¡Amor Extravagante!

Aguas Profundas

Cisterna de Megiddo

Esta semana terminaremos escudriñando la Palabra de Dios acerca del arrepentimiento, con el fin de reinstalar en tu corazón la seguridad de salvación que el evangelio de Gracia fue enviado a crear.  El no entenderlo no solo te afectará en tu relación con Dios, robándote tu fe, sino tu herencia.  Al final te mostrare por qué.

Vimos cómo  Zaqueo se arrepintió al recibir la Gracia de Jesús.  Por cierto,   Zaqueo significa “Puro”.  Los fariseos se indignaban porque Jesús se relacionaba con los cobradores de impuestos y aquellos considerados “pecadores de mala fama”, más Jesús nos hizo “puros” a aquellos que como Zaqueo venimos a Él.

«Lo que Dios ha limpiado, no lo llames impuro.»  Hechos 10:15

No podemos limpiarnos antes de venir a que Jesús nos bañe. Primero venimos a Él, él nos hace limpios una vez y para siempre y entonces su Espíritu produce en nosotros “metanoeō,”  al irnos transformando,  éste es el arrepentimiento que Jesús busca, porque sólo Él  puede producirlo.

Refiriéndose a ésto, Jesús les habló a los fariseos, delante de sus controversiales amigos:

Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, ¿qué hará? ¿No dejará las otras noventa y nueve en el desierto y saldrá a buscar la perdida hasta que la encuentre?  Y, cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a su casa.  Cuando llegue, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida”.  De la misma manera, ¡hay más alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios que por noventa y nueve justos que no se extraviaron!  Lucas 15: 4-7

Descansa en sus hombros

El Buen Pastor encuentra a sus ovejas perdidas

Esta “parábola de la oveja perdida”, realmente  no era acerca de la oveja, sino del Buen Pastor que fue por ella, quien la encuentra, la carga en sus hombros, la lleva a casa, hace una fiesta.  ¿Cómo se arrepintió la oveja? Quizá fue al hacer “veeheeeeee” cuando se dio cuenta que estaba perdida, al sentirse miserable, cansada, hambrienta, sedienta, sola, asustada.  Aunque  el héroe fue el pastor que la fue a buscar, la oveja aún necesitaba consentir en dejarse cargar, dejarse amar y en descansar confiada en los hombros del Buen Pastor.

Jesús no se ocupa de aquellos que creen no estar perdidos, aun cuando pudieran estarlo. Estos son aquellos que no abandonan sus pretensiones de buenos méritos, rectitud propia y auto-justificación .  Él se ocupa del más pequeño de nosotros que se encuentre como la oveja,   cansado por el pecado, abatido, hambriento, sediento, asustado en este mundo que está bajo el poder de las tinieblas.

El amor perfecto de Jesús sacia nuestra sed.

Jesús encuentra a la mujer samaritana.

Una de estas ovejas que Él fue a buscar fue  la mujer samaritana de Juan 4:3-32,  quien

había pasado su vida buscando el amor que le faltaba sin poder encontrarlo, aún después de cinco maridos y uno que no lo era.  Jesús decidió  desviarse de su camino directo de Judea a Galilea, para pasar por Samaria, y poder encontrarla, a pesar de que no era del pueblo de Israel.

Esta mujer llegaría a sacar agua de cierto pozo a una hora en la que el sol extremo del medio oriente ardía con más fuerza,   quizá porque el juicio de la gente que sacaba agua del mismo pozo era aún más extremo.

Una de las connotaciones del agua en la Biblia, además de simbolizar la revelación que existe en la palabra de Dios por medio del Espíritu Santo,  también puede simbolizar  saciedad sexual.

Bebe el agua de tu cisterna, Y los raudales de tu pozo. (Prov. 5:15)

Las aguas hurtadas son dulces, Y el pan comido en oculto es suave. (Prov. 9:17)

El sepulcro, y la matriz estéril, La tierra no harta de aguas, Y el fuego que jamás dice, Basta. Prov. 30:16

Jesús usó esa connotación cuando le dijo:

….Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: más el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.  Juan 4:13-14.

Esta mujer, descubrió el agua que necesitaba.  EL MESIAS,  se había tomado la molestia de irla a buscar para darle lo que le faltaba, amor, aceptación y no condenación. La dulzura con la que Jesús le mostró que a pesar de saber todo acerca de ella,  no la condenaba, sino que solo quería suplir su necesidad,  produjo verdadero “metanoeō“. Ella cambio de parecer  de tal manera que aún se le olvidó a que había ido  y sin vergüenza:

La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea mientras les decía a todos:  «¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho en mi vida! ¿No será éste el Mesías?  Juan 4:28-29.

La Biblia no nos narra si se casó con el sexto hombre o no,  quizá porque lo importante fue que ella por fin encontró el amor perfecto en el séptimo hombre.  Jesús.

Y tu mi lector,  ¿has recibido el amor perfecto de Jesús?  O ¿aún estas escondiendo tu vergüenza, cargándola tú mismo?  Si es así quiero que sepas que Él ya la cargó y él quiere que tú descanses en sus hombros.   Su amor te saciará de aquello que te falte en tu interior y que tus cinco sentidos no podrán saciarte. Su Gracia te hará cambiar de parecer, porque ¡Su Amor es Extravagante!

 

Shalom