Dadores Alegres

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Leyendo las Cartas de Pablo, encontramos que él siempre exhortaba a la iglesia a hacer todo “en Amor” (1 Cor. 16:14; Fil. 2:2),  como si trabajaran para Jesucristo (Ef. 6:7; Col. 3:23).  Esta exhortación no es un mandamiento,  pues llevamos en nosotros el Amor de Dios por medio de Su Espíritu, por tanto cada exhortación de Pablo es una invitación a ejercitar lo que  Dios ya ha hecho en nuestro corazón.

A eso se refirió Pablo cuando dijo “ocúpense en su salvación con “temor y temblor” (modismo usado para expresar una actitud de adoración llena de agradecimiento y gran gozo).”  Como alguna vez lo expliqué,  este “ocúpense”  es el griego “Katergazomai”  que significa  “ejercitar”  “traer resultados”.  El no entender este versículo ha llevado a muchos a querer trabajar por su salvación, más la interpretación correcta nos la da el siguiente versículo:

Porque Dios es quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer, para Su buena intención.  Fil. 2:12-13

Esto quiere decir que lo que Dios pone dentro de tu corazón tu podrás manifestarlo, no  por tu esfuerzo, determinación o fuerza de voluntad, sino por Su Espíritu.  Así como ejercitamos los músculos y un día los resultados se manifiestan, tu salvación tarde o temprano dejará ver sus frutos.

Pablo entendía lo que Jesús profetizó en Mat. 25:34-40, cuando dijo que separará a las ovejas de los cabritos, durante su Segunda Venida:

 “Entonces el Rey dirá a los de Su derecha  (los redimidos de Jesús, Su Diestra): ‘Vengan, benditos de Mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. ‘Porque tuve hambre, y ustedes Me dieron de comer; tuve sed, y Me dieron de beber; fui extranjero, y Me recibieron; estaba desnudo, y Me vistieron; enfermo, y Me visitaron; en la cárcel, y vinieron a Mí.’ 

Sin embargo quiero que notes la respuesta de las ovejas:

Entonces los justos Le responderán, diciendo: ‘Señor, ¿cuándo Te vimos hambriento y Te dimos de comer, o sediento y Te dimos de beber?  ‘¿Y cuándo Te vimos como extranjero y Te recibimos, o desnudo y Te vestimos? ‘¿Cuándo Te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a Ti?’ 

Una vez más, recordemos ¿quiénes son los justos? Todos los que han sido justificados por Jesús. Esto nos dice que las ovejas – los justos ni siquiera estaban conscientes de sus buenas obras, simplemente caminaban en amor haciendo el bien sin esperar nada a cambio.

El Rey les responderá: ‘En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron.  

Nota también que Jesús no dijo: “en cuanto hicieron así a uno de estos pobres”.  Él se refirió a  los hermanos,  sus redimidos.

Sin embargo, veamos la respuesta de los cabritos, cuando Jesús les dijo que ellos no hicieron nada por El:

Señor, ¿cuándo Te vimos hambriento o sediento, o como extranjero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no Te servimos?’ 

 El entonces les responderá: ‘En verdad les digo que en cuanto ustedes no lo hicieron a uno de los más pequeños de éstos, tampoco a Mí lo hicieron.’  Estos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna.”

Los cabritos son los no creyentes en Jesucristo o en su Gracia,  su creencia es en otros dioses o quizá en sheep and goatsellos mismos, y en sus propios “méritos”. Por su respuesta nos damos cuenta que ellos no  estaban conscientes de que no eran justos,  ellos se creían buenos lo suficiente, mas no recibieron la vida eterna, por lo que no pudieron hacer el bien a los redimidos.      Nota como le están llamando a Dios “mentiroso”: ¿cuándo no te servimos?”.  

El punto que quiero hacer es que el hacer el bien, y darle al necesitado es un resultado de recibir la salvación  y no el medio para recibirla. Ante Dios, nuestras buenas obras sólo tienen peso cuando vienen como un fruto de su Espíritu, pues El no recibe nada que venga de nuestra carne,  del esfuerzo humano; Caín aprendió esa lección.  Nuevamente repito, nuestra motivación para dar o hacer algo por los demás debe ser el Amor de Jesús en nosotros que nos mueve a ser de bendición.  A Dios no le podemos dar nada, pues en nosotros no habita el bien (Rom. 7:18).   Primero recibimos de  Él para que lo hagamos llegar a los demás y no nos pide que se lo devolvamos para poder darnos más.  Tampoco nos quita para darles a los demás,  ese era Robin Hood.  Su Gracia nos enseña a ser Dadores Alegres.

Shalom