Como la Aurora

No por sangre de toros y cabras

Justificado por Sangre

Ya creímos en Jesús y en el poder de su Sangre; ya entendimos el Nuevo Pacto, lo que significa su Evangelio de Gracia y el peligro de mezclarlo con la Ley; ya no vivimos en condenación, ni enfocados en nosotros mismos, o en nuestro desempeño o nuestro pecado, sino en Jesucristo y en su trabajo consumado:  en su Gracia.   Ya entendimos que el creer en Cristo es la obediencia del Nuevo Testamento, pues todo el hacer fue de El en la Cruz y de su Espíritu en el nuestro;  ahora ¿qué nos queda por hacer?

Vimos anteriormente como la Ley nos hace caer en la maldición, más ¿cómo salimos de ella?  Recordemos que la Ley apela a la carne a hacer algo,  el Espíritu mueve nuestro Espíritu a seguirlo y a fluir junto con El. No quiere decir que no hagamos nada, mas lo que hacemos será movidos por el espíritu, lo cual tendrá propósito; sin embargo,  el que vive bajo la Ley no podrá entender la guiansa del Espíritu,  aún cuando crea oir su voz.

El problema es que muchísima gente afirma que Dios le habla;  tiempo después, el vehículo  que compraron creyendo oír la voz de Dios  resultó ser el vehículo del diablo – para robarles;  esa nueva casa resulta en tragedia, o reposesión;  ese trabajo resulta en opresión y fracaso;   tan incierto es oír la voz de Dios cuando se está bajo la Ley como no oírla y ambos resultados serán improductivos.

Más el que fluye con el Espíritu transita por la senda de los justos,  la cual

“es como la luz de la aurora, que va aumentando en resplandor hasta que es pleno día. ” Prov. 4:18

Entre más nos sujetemos bajo su Gracia,  más seremos trasladados de lo que la carne produce: de esclavitud a libertad, de enfermedad a salud,  de escasez a abundancia.  Su Espíritu siempre nos llevará a algo mejor y mayor.   La ley nos impedirá recibir la llenura de su Espíritu.

Abraham fue considerado el  Amigo de Dios.  Sin embargo existió un tiempo de

Dos Pactos que no se pueden mezclar

Dos Pactos que no se pueden mezclar

aproximadamente 13 años en el que Dios no le habló,  durante el cual las cosas no salieron muy bien; éste fue el tiempo en el que Abraham quiso hacer algo por obtener su promesa y trajo a Agar a vivir junto con Sarai.      Recordemos que Agar representa la Ley.

Dios nunca le dijo  a Abraham que obedeciera a su esposa para engendrar un hijo con Agar (Gen. 16:2); más si le dijo que la escuchara para sacar a Agar y al muchacho de su casa (Gen. 21:10-12).

La Gracia de Dios entró en la vida de Abraham cuando su fuerza se desvanecía, como lo vemos en Gen. 17, cuando Dios le cambió su nombre  y el de su esposa;   su introducción,  después de 13 años de silencio fue:

 “Yo soy el Dios Todopoderoso;  Anda delante de Mí, y sé perfecto.”  (Gen 17)

HospitalityLa Gracia de Dios evidente en su nombre, (la letra Hey),  lo habilitó  para andar delante de El como perfecto y aún para heredar la promesa. Dios no le envió un Ángel, ni un sueño o visión para anunciárselo, El mismo  y sus ángeles vinieron a darle la buena noticia de esa herencia (Gen. 18)

La Gracia de Dios ha caido sobre nosotros.  El trabajo de Jesús en la Cruz fue perfecto, y por lo tanto  podemos andar delante de El como “perfectos“, pues en Cristo, nuestro estado ante Dios es perfecto,  nuestra rectitud es perfecta y entre más nos establezcamos en esta rectitud, mas descansaremos en su Gracia;  al hacerlo, nuestra fe en el que nos la dio fluirá sin esfuerzo,  nuestra salud, nuestra prosperidad, y nuestra paz aumentarán como la aurora.

Su Gracia nos dice:  

Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios  Salmo 46:10

Nosotros somos algo mayor que Abraham, pues Abraham en aquel tiempo aun no podía ser hecho Hijo de Dios, mas nosotros así lo fuimos y así Dios nos llama (1 Juan 3:2, Gal. 3:26); Abraham tenía influencia con Dios como su amigo, mas nosotros la tenemos como sus Hijos y herederos.   Cierto, somos hijos de Abraham por la fe en Aquel que fue a la Cruz, a través de la misma Cruz por la cual fuimos hechos Hijos de Dios.  Difícil de entender, como lo es el entender la Gracia de Dios,  más no porque no podemos entenderla dejemos de recibirla.

Shalom