A Imagen de Dios

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La  descripción de la cosecha que acabamos de ver en Apocalipsis 14, es sólo un resumen introductorio  de los capítulos que estamos a punto de ver. Aquí comienza la separación  del trigo y la cizaña de la que habló Jesús;  no obstante,  en mi viejo entendimiento de esta parábola, basado en la lógica del cristianismo que nos fue heredado,  esta separación sería entre creyentes y no creyentes;  entre los que recibieron a Cristo con una oración en cierta denominación, y los que lo rechazaron  – “los buenos y los malos”,  ¿no acaso así lo entendías tú?

Sin embargo, habiendo aprendido en los capítulos anteriores que la Bestia es el cristianismo falsificado, no refiriéndose a una denominación en particular, sino a la religión sin revelación de nuestra unión e inclusión en Cristo – desde su crucifixión, hasta su asensión y asentamiento en su trono, a la diestra del Padre – no podemos albergar mas la idea de que esta separación es de personas, pues todas las personas han sido ‘limpiadas’,  y declaradas “inocentes” en el juicio de Jesús, pese a lo que las mismas personas crean acerca de sí mismas o de las demás.

Mas no olvidemos que también hemos visto que  la gente que adora a la bestia es la gente que ha abrazado una identidad falsa, basada en el desempeño y en la carne, y por tanto, sus pensamientos y acciones reflejan lo que consciente o inconscientemente creen acerca de si mismas.  Por lo  anterior, en este capítulo vemos el humo del  confrontamiento de verdad y mentira, auntenticidad vs falsedad en la identidad y en la auto imagen de los seres humanos, y vemos como aquellos que se han refugiado en la verdad, experimentan EN VIDA la Gloria a la que fueron destinados desde su origen, y aquellos que no logran tener esta revelación, me temo que el tiempo de lo que ellos perciben como la ira de Dios, (Rom. 5:9; 1 Tes. 5:9), no les permitirá sentarse cómodos en su creencia falsa, y “arderán” en el fuego de la pasión de Dios, al ser tallados contra la piedra de toque, para hacer salir el oro en ellos.  La Buena Noticia es que la pasión de Dios es su ira.   Recuerda que Jesús no vino a salvarte de Su Padre, sino de lo que te hace sentirte separado de Él; de lo que te impide identificarte con tu origen, imagen y destino en Él – con su imagen y semejanza,  con tu identidad de hijo, que es la única verdad acerca de ti.  De hecho, ese mismo es el significado del perdón, como aprendimos en Perdonados por su Gracia.

Esta Gracia inagotable se renueva cada día. Cada mañana es una nueva oportunidad para abrazar nuestra verdad en Cristo, para contemplarnos en Él como en un Espejo, para experimentar su presencia; para escuchar su voz dentro de nosotros, sus pensamientos, sus deseos, y para vivir en el gozo de su salvación, que nos otorga una vida fructífera: Amor, gozo paz son solo el principio;  de hecho, su ‘paz’, de acuerdo a su significado etimológico,   proviene de nuestra seguridad y confianza de nuestra perfecta e irrompible unión ‘amachimbrada‘ y entrelazamiento en Él,  y en esta verdad podremos vivir ‘en el Espíritu’,  una vida verdaderamente abundante, que no depende de cuanto tengamos  o cuanto logremos, sino de saber quienes somos y a quien pertenecemos.

Por tanto,  no debe existir mas el temor del juicio del no creyente.   Su juicio no será otro que conocer que toda su vida estuvieron equivocados, y que perdieron su vida en la meta equivocada pues su  verdad y su vida se encontraba en Cristo.

Existe la muy trillada pregunta, “¿cómo un Dios de Amor puede permitir todas las cosas que suceden hoy?  Más mi pregunta es: “¿Cómo alguien puede resistirse a este Dios de Amor que quiso llevar tal sufrimiento para evitarnos a nosotros el sufrimiento?; ¿Cómo alguien puede rechazar hasta la muerte la transfusión de sangre que da la verdadera vida, que fue la sangre que Cristo derramó por su propio rescate?” “¿Cómo es que muchos preferirán experimentar ese martirio, antes de recibir la Gracia  de la mano de Jesús ahora?”

De hecho,  el significado del número 15 es justamente “Mano de Gracia” = Yod Hei (יה).  Como te he mostrado en los capítulos anteriores,  el número hebreo de cada capítulo del libro de Apocalipsis, encierra su significado. Lo interesante de este capítulo 15, es que este número, en teoría, representaría justamente ¡el nombre de Dios! YAH -Yo Soy,  traducido en nuestras Biblias como “El Señor”.

Lamentablemente, mas adelante descubriremos por qué los judíos no usan el número 15 como el nombre de Dios, pues ellos consideran el nombre de Dios ímpronunciable, por no romper su Ley.   De ello hablaré en el siguiente capítulo, mas algo que me parece fascinante es que  Dios puso su nombre en la corona de su creación, que es El Hombre y Su Costilla, la Mujer -al hombre le puso el Yod י  y a la Mujer le puso el Hei  ה, más  por causa de ese temor malentendido,  el nombre de Dios en la pareja adámica ha quedado oculto y aun no les ha sido revelado.  Veámoslo en la siguiente imagen, siguiendo los pictogramas de derecha a izquierda:

hombre y mujer

Los hebreos enseñan que el Yod es la letra de la masculinidad, del orden y de la lógica, y que la Hei es la letra de la feminidad, de la gracia y de la sabiduría.   La Biblia nos confirma que Sarai se convirtió en  Sarah  cuando Dios le agrego la Hey de Su nombre al nombre de ella,  así fue como ella dejo de ser  “dominante”, cuando Dios la convirtió en “princesa”, una figura de Su Iglesia – Su Novia;   sin embargo, Dios también le puso esta letra a Abram para convertirlo en Abraham,  “Padre de muchas naciones”;  quiere decir que la Gracia de Dios aún puede ayudar al hombre a cumplir su papel como Padre, y a la mujer la puede ayudar a dejar de dominante y a vivir su papel de “princesa amada”.

Este simbolismo no es invención humana,  pues está basado en el hebreo original, el cual es un idioma utilizado por Dios para esconder sus verdades  en los significados de cada palabra, de cada letra y de cada número, y será gloria de reyes descubrir sus secretos (Prov. 25:2).  Más, ¿qué tiene que ver el nombre de Dios o su mano de Gracia con este capítulo aparentemente tan trágico?

Fuimos hechos a imagen de Dios, y el secreto escondido en estas letras nos revela porque “varón y hembra nos creó”,  y por qué el hombre se uniría a su mujer y los dos serian una sola carne.  ¿Puedes ver por qué, amado(a)? Porque como los hebreos enseñan, en esta unión se encuentra la esencia y la imagen completa, perfecta de nuestro creador.  No es coincidencia que la Biblia comienza con matrimonio – Adán y Eva, y termina con matrimonio,  la unión de la iglesia a su novio, Jesucristo, como lo veremos al final de este libro.

Como lo vemos en la fotografía,  cuando la Yod es removida del hombre, o la Hey de la mujer, el resultado es la palabra hebrea “Esh”  que significa “fuego”.   Este simbolismo nos demuestra lo que estamos experimentando en el mundo de hoy,  que cuando el hombre o la mujer renuncian a sus respectivos atributos divinos,  tenemos como resultado “fuego”,  desorden, conflictos y mucho dolor;    la sociedad se vuelve disfuncional por la ausencia de padres o de madres  que se identifiquen con  la imagen plena de su creador, los hijos sufren, la creación gime.

El próximo mensaje te mostrare algo que te ayudara a llegar a tu propia conclusión.

Shalom

Rev. Feb. 2020