Aflicción vs. Maldición

Agar e Ismael

Agar e Ismael

Acerca de las aflicciones del cristiano tengo mucho que decir al respecto, pues las conozco muy de cerca.  Sé que mis aflicciones  son risibles al lado de las de muchos otros.  Más  para el que las sufre parecen eternas e insufribles.

La aflicción tocó la puerta de mi familia muchas veces antes de recibir a Cristo como mi salvador personal.   Mucha tragedia, mucha muerte prematura,  enfermedad, pobreza  y pérdida continua a mi alrededor;  mas yo conocí la aflicción personalmente por primera vez cuando perdí a mi primer esposo a la edad de 19 años, cuando mi bebé aún no nacía.  Me quedé  pobre y desvalida y con mis padres y suegros enemistados entre ellos mismos y  conmigo.

Habiendo sido una hija sobreprotegida,  lo que estaría a punto de sufrir, comenzando con mi viudez,  habría vuelto locos a muchos.   Más cuando el pecado abunda,  cuando la tragedia abunda, cuando el dolor abunda, Su Gracia sobreabunda.  Cristo pronto entró a mi rescate y hasta el día de hoy, de todas mis aflicciones Él me ha librado,  más tengo que decirte que mi Padre celestial nunca planeó, ni tampoco deseó para mi la mayoría de estas aflicciones.

Hoy he aprendido  que la aflicción del cristiano no debe ser lo mismo que “maldición”: Pobreza,  enfermedad, muerte y cualquier cosa incluida en Deut. 28:15-68 nunca vendrán de Dios.    Si así lo crees mi hermano(a)  el diablo te ha mentido,  no me importa que ministro usó para hacerlo.

No hablaré mucho de todas esas aflicciones de antes de ser cristiana, pues estando en manos del diablo estamos sujetos a destrucción, lenta en algunos, y en otros repentina. Mas fue la aflicción la que me hizo buscar un salvador.   Unos meses después de que mi primer esposo murió, mi bebe nació con un síndrome que en aquel tiempo nadie sabía que era y que hoy se conoce como Asperger. Esto le causó ser un bebé diferente, vulnerable y con un sistema inmunológico muy frágil.

Inmediatamente después de que  recibí a Jesús como mi salvador, mi pequeño comenzó a enfermarse de una enfermedad viral.   Esta enfermedad lo tuvo cautivo durante 9 años por una semana cada 3 semanas.   Puesto que mi marido había muerto,  mi trabajo era tan importante como la salud de mi hijo, y gracias a la ayuda de mi madre y a la Gracia de Dios, que en aquel tiempo no veía,   pude mantener mi trabajo, a mi hijo y pagar muchos médicos durante muchos años.

Esta enfermedad y muchas otras situaciones adversas ocuparon mi vida a partir de Lord_Have_Mercy_Harold_Coppinglos 20 años.  Recuerdo muchas noches interminables  arrodillada,  clamando a Dios con lágrimas por  “misericordia”,  como si Dios no lo fuera, o no la tuviera;  Pidiéndole perdón una y otra vez por mis muchos pecados,  que Él ya había perdonado y de los cuales El ya no se acordaba; llevando culpas por lo que hice mal o lo que no hice bien, que Jesús ya había llevado sobre sí mismo.

Mas nada de lo que se hoy lo sabía en aquel entonces.   Leía la Biblia mas no la entendía.  Escuchaba mucho acerca de un Dios de ira, y de juicio,  de un Dios “que de ningún modo justificará al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre los terceros, y sobre los cuartos.” (Ex. 34:7)  más no recuerdo haber escuchado nunca:

Porque seré propicio a sus injusticias, Y de sus pecados y de sus iniquidades no me acordaré más.  Heb. 8:12

En lo poquito que entendía de la Biblia no encontraba respuestas y entre más intentaba  ganarme el favor y la aprobación del Dios de ira, más situaciones acontecían que no se parecían a la paz de Dios.  Yo no entendía que Cristo no era un Dios de juicio sino de Amor.  Yo no sabía que El había muerto por mis enfermedades y las de mi hijo,  yo no sabía que con mis palabras y mis temores estaba yo trayendo en existencia su enfermedad y muchas cosas que acontecieron después.  Tampoco sabía cómo confiar, cómo tener fe,  pues realmente no conocía el amor de Dios. No sabía que en la Cruz existía una fuente infinita de amor hacia mi y de beneficios que yo no conocía, y que al parecer nadie mas conocía.

No sabía que a través de mi culpa y condenación atraje la maldición de la ley sobre de mí

Estres, Temor y Condenación.

Estres, Temor y Condenación.

, pues Cristo estaba sin efecto en mi vida al estar caida de su Gracia.  Tampoco sabía que como su Hija amada, yo podía reclamar de Dios la sanidad de mi hijo a través de la comunión y con ella  vencer todas las batallas que se vinieron contra mí por no conocer la Gracia de Dios.

Mi ignorancia nos  costó un precio muy alto a mí y  a mi hijito.   Pero alguien me dijo que todo ésto era la voluntad de Dios y por años así lo creí y por consiguiente conforme a mi fe me fue hecho y así fue como “mi religión”  me robó tanto.   Llegó el momento que al no poder huir del diablo,  decidí huir de mi religión.  Más Jesús fue tras de mí, vez tras vez, hasta el día que me sacó de “mi religión” y me  reveló su verdadero Evangelio de Gracia a través del ministerio del Pastor  Joseph Prince cuando mis ojos fueron abiertos y de aquí surgió este blog.

281593_3649582609894_434132621_n

 

Hoy en día  mi vida es muy diferente,  aquel bebe es ahora un ministro de alabanza músico y compositor por la Gracia de Dios y su  benignidad  para con nosotros  ha sido mayor que todas nuestras aflicciones. Mas sigo viendo a mis seres queridos vivir muchas aflicciones y tragedias,  y hoy que conozco lo que quizá solo sea el comienzo de la verdad, quisiera que ellos escucharan lo que Dios me ha revelado por su Gracia, – sin merecerlo – más aún si ellos no lo recibieran, me gozo en saber que tú si lo recibiste mi hermana(o)  y que tú en un momento dado vas a poder ayudar a otros a salir de sus situaciones,  llevándoles este precioso Evangelio, pues es voluntad de nuestro Padre de Amor que todos crean en su Hijo amado, Jesucristo,  para que nadie perezca, para que nadie se pierda y para que nadie sufra  innecesaria, ni permanentemente.

Es su voluntad que vivas en salud y que tu prosperes, como prospera tu alma.  (3 Juan 1:2)

Es su voluntad que tu tengas una vida larga y satisfactoria (Salmo 91:16), en abundancia (Juan 10:10)

Es su voluntad que seas feliz  al lado de tu cónyuge (Ec. 9:9)

Y muchas otras cosas que aún estamos por conocer.

¿Pero qué hay de los mártires?  ¿Por qué los apóstoles como el mismo Pablo sufrieron tanto, si ellos no eran ignorantes como lo fui yo?

Regresa el lunes.

Shalom