudo en frente y cerrando los ojos a cada  estocada que el enemigo nos lanza, más nos da miedo usar nuestra espada, la  Palabra de Dios en nuestra boca como fruto de labios que confiesan su nombre y sus maravillas, al haber creído.

La razón es simplemente que muchas veces no estamos seguros de que esta espada sea todo lo que necesitamos,  más

Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos.  2 Cor. 10:4

Nota que TODA la armadura no es tu arma,  ésta es tu protección,  mas tus armas son aquellas que te ayudarán a derribar fortalezas.  Nota tambien que estas fortalezas no son las fortalezas del diablo en las tinieblas, o en los lugares celestiales, o en el aire.  Estas fortalezas ya fueron demolidas en la Cruz, (Col. 2:15) pues  hasta ese día el enemigo aún tenía a la humanidad entera bajo sus pies,  esclavizados y destinados a la muerte eterna.  Aun el Pueblo de Israel, a través del cual Dios logró rescatar a la humanidad entera,  vivía esclavizado al diablo a través de la Ley, la cual es la fuerza del pecado, cuya paga es muerte. (1 Cor. 15:56)

Son las fortalezas de nuestro razonamiento las que tienen que derribarse, las cuales por naturaleza son contrarias a lo que la Palabra de Dios dice acerca de nosotros y acerca de Dios mismo, ahí es donde el enemigo construye su morada, ahí es donde crea toda la confusión, la cual crea un corto circuito en nuestra fe;  a él no le importa haber sido  derrotado, mientras que tú no lo sepas, o lo creas aún puede traer destrucción a tu vida,  aún puede robarte y principalmente mantenerte neutralizado para que no le causes daños en su reino.

No es sorpresa por qué muchos de los crímenes que se cometen son atribuidos a problemas

Estres y temor

mentales,  socio/psicopatías,  desordenes bipolares, esquizofrenia o simplemente narcisismo son solo  unas cuantas de las fortalezas que el enemigo levanta,  sin ninguna ayuda más que la de una mente que ignora o que rechaza la Gracia de Dios.

La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la Ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, Rom. 8:7

¿Recuerdas que aprendimos cual es la carne?   Esa naturaleza que llevamos dentro que prefiere depender de sus propios esfuerzos y recursos naturales y que se rehúsa a depender de Dios.   Esa naturaleza  cuyos frutos son de muerte, pues son frutos de un espíritu muerto y por consiguiente de una  alma hambrienta y sedienta de Dios al no poder digerir su alimento espiritual que es El Pan de Vida.

Esto no es complicado, fuimos creados para vivir del amor del Padre,  y el amor del Padre nos fue revelado en su Hijo Jesucristo, nuestro Pan de Vida,  por lo mismo al privarnos del mismo, diferentes tipos de apetitos se desarrollan, de los más inocentes hasta los más perversos y no necesito enumerarlos. Muchos son los que tratan de solucionar los problemas del mundo, sin que la psicología, sociología o ninguna ciencia humana puedan predecirlos, evitarlos o curarlos. Sin embargo, cada una de las atrocidades e injusticias que se cometen en este mundo tienen el mismo origen:

No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece porque cuando aman al mundo, no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo sólo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo;  1 Juan 2:16

wolfnsheepTu creerás que  el amor al mundo es el origen de esos males, mas no, lee bien,  es la  falta del amor del Padre en los corazones lo que causa que la gente viva tratando  de saciarse de placer físico o de todo lo que sus ojos anhelan sin lograr satisfacerse (2 Tim. 3:2-5).  Es esta falta de amor la que hace que la gente se dañe a sí misma o a los demás en búsqueda de esa “seudo-satisfacción”.

¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan, Y su salario en lo que no sacia?

Escúchenme atentamente, y coman lo que es bueno, Y se deleitará su alma en la abundancia.  Isaias 55:2

Esto no se refiere a una vida de reclusión y de privaciones,  apartado de los avances,  las comodidades o la belleza del mundo, sino a una generación que decide vivir regida por sus cinco sentidos, y bajo su propio esfuerzo, en lugar de vivir por la fe y el amor del Padre en sus corazones. Por lo tanto no temas que el Señor te vaya a pedir que abandones tus riquezas y posesiones, tu carrera o tus amigos, tu ropa favorita o tus pasatiempos.

Simplemente Él te llama  a derribar tus propias fortalezas,  las que te impidan creer o recibir, las que te tengan atado, las que te impidan resplandecer y alcanzar tu máximo potencial y esto lo harás siguiendo el versículo siguiente:

Destruyendo consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia de Dios, y cautivando todo intento á la obediencia, de Cristo;  o en otras palabras:

Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”   2 Cor. 10:5

A  través de meditar en su Palabra,  tu mente quedará cautivada al contemplar cada día lo que la obediencia de Cristo logró, “cautivando todo intento”  – tu esfuerzo sometido bajo su Gracia, dependiendo de la obediencia de Cristo.  Esta “cautividad tuya”  substituirá todo  razonamiento autosuficiente, saciará tu alma y te hará salir de tus esfuerzos ; hasta que te llene de esa paz que sobrepasa todo entendimiento humano, la cual echará fuera cualquier otro apetito destructivo o negativo que te pueda estar robando  sea tu energía, tu salud, tu alegría o aun tu tiempo, hasta que tu mente renovada produzca las estocadas que le impedirán a tu enemigo radicar en tu cabeza y que lo harán huir.

Por tanto, sométanse a Dios. Resistan, pues, al diablo y huirá de ustedes. Santiago 4:7

Shalom